Si mi cuerpo fuese Nicaragua. Mi lado derecho sería el pacífico y mi lado izquierdo el caribe, ahí donde tengo el corazón y la mitad de otros órganos.
Hace 11 años fui testigo de un pueblo con raíces, autóctono, histórico aunque eso les cueste exclusión.
Percibí a Bluefields como una partecita del Caribe. Había algo dentro que ardía y se sentía atraída por esa fuerza ancestral. Y que no me digan que eran los hombres porque no fue así, no conocí ninguno (esa vez). Bluefields en representación de la RAAS, con sus etnias Creoles como predominantes, sus gestos, su idioma, su fuerza, su presencia.
Algunas casas de tambo, pero la mayoría de concreto como consecuencia de la devastación vivida con el Huracán Juana. Construcciones con influencia inglesa se presentaban como reflejo de otro mundo dentro de Nicaragua. Pero el centenario significaba que Bluefields había sido elevada a ciudad, ya con más concreto en las calles, más empresas, más presencia de la globalización. Tiene algo común con Managua: un reservorio maravilloso de agua contaminada en su alrededor.
Años después conocí Bilwi. Calles con tierra roja, casas de tambo en todos sus estilos. La etnia miskita con su presencia humilde en diferentes entornos. Pude ver una ciudad más dispersa, terrenos más amplios, el mar azul que se muestra imponente a la orilla de la ciudad.
La etnia mestiza es también parte importante del Caribe, hay personas costeñas que hablan español, otros se ven obligados a aprender español. Yo soy una mestiza pero no nací en el Caribe. A los mestizos les llaman “paña”.
El problema de Nicaragua es que hemos convertido a nuestra Costa Caribe en un destino turístico, en un destino exótico, un destino que gran parte de la población no conoce. Muchas personas del pacífico no conocen ninguna de las regiones autónomas y tristemente muchos caribeños a fuerza tienen que conocer el pacífico porque migran buscando empleos.
Mucha gente se ha regresado del Caribe con un sabor agridulce, viajan al Caribe buscando lo que ven en la televisión: Sabor costeño, bailes y comidas típicas. Luego al ver tanta riqueza cultural pero tanta pobreza estructural quedan confundidos. El Caribe representa la mitad del territorio, alberga los mayores recursos naturales e hídricos pero está siendo saqueado.
No hay agua potable saludable, se sobrevive de pozos que cada persona debe hacer en su casa, el desempleo, la pobreza y violencia no son herencias culturales, son resultado de la exclusión de la que somos participes todas y todos. Cuando señalamos al creole que anda en Managua, cuando se burlan del miskito, cuando se acuerdan del Caribe solo para hablar del palo de mayo.
Muy poca gente entiende que el Caribe no solo es Bluefields, Corn Island, Laguna de Perlas y Bilwi. No saben de: Desembocadura de la Cruz de Río Grande, El Ayote, El Rama, El Tortuguero, Kukra Hill, Muelle de los Bueyes, Nueva Guinea, Paiwas, Bonanza Prinzapolka, Rosita, Siuna, Waslala, Waspam y ni hablar de sus comunidades.
Y si usted va una vez a esos lugares y experimenta lo que cuesta tanto física y económicamente viajar, solo piense que la gente debe hacerlo siempre no solo una vez, como un viaje turístico.
Al trasladarme a vivir en el Caribe, vivir la vida cotidiana en Bluefields, Bilwi y Waspam me ha dejado un sabor a Nicaragua, no a pacífico ni a Caribe. Quisiera que fuese de estricto cumplimiento conocer su caribe antes de cualquier otro país, que vivieran lo que significa estar en un territorio que ve pasar y explotar sus riquezas. Que comprendan que tanta exclusión empuja a un pueblo a perder deseo y autoridad para confiar en un gobierno que legisla para el pacífico, que las drogas y la violencia no nacieron con el Caribe, fueron creadas, son resultado de la exclusión del que todas y todos somos cómplices.
Que es difícil para una persona acá conocer otros tipos de alimentos, irse a otro departamento a bailar por una noche, que faltan centros de entretenimiento comercial y cultural, faltan bibliotecas, falta reconstrucción de centros históricos.
Y sin embargo, he conocido gente tan capaz y tan consciente. La Costa Caribe está llena de heroísmos cotidianos, Proyectos que luchan por la revitalización cultural.
Encuentro personas que todos los días se levantan y trabajan, que en la calle hay más gente caminando que en vehículos, que una sonrisa o saludo de buenos días nunca te hace falta.
Si usted vuelve a escuchar una persona que juzga y excluye sin comprender y sin conocer la realidad y luchas del pueblo Caribeño y no lo defiende: no se llame nicaragüense llámese solo del pacífico.
Si usted cada vez que escucha de un proyecto de wifi gratuito, de agua, de alimentación, de escuelas, de educación y no exige que se realice también en el Caribe, no se llame nicaragüense llámese solo del pacífico.
>Blog compartido por Kenia Regina Sánchez
Fotografía por Lineth Marquez