Estoy convencido que nunca he conocido a un genio, supongo que deben ser personas complicada y con un temperamento fuerte, probablemente con asperger o algún síndrome que los hunda en sus pensamientos más profundos. A veces he leído que Madonna es una genio, o Beyoncé, o Kanye West.
Me causa gracia porque pueden ser personas muy talentosas pero están a años luz de lo que realmente es ser un genio, es como devaluar la palabra y no entender todo lo que conlleva.
Alguna vez pensé que la figura del genio musical no era más que un mito y que con el debido entrenamiento era posible alcanzar esos grandes niveles. Bahm! Nop. Son reales y extremadamente escasos, muy raros y apenas presentes en la historia de la música: Bach, Handel, Beethoven, Miles Davis, Coltrane e indudablemente el enorme Mozart.
Joannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart (Salzburgo, 27 de enero de 1756-Viena, 5 de diciembre de 1791), mejor conocido como Wolfgang Amadeus Mozart, según cuenta la historia, era un tipo normal cuyo genio estaba ligado a una psicología estable. Su prodigio era verdaderamente genuino, algo rarísimo, uno cada 100 años, o 200, quién sabe.
Estamos hablando de una persona que a los tres años ya tocaba el clavicordio –con unas manos que apenas alcanzaban algo más de media octava– y a los cinco bosquejó su primer concierto para piano. Obviamente tuvo un padre ideal que lo instruyó desde temprano en la música, pero su enorme talento era innegable.
En el momento de su temprana muerte, el 5 de diciembre de 1791, a los 35 años, Mozart había escrito 626 composiciones, incluyendo 23 óperas, 20 misas, 49 sinfonías, 66 arias, 27 conciertos para piano y un largo etcétera de otras obras musicales.
Mozart aparece hoy como uno de los más grandes genios musicales de la historia. Fue un excelente pianista, organista, violinista, director y un destacado improvizador en sus conciertos y recitales.Los rasgos del estilo clásico están presentes en toda su obra: la claridad, el equilibrio y la transparencia son todos sellos de su trabajo.
Más importante es la influencia que Mozart ejerció sobre los compositores de generaciones posteriores que se prolonga hasta nuestros días. Con su muerte y el aumento de su reputación, el estudio de sus partituras se convirtióen un elemento en común en la educación de los músicos.
Beethoven, catorce años más joven que Mozart, valoró y fue influido profundamente por las obras de éste, al que conoció cuando era un adolescente. Éste interpretó las óperas de Mozart y viajó a Viena para estudiar con él. Algunas obras de Beethoven son comparables directamente con las obras de Mozart.
Varios compositores han rendido homenaje a Mozart componiendo conjuntos de variaciones sobre sus temas. Beethoven escribió cuatro conjuntos (Op. 66, WoO 28, WoO 40 y WoO 46). Otros ejemplos son las Variaciones para piano y orquesta Op. 2 de Frédéric Chopin sobre “Là ci darem la mano” de Don Giovanni (1827) y las Variaciones y fuga sobre un tema de Mozart de Max Reger (1914), basado en la Sonata para piano n.º 11 KV 331. Piotr Ilich Chaikovski compuso su Suite orquestal n.º 4 en sol, llamada “Mozartiana” (1887), como un tributo al compositor.
Durante los últimos dos meses me he dedicado a estudiar su Misa de Réquiem, de la cual formaré parte del coro como tenor. Estoy maravillado, perplejo y obsesionado. Me llega profundamente al corazón y aflora mi sensibilidad al extremo. He llorado al escucharla, estudiarla y analizarla.
La sufro y la gozo. Nunca había sentido tanta sensibilidad expuesta en una obra. La primera vez que supe de esta obra fue gracias a la película“Amadeus” de Miloš Forman (película que recomiendo ampliamente), que aunque carece de fundamento histórico ha sido un acercamiento al compositor para muchas personas.
Vale la pena recordar que su intención nunca fue ofrecer una biografía o documental sobre la vida de Mozart; por el contrario, la idea era crear una fantasía basada en un mito popular en los siglos XVIII y XIX (Mozart vs. Salieri) para así presentar el verdadero tema de la obra: el hombre en contra de Dios. Sus últimas escenas narran la composición del Réquiem, que en efecto fue lo último que escribió Mozart durante su vida.
Este jueves 6 de abril la obra se presentará en el Teatro Nacional Rubén Darío con la Orquesta Juvenil Rubén Darío y la Schola Cantorum Rubén Darío con la dirección de Manuel Aybar con músicos de Nicaragua y Costa Rica. Una obra que tiene tanta vigencia e importancia para el mundo 226 años después.