Marvin no se despega de su violín, a veces se le ve por las calles de Masaya tarareando melodías que luego cobran vida a través de las cuerdas y el arco de su instrumento.
A sus 23 años ya tiene mucho que contar sobre sus aventuras con el violín en mano, aunque todo comenzó en su infancia, cuando andaba involucrado en actividades extracurriculares y se dio cuenta que lo suyo no eran los deportes, sino la música.
“Como a los 10 años mi mama me metió en un equipo de béisbol, pero yo era súper malo, un día me decepcioné tanto y le dije que ya no quería seguir, que quería a lo mejor aprender algún instrumento, y un tío me dijo q aprendiera violín o guitarra, pero me recomendó más el violín pues era más especial, más raro y de ahí hasta hoy no he parado”, relata.
Marvin se siente afortunado pues cuenta con el apoyo total de su familia, quienes desde entonces lo han impulsado incondicionalmente. “Mis padres me apoyan cien por ciento, gracias a ellos estoy donde estoy a pesar de las dificultades económicas, creen en mi, están apostando todo para que yo pueda irme y hacer algo grande”, afirma.
Comenzó su aprendizaje formal con el violín en el Conservatorio de la Upoli con un profesor cubano, luego conoció a Johannes Kranz músico austriaco, que actualmente vive en Nicaragua, y quien resultó ser un pilar fundamental en su formación musical.
Fue así como se fue a estudiar música a Panamá y emprendió una gran aventura: anduvo de gira en México y Argentina con la banda panameña llamada Séptima Raíz. “Los conocí cuando estudiaba música en Panamá, el vocalista estudiaba conmigo”.
De todas las experiencias que le enorgullecen, el hecho de haberse ganado una beca para estudiar un curso de verano en Berklee, es de lo más destacado. A través del Panamá Jazz Festival, en donde aprovechó que se podían hacer audiciones. “Eran 10 minutos para tocar y estaba nervioso, las piernas me temblaban, pero a los 2 o 3 compases todo fluyó. En ese momento no me percaté de los rostros por los nervios, estaba en lo mío, al final de la pieza me aplaudieron, yo había llevado un pedal para guitarra y lo usé con mi violín creo que les gustó eso”.
Marvin aun recuerda las aulas, las clases estrictas y estar rodeado de gente de todo el mundo, una combinación de culturas en una sola clase, en donde él era el único nicaragüense. Al final del curso, tuvo la oportunidad de volver a hacer audición para ver si las puertas de Berklee se le abrían con una carrera y así fue. Ahora en septiembre su aventura durará casi 5 años estudiando una carrera enfocada en la interpretación del violín en la música contemporánea.
Luego de sus inicios con Café del Parque y después de todo esta emocionante sucesión de eventos, decidió plasmar sus ideas en un disco y buscar colaboraciones que le permitan explorar nuevos elementos. Ahora está grabando como solista un disco de 6 canciones propias, instrumentales, con un par donde incursiona en el canto. Su tema más reciente “CM106” fue lanzado en diciembre del año pasado y cuenta con la colaboración de Mía Marce en los coros.
Cabe destacar que en su faceta como músico estudiado compone, pero no quiere enfocarse en eso como carrera, le interesa más el estudio del instrumento, unido a la creatividad y la improvisación, y es aquí en donde se inspira con su disco. “Lo pienso dejar lanzado antes de irme, como en agosto, con una gira para promocionarlo”.
Violín Galáctico, es la primera rola que hizo, el nombre viene porque “las melodías y los tiempos no son convencionales” y tanto le gustó que ha pensado en ponerle así al álbum, pero aún no está seguro. “El disco tiene de todo un poco, a veces parece triste y nostálgico, pero traté de que una canción no se parezca a la otra. Es difícil tratar de que cada una fluya distinto y esa es la intención. El protagonista es el violín”, afirma.
De acuerdo a sus planes a futuro la meta es “tocar por todo el mundo y compartir lo que he aprendido en mi país, fundar una escuela de jazz”. Y si le preguntan ¿Por qué el violín? Ésta es su respuesta: “El sonido me enamoró. Hay muchas posibilidades de experimentar con él, sentí una conexión especial, es como si fuera un brazo, una extensión mía».
Chavalo talentoso. Me encanta lo he visto un par de veces. Buena entrevista Malva. Por la buena misica. Adelante Marvin.