El abuso sexual, la violación y el acoso, son expresiones de la violencia machista que ocurren en un marco de relaciones desiguales de poder, afectando principalmente a niñas, niños, adolescentes y mujeres, así como a los cuerpos que desde un imaginario sexista y misógino, son feminizados.
El feminismo como teoría crítica y acción política, ha hecho posible nombrar, visibilizar y denunciar los delitos sexuales, desmitificando así, pensamientos que justifican a los agresores sexuales y que culpabilizan a las víctimas.
Mujeres encabezan peritajes de delitos sexuales
De acuerdo al Observatorio sobre los derechos humanos de la niñez y la adolescencia nicaragüense de CODENI, a nivel centroamericano Nicaragua ocupa la segunda posición de los países con el mayor índice tasas de denuncias por delitos sexuales.
Auscultando las estadísticas del año 2016, que proporciona el Instituto de Medicina Legal (IML), relacionadas a peritajes médico-legales en la investigación de delitos contra la libertad e integridad sexual en Nicaragua, se refleja que son las mujeres quienes en mayor índice están siendo víctimas de delitos sexuales.
De 4 mil 941 peritajes registrados durante el 2016, 4 mil 296 de fueron mujeres, correspondiendo a un 87% y 645 son hombres, siendo un 13%. Cabe mencionar que en estas estadísticas no se incluyen a aquellas personas que desde el miedo, la vergüenza, amenazas, la culpa o la poca credibilidad en operadores de justicia, no han denunciado a sus agresores sexuales.
Rita Laura Segato (2010) al estudiar la estructura de género y el mandato de la violación en su libro “Las estructuras elementales de la violencia”, nos proporciona elementos valiosos para comprender por qué son los cuerpos de las mujeres quienes mayormente sufren de esta forma de dominación patriarcal.
Esta autora arguye que la violación puede ocurrir “como castigo o venganza contra una mujer genérica que salió de su lugar, esto es, de su posición subordinada y ostensiblemente tutelada en un sistema de estatus” (p. 31). En este sentido, desde la mirada de Segato “la violación se percibe como un acto disciplinador y vengador (…) la violación es además un castigo y el violador, en su concepción, un moralizador” (p. 31).
Precisamente en el mes de octubre 2016 un titular de La Prensa decía “Mata a joven porque no quiso sexo”, y muy similar en noviembre de 2017, así presentó Acción 10 una noticia sobre femicidio “Militar mata a su novia por negarse a tener relaciones sexuales con él”. Estas noticias revelan ese carácter “disciplinador y vengador” del que habla Segato que está presente en los imaginarios de los agresores sexuales. Cabe destacar que ambos titulares no buscan sensibilizar frente la gravedad de esta forma de violencia machista, sino más bien, recurren a la justificación de los femicidas, constituyendo esto lo que la misma Segato nombra como la pedagogía de la crueldad reproducida por los medios de comunicación.
Niñas, niños y adolescentes las principales víctimas del abuso sexual
Al desagregar las edades de las víctimas de abuso sexual, se encuentra que son niñas y adolescentes quienes encabezan las estadísticas en peritajes de abuso sexual del IML, a como vemos a continuación: 0 a 12 años 1 mil 991 (443 hombres y 1548 mujeres); 13 a 17 años 2 mil 142 (131 hombres y 2011 mujeres); 18 a 22 años 297 (26 hombres y 271 mujeres); 23 a 59 años 469 (hombres 43 y 453 mujeres); 60 años a más 15 (2 hombres y 13 mujeres).
El hecho que sean niñas, niños y adolescentes quienes ocupan el mayor registro de peritajes, revela que el estatus es un elemento predominante en esta problemática. Desde los lentes de Segato, el control y sometimiento es “derivado de un pensamiento regido por el estatus” (p. 29) donde “el polo jerárquico se constituye y realiza justamente a expensas de la subordinación del otro” (p. 31). Las personas adultas y que gozan de los privilegios del estatus –edad, poder económico, poder religioso, poder político, etc.- se aprovechan de la vulnerabilidad que suponen las personas a quienes deberían garantizarles condiciones de protección, seguridad y libertad, en este caso, niñas, niños y adolescentes.
En esta misma línea Segato agrega que la violación es “(…) el derecho natural de apropiación del cuerpo femenino cuando se le percibe en condiciones de desprotección, vale decir, el afloramiento de un estado de naturaleza” (p. 31). Solo en Nicaragua, en los últimos 10 años, más de 16 mil niñas menores de 14 años han sido víctimas de violencia sexual y han sobrellevado embarazos impuestos a consecuencia de la violación.
Hombres predominan como agresores sexuales
Segato afirma que la violación como mandato masculino puede presentarse “como una demostración de fuerza y virilidad ante una comunidad de pares, con el objetivo de garantizar o preservar un lugar entre ellos probándoles que tiene una competencia sexual y física (…) se trata más de la exhibición de la sexualidad como capacidad viril y violenta que de la búsqueda de placer” (p. 33).
Retomando las estadísticas del IML, y asociándolo con lo que refiere Segato, son conocidos, novios y familiares quienes en mayor índice resultan ser los agresores sexuales. Esta información además hace contrapeso al mito que los hogares son los lugares más seguros para niñas, niños y adolescentes. También este dato evidencia que son hombres quienes predominan como agresores sexuales.
A quienes denuncian las víctimas como abusadores sexuales son: conocidos 39.1%, novio 16%, otro familiar 12%, ninguno 9%, padrastro 6.5%, padre 4.1%, pareja 3.1%, expareja 1.3%, exnovio 0.5 %.
Queda mucho por hacer
El modelo hegemónico de masculinidad instaurado en el imaginario social colectivo requiere ser cuestionado y transformado. Como lo dice la campaña “Ser violento te hace menos” del Programa Feminista La Corriente “los hombres son los principales responsables de acabar con la violencia machista”.
El Estado, los medios de comunicación, los hombres y la sociedad en su conjunto, deben asumir compromisos para prevenir/erradicar todas las manifestaciones de la violencia machista.
La violencia sexual afecta día a día. Es una necesidad urgente que se reconozca el impacto de la cultura de violación instalada en Nicaragua, hacerlo visible daría más aristas para auscultar el abuso sexual, la violación y el acoso como problemas que afectan la dimensión de la integridad de niñas, niños, adolescentes y mujeres.
Los medios de comunicación tienen una deuda pendiente en cuanto a abordar de manera responsable esta problemática. Los delitos sexuales son una realidad. No se trata de hechos aislados ni de un espectáculo mediático, sino de una violación a los derechos de las mujeres.
Bibliografía
Anuario Estadístico 2016. Instituto de Medicina legal. Encontrado en http://www.poderjudicial.gob.ni/pjupload/iml/pdf/Anuario_2016.pdf el 18/08/20017
Cada día abusan de 4 niñas en Nicaragua, según estudio. Encontrado en: http://www.laprensa.com.ni/2016/10/26/nacionales/2123318-cada-dia-abusan-de-4-ninas-segun-estudio el 15/01/2017
Mata a joven porque no quiso sexo. Encontrado en http://www.laprensa.com.ni/2016/10/14/nacionales/2117010-la-mato-porque-no-quiso-sexo el 15/01/2017
Militar mata a su novia por negarse a tener relaciones sexuales con él. Encontrado en http://www.canal10.com.ni/accion-10/militar-mata-a-su-novia-por-negarse-a-tener-relaciones-sexuales-con-el–33827 el 15/11/2017
Segato, Rita Laura (2010). Las estructuras elementales de la violencia. Encontrado en http://www.redfeminista-noviolenciaca.org/sites/default/files/documentos/SEGATO,%20Rita%20-%20Las%20estructuras%20elementales%20de%20la%20violencia.pdf el 15/01/2017
Violencia sexual. Encontrado en http://www.codeni.org.ni/dev/proteccion-especial/violencia-intrafamiliar/violencia-sexual/ el 15/01/2017