En esta pandemia las mujeres estamos más expuestas a la violencia machista y encima de eso nos echamos la culpa si nos golpean y abusan.
«En estos días debo andar mansita con él para que no se altere», «llevaré la fiesta en paz», nos decimos a cada rato y si no funciona significa que no fuimos ‘buenas’, que ‘no contestamos rápido’ o ‘se nos quemó el arroz’.
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Ahora esas mismas palabras se escuchan en la cuarentena con un peso mucho mayor de desamparo y vulnerabilidad.
El golpe, el grito y el abuso perpetúan nuestro rol en la sociedad, donde nos quieren mudas y sin fiereza, pero cada vez más fallan en el intento…
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«La pandemia no inventa ni aumenta la violencia»
La violación a los derechos humanos que ya enfrentábamos antes de la pandemia ahora se ve eclipsada detrás del impacto que el COVID-19 va a tener en la sociedad nicaragüense.
Ni el Estado, ni la empresa privada, ni las clases más acomodadas se están preocupando por la situación en la que se encuentran estas mujeres», afirma María Teresa Blandón, socióloga feminista.
Para María Teresa Blandón este golpe al país no solo se dará por las causas estructurales de la pobreza, el deterioro y las condiciones deplorables del sistema de salud, sino también por «la cultura de la violencia, la intolerancia, la falta de diálogo y de la violencia de Estado que viene a empeorar la situación».
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Asimismo, María Teresa hace énfasis en que esta situación no hace más que profundizar la discriminación que sufren las mujeres, sobre todo a las que les cuesta más hacerse escuchar.
«No es que la pandemia inventa o aumenta la violencia, es que esta problemática revela con mucha claridad lo que sufren las mujeres y sobre todo las más pobres, las mujeres negras o indígenas, las que viven en los barrios marginales de nuestras ciudades, las que tienen menos voz, recursos y menor reconocimiento social. Ellas son las más vulnerables».
64% de los casos de abuso sexual denunciados en niñas y adolescentes ocurren en sus hogares
Estar en casa reduce riesgos de contagio de COVID-19, pero no para todas las niñas significa estar más seguras.
Las medidas de distanciamiento social pueden implicar para miles de niñas un incremento en el riesgo de sufrir violencia sexual, al encontrarse en sus hogares aisladas con sus agresores.
Es por eso que las niñas y adolescentes tampoco tienen una manera de escapar de sus abusadores, ahora menos que antes cuando ya de por sí estaban atrapadas entre el abuso, la culpa y el yugo de un embarazo forzado.
La mayoría de los abusos que son denunciados han ocurrido en las casas de las víctimas. Debemos crear una relación de confianza con nuestras niñas para que ellas tengan el valor de decirnos cuando alguien intente agredirles.
En medio de esta crisis de salud global por el #COVID19, es necesario que nos aseguremos de que nunca más una niña sufra violencia sexual.
Si esto sucede, y una niña queda en embarazo, debemos protegerla y permitirle continuar con su proyecto de vida.
Un movimiento de mujeres que sacude las redes sociales
Hay muchas alertas rojas circulando en el mundo al respecto. En México, por ejemplo, se registró un aumento del 60% de las llamadas por violencia de género y las peticiones de asilo subieron un 30% según la Red Nacional de Refugios.
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En Colombia, la línea 155, que sirve para orientar y asesorar a mujeres víctimas de cualquier tipo de violencia machista, recibió un 91% más de llamadas que hace un año, según el Observatorio Colombiano de las Mujeres.
Sabemos que ni cuando por fin agarramos valor para hacer pública nuestra denuncia, logramos obtener justicia o apoyo.
Porque incluso no podemos confiar en las autoridades, cuando nos consta que la policía también abusa, viola y asesina.
Y si nuestras palabras no son ignoradas o minimizadas, se convierten en un documento más que ni siquiera se archiva como feminicidio, sino como «crimen pasional».
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En Managua Furiosa El Podcast hablamos con las chicas detrás de El Blog de la Denuncia, un espacio digital seguro y anónimo.
El grán número de denuncias permite que muchas mujeres pongan a temblar a este sistema machista y patriarcal que deja los casos de acoso, violencia y abuso sexual en la impunidad.
Cuando iniciaron en enero del 2020, recibían entre 5 y 7 denuncias por días. Actualmente esta cifra ha aumentado a por lo menos 50 denuncias.
Esta iniciativa cuenta con mujeres organizadas en Managua, Masaya y Costa Rica y tiene presencia en Facebook, Instagram, Twitter y Whatsapp.