A propósito de que acabamos de celebrar el pasado 20 de octubre el día de acción por la despatologización de la transgeneridad, se me ocurrió esta vez escribir de lo trans dentro del movimiento LGBTI. Las mujeres trans y los chicos trans, son parte de los cuerpos que conforman la diversa y llamativa sigla LGBTI, misma que para muchas personas suena a trabalenguas, más que a colectivo de lucha por los derechos humanos.
Ellas, ellos, son de los sujetos que, a mi parecer, sufren las mayores secuelas de discriminación por parte de la sociedad (o suciedad como prefieran llamarle). A través de una transgresión que más allá del gusto sexual, involucra la transformación del género, estos sujetos políticos conforman esa parte de la diversidad que está asociada a lo “desquiciado” a lo “escandaloso” a lo que muchas personas, incluyendo activistas LGBTI suelen catalogar como “las vestidas que dejan en ridículo al movimiento”, cómo si la gran mayoría de ellos tomara en serio las apuestas políticas de la comunidad LGBTI en este país. Bueno, opinión muy personal.
Es importante destacar que detrás de ese rechazo a lo trans existe un evidente desprecio por lo femenino, pero existe por otro lado también, una total invisibilización de la transgeneridad masculina, de ésta nadie supo, nadie sabe, nadie dijo, ¿acaso no vemos a diario chicos trans relacionándose con el mundo?
Quiero aclarar que cuando nos referimos a transgeneridad femenina estamos hablando de una persona nacida con pene, pero que decide ser mujer (Conchita Wurst es una mujer trans) y cuando hablamos de transgeneridad masculina, nos referimos a una persona0 nacida con vulva, pero que decide ser hombre (Thomas Beatie es un hombre trans). Aclaro esto porque existe confusión al utilizar estos términos y referirnos a las personas trans y por lo general, lo que causamos por ignorar este tipo de temas es molestia en la interacción con ellas y ellos.
Quizá les parezca poco necesario tener claros estos conceptos sobre la identidad de género, pero es en realidad importante aclararlos, porque a través de la documentación sobre los mismos, combatimos al sujeto homosexual como único cuerpo político de la comunidad LGBTI. “La cochonada” a como suelen decir muchas personas (activistas y no activistas) para referirse a la comunidad, incluye a las personas bisexuales, lesbianas, intersex, trans y homosexuales.
La transgeneridad no es un asunto de trastorno mental, es en realidad una opción política y una apropiación radical del cuerpo que visibiliza y demuestra que tenemos capacidad y autonomía para transformarlo y/o modificarlo si es que así quisiéramos. Me emociona saber que existen personas que hacen caso omiso a las reglas sociales y toman valor para mostrarse al mundo tal cual se sienten.
En realidad las personas trans para mí representan nuestras/os compañeras/os mayores de lucha en el activismo por nuestros derechos humanos como comunidad, quienes sino ellas y ellos para manifestarse de manera permanente en resistencia frente al patriarcado y al binarismo de género a través de sus cuerpos.
Espero las reflexiones hayan provocado algún sentimiento en ustedes. Será hasta la próxima semana a propósito de que siempre hay algo de lo que escribir, aprender y reflexionar.
Escrito por Elvis G. Salvatierra