El autismo es un tema del cual poco se habla, muchas personas que no están familiarizadas con este creen que es un problema social, pero en realidad tienen un origen neurológico; su término correcto es Trastornos en el Espectro del Autismo (TEA), por lo que abarca muchos aspectos.
«El autismo es una particularidad que se caracteriza fundamentalmente por un desarrollo limitado de las habilidades de comunicación e interacción social, y por un repertorio de intereses y actividades restringido, lo que resulta en un fuerte apego a la rutina», explica Joao López, sicólogo especializado en el área de necesidades educativas del TEA.
Cabe señalar que el desempeño de las personas bajo esta condición es totalmente diferente y se tiene pensado que hay personas con autismo que pueden desarrollarse satisfactoriamente en áreas específicas.
Asimismo, esi mportante destacar que esto no es una enfermedad y que no tiene cura, por lo tanto, como sociedad debemos encargarnos de crear espacios de inclusión para estas personas, y velar por sus derechos como seres humanos.
López comenta que la importancia está en hacer frente a esta realidad desde el área en la cual nos corresponde.
«Como madre/padre, educadores, amistades, proveedores de servicios, etc. manejar diferentes adecuaciones que podemos hacer para facilitarles el acceso y el uso de sus derechos y mejorar su calidad de vida. Evitar el estigma y discriminación, practicar más la empatía y el respeto hacia cualquier ser humano(a)», comenta.
Autismo en Nicaragua
Según López, en Nicaragua se han experimentado muchos avances, uno de ellos es que este tema se ha empezado a hablar y se tiene acceso a información sobre autismo.
«Existen muchos espacios que se vinculan al tema, que velan por atenciones integrales, grandes profesionales comprometidos con el mejoramiento de la calidad de vida y el acceso a derechos», expresa Joao.
Desafortunadamente el país no cuenta con una estadística exacta de cuántas personas con autismo hay, por lo que también López señala que para poder visualizar avances, sería recomendable actualizar estadísticas, de esta forma se podría garantizar el cumplimiento de sus derechos a cabalidad.
Identificar el autismo a temprana edad es importante
La importancia de identificar el autismo a temprana edad, ayuda no solo a la niñez, sino a sus familiares y entorno en general a interactuar de una manera más asertiva y empática.
Por otro lado, no siempre es fácil para la familia identificar por sí solos, sobre todo cuando no tienen mucha información al respecto.
Es por eso que es recomendable poner mucha atención a ciertas características que pueden indicar rasgos autistas.
«Por ejemplo, la atención sostenida es una de ellas, la falta de contacto visual con las personas, el desinterés en experiencias sociales, el fracaso para responder o mantener conversaciones, molestias con algunos estímulos sensoriales como el sonido, la luz, el tacto, falta total de expresión facial y de comunicación no verbal, dificultades para comprender y usar gestos, angustia elevada ante cambios pequeños en la dinámica diaria, fuerte vínculo hacia objetos específicos, a veces inusuales, entre otros¨ agrega López.
¿Cómo se le da seguimiento?
Según López, cada caso es diferente, hay personas que pueden requerir acompañamiento (terapia) temporal, mientras que en otros casos puede llegar a ser permanente.
«Facilitar los aspectos comunicacionales es de las prioridades principales, existen diversas técnicas y herramientas metodológicas que facilitan este aspecto para que la persona logre comunicar sobre todo sus necesidades y deseos, ya que estos déficit del lenguaje solo llevan a grandes niveles de frustración y por lo tanto afecta grandemente el área emocional de la persona», enfatiza.
Las personas con autismo requieren de una atención integral, bajo diversas disciplinas para garantizar que su día a día sea lo más estable posible.
López considera que este trabajo puede incluir especialistas en logopedagogía, neurología, psicología y psiquiatría infantil, terapeutas ocupacionales y cualquier ayuda externa que pretenda dar autonomía y autoregulación a las personas, acompañados evidentemente del trabajo diario en el núcleo familiar.
Un reto como sociedad
«Imaginate una persona que fue diagnosticada ya tarde y por lo tanto nunca se hicieron las adecuaciones necesarias ni una sensibilización al medio más cercano para disminuir el rechazo y la estigmatización, y como persona no entender por mucho tiempo las razones de tantos momentos de “fracaso”, sumado al maltrato de quienes piensan que sos diferente y te excluyen o hieren. Llega un punto en que no querés seguir aquí, que no crees en vos (…)», expresa Joao López.
Este tipo de situaciones te marcan y a la vez no queda más que reconocer la fuerza en estas personas que siguen adelante. «Son dignas de admiración, son sobrevivientes de un mundo que les ha dado la espalda», puntualiza López.
Lo mejor que podemos hacer es informarnos y actuar con empatía para evitar que estas personas se vean bajo situaciones hostiles que puedan llegar a empeorar su situación.
Cada persona bajo esta condición lo experimenta de diferente manera, hay personas que han tenido un cierto grado de incorporación, aun y con las dificultades adicionales que tenemos como sociedad, pero no siempre es así y es ahí el reto.