Al igual que todos los años, Spotify sacó hace un mes la recopilación anual de toda la música que hemos escuchado en el año.
Mantener el tracking de mis reproducciones musicales ha sido una obsesión mía desde hace más de 10 años cuando abrí mi cuenta en last.fm, una aplicación que registra todas tus reproducciones de música de las diferentes plataformas de streaming.
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Este año mi década más escuchada fue la de los 70s, sobre todo porque he estado escuchando mucha música popular brasileña, desde Caetano Veloso a Novos Baianos.
Al comparar música de hace treinta o cuarenta años con la música contemporánea me ha hecho reflexionar sobre cómo las pequeñas (o grandes) imperfecciones musicales son cosa del pasado.
En las producciones de discos de antes de los años 90s con la entrada de Pro Tools y la producción musical digital no había forma de editar imperfecciones en la forma que se puede hoy en día.
Estos días he estado escuchando el último disco de Bad Bunny “El último tour del mundo” , y suena todo impecable, muy pulido y hasta robótico.
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Evidentemente él no canta así en la vida real, (la voz cantada tiene muchas imperfecciones de afinación, no se diga en un cantante de reggaetón) y el uso o abuso del autotune ya forma parte de la música contemporánea. Se ha convertido en una estética por sí misma.
Al escuchar música de otras décadas, como por ejemplo Led Zepellin, Queen, Elvis Presley, etc, encontramos el efecto humano del error, de la imperfección.
No todo puede sonar perfecto pues porque los músicos nos equivocamos a cada rato, tanto en el tiempo, en la afinación, en el fraseo, etc.
Sin embargo, en las últimas dos décadas todo suena impecable, el sonido mainstream cada vez suena más y más perfecto dado que es hecho o editado por computadoras.
Desde que existe la música grabada a finales del siglo XIX, hasta finales del siglo XX, las limitaciones tecnológicas en las técnicas de grabación musical hacía que grabar tomas que sonaran profesionales fueran relegadas a músicos con grandes habilidades de ejecución.
Y si había errores que no fueran obvios, o que no pudieran ser editados, las canciones se dejaban tal cual.
Eso hacía que la música fuera imperfecta, más como lo es el humano cuando habla, cuando se expresa, cuando siente, toca música y quiere compartirlo.
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Actualmente la imperfección en la música popular es irrelevante, ha pasado de moda. La mayoría de canciones que las personas consumen masivamente en Youtube o Spotify es música creada por un pequeño número de personas en computadoras accesible a una persona de clase media.
No tenés que preocuparte por tocar un poco fuera de tiempo, o cantar un poco desafinado, a como un siglo atrás los músicos se preocupaban, porque pues simplemente podés editar luego en la mezcla con un plug in que puede corregir todo de forma mágica.
Hay una reflexión filosófica al respecto, de ver hacia dónde se dirige la humanidad, y la música producida en estos años y los que están por venir.
En lo personal a mí me gustan las imperfecciones, me hacen sentir más humano y el hecho de equivocarme y exponerlo en una canción sin editarlo en sí es una posición artística.
Para más información sobre este tema escucha el podcast “Matando el Chivo”.
Donaldo Sevilla, conocido por su columna como El Melómano, es fundador del Centro de Estudios Musicales, para más información de los cursos que ofrecen seguilos en sus redes sociales.