Para los padres de hoy en día continúa siendo un trabajo complejo proponer nuevos modelos y desbaratar estereotipos o modelos de crianza que están muy arraigados en nuestra sociedad.
Asimismo, para muchos otros es tan fácil repetir el círculo vicioso de abandonar o establecer una postura violenta, represiva y dominante; donde la serpiente continúa mordiéndose la cola, de generación en generación.
«Como papá el tema recurrente es que estamos los padres y madres y luego está el entorno, con mi hija, por ejemplo, veo cómo se influencia de anuncios o sus compañeras/os de clase. Entonces lo que trato de hacer es no fomentar los estereotipos y tratar de ser consciente tanto en el discurso y en la práctica», expresa Alberto Sánchez, escritor nicaragüense, quien tiene una hija de 6 años y un hijo de 14.
Entonces es ahí donde la misión tiene doble propósito, ya no basta criar a las hijas/os para que sean personas de bien, sino que también es necesario que tanto las madres como los padres construyan una vía alternativa, sólida y constante ante las estructuras mediáticas e interactivas que moldean e impulsan posturas masificadas, aunadas a prejuicios e ideales intransigentes.
Para Alberto la comunicación debe ser proactiva. Es decir, crear los espacios para que se den esas «buenas pláticas», al ver un anuncio de televisión sexista, al ver los memes en las redes sociales, al leer un cuento, etc. «Tratar que esas charlas no sean sermones o conlleven a una actitud poco afectiva, sino que más bien abran posibilidades para que cuestionen y les genere curiosidad sobre el asunto», afirma.
También considera que otro factor clave es realizar actividades o dar ejemplos que vayan rompiendo con los modelos y desarrolle roles más abiertos, que permitan otras experiencias, como proponer juegos que típicamente no se jugarían con niñas o niños. «Una buena parte de la construcción social tiene que ver con las referencias que vos ves. Llorar o lavar los pañales o usar una camisa rosada no implica nada. El tema de las masculinidades construidas también es algo con lo cual toca luchar porque es bien fuerte y es ahí donde uno como padre puede modelar un poco, yo creo mucho en el modelaje», asevera.
¿Qué juguete debe tener una niña? o ¿cómo debería vestirse un niño? son preguntas que van implícitas en muchos roles de crianza y que determinan todo un plan de vida encasillado de acuerdo al género de la persona.
Al respecto, Franklin Barrios, baterista y comunicador social, cree que su pequeña hija puede jugar o aprender lo que le haga feliz y en eso justamente él quisiera que la música signifique algo para ella. «Yo no le digo con qué tiene que jugar, de hecho le gusta tocar mi batería y a mi me gustaría que sea una baterista, sobre todo para ir rompiendo con esa idea de que es un instrumento solo para hombres», comenta.
Desde siempre él ha creído que el apoyo es fundamental para que los prejuicios no socaven cualquier iniciativa que pueda tener. «Hay gente que tiene prejuicios y hay que respetar la opinión de cada quien, pero para mí lo importante es apoyar a mi hija en cualquier decisión, por mucho que vaya en contra de estereotipos establecidos, lo que importa es la plenitud de tu hijo o hija», argumenta.
Por su parte, Rodrigo Castro, músico y productor, le da mucha importancia al hecho de recordar su propia niñez y que a través del viaje paternal con su hijo de 2 años logra notar coas que antes no. «Hay que recordarse a sí mismo que uno también fue niño, a veces lo miro y quisiera saber en qué está pensando y medio uno empieza a acordarse cómo era cuando tenías esa edad, porque a uno eso se le olvida fácilmente», cuenta.
Castro opina que dar el ejemplo es el principal paso para romper estereotipos. Aunque para él no hay una mezcla mágica para lograr que «te hagan caso a lo que aconsejás», simplemente hay que darles la libertad de elegir sin prejuicios ni ideas encasilladas. «Simplemente cruzás los dedos, vos podés guiar, pero son personas completamente independientes de uno. Entonces solo pedís que tomen sus propias decisiones, que desarrollen criterio propio, mientras que nosotros siempre le apoyaremos».
El terror a las alturas que tiene Iván Espino es lo suficientemente fuerte como para no imaginarse que su única hija llegaría a ser piloto. Sin embargo, él y su esposa le han dado un apoyo incondicional a Anielka, quien ha logrado cumplir lo que se propone.
«Dejen que sus hijos/as decidan, uno no puede incidir en alguien si sus ideas son otras, hay que dejarlos que vuelen, y acompañar o aconsejar. Yo por ejemplo, siempre estaba atento de qué era lo que a ella le gustaba más. Recuerdo que le llevaba vestidos de regalo y ella prefería usar jeans y tenis para ir a jugar fútbol o con carritos, entonces se le compraba lo que a ella le hacía sentir bien. La gente puede decir ‘pero si eso es de niños’ y yo creo que ella debe jugar lo que le guste, si le gustan los aviones, carritos y el fútbol, pues eso será lo que juegue», expresa Iván, quien anda la foto de su hija en uniforme de piloto como fondo de pantalla y «a todo mundo le cuenta que su hija estudia aviación», según cuenta Anielka.
Ricardo Wheelock, músico y productor y padre de un niño de 2 años, nos menciona otro aspecto que hay que tomar en cuenta a la hora de cambiar esquemas y es el hecho de crear un ambiente fluido en donde las tareas o los roles no indiquen un patrón a seguir que condicione ideas. «Los roles establecidos no funcionan, hay que romper patrones, dividirse roles, apoyarse. Además eso de determinar ciertos juguetes o ropa o gustos de cualquier tipo, no va a pasar con mi hijo. Él va a decidir y estaremos ahí para él», afirma.
Wheelock cree que no es solo dar el ejemplo como padre, sino también ambos, madre y padre, deben crear una buena relación de amistad entre sí para que sea más fluido despojarse de prejuicios y estereotipos en la crianza, «por ejemplo, si hay amistad auténtica, la solidaridad y echar una mano cuando el otro esta cargado, se da de manera natural», agrega.