Desde niña Nebeyda ha jugado en equipos donde predominan hombres y ahora es con las Lobas de la UNAN que encontró su pasión por el rugby.
A sus 20 años está a punto de culminar sus estudios en la carrera de Literatura de la UNAN, mientras que en su tiempo libre se dedica por completo a jugar rugby.
Pero con el rugby no fue amor a primera vista, primero jugó fútbol y volibol, desde que tenía nuevo años y fue cuando entró a la universidad que quiso probar algo nuevo.
«Así comencé con el rugby. Llevo 4 años jugando y trato de destacarme, trato de ser mejor dentro de las mejores, todas tenemos distintas habilidades y nos enfocamos en sobresalir», cuenta Nebeyda quien es parte del equipo de su universidad llamado Lobas de la UNAN.
La posición de Nebeyda en un partido es de Fly-half, es la que distribuye el balón a las jugadoras y arma las jugadas, ordena las chicas rápidas, para alternar la velocidad con la fuerza.
Un momento memorable para ella fue cuando participó en los Juegos Centroamericanos porque optó por un puesto junto a 32 mujeres más y solo seleccionaron a 12.
«Traté de enfocarme en lo que estaba haciendo pero sin descuidar mis estudios, cumplí en lo más que podía, no solo entrenar con el equipo, sino individualmente salir a correr ir al gimnasio», recuerda.
Con el rugby Nebeyda quiere llegar a más mujeres para que se unan y hayan más equipos para que crezca la calidad a través de la competitividad.
«Quiero que la familia del rugby crezca y aquí no se necesita que seas una persona atlética o con experiencia, acá es cuestión de que tengás interés. Ojalá más mujeres jugaran rugby», comenta.
Por eso cuando obtuvo sus medallas, se dio cuenta que era el principio de algo mucho más grande para las mujeres deportistas en Nicaragua.
«Significaba que los marcadores han cambiado, hemos subido en el ranking, y eso permite que en los próximos partidos no nos vean como algo amistoso, sino que nos tomen en cuenta como un equipo serio», afirma.
Aunque en un comienzo a su familia no le gustaba que ella estuviera en el rugby, la primera vez que su mamá la vio jugar lo cambió todo.
«Desde ese partido me apoyan más, mi mamá me decía ‘jugás bien me siento alegre de verte cómo corrés, me siento orgullosa’ y eso hizo que cambiara su manera de ver las cosas», agrega.
En un futuro Nebeyda quiere combinar los deportes con la literatura, lee mucho sobre el rugby y otras ramas del deporte y su sueño es trabajar con la educación primaria y tener una pequeña academia donde fusione su carrera con el rugby.
«Pienso seguir en esto hasta que ya no pueda más, quisiera abrir un pequeño equipo en Masaya, pues actualmente solo hay 3 equipos de rugby femenino en Nicaragua.