Lejos queda la imagen de aquella casona estilo victoriano que hace cuarenta años funcionaba como un prostíbulo en el San José de los años ochenta. Hoy, Key Largo aspira a convertirse en el centro de una cultura para todos los costarricenses, centroamericanos y turistas.
Ubicada junto al Parque Morazán, esta casa construida a finales del siglo XIX, se ha convertido ahora en el lugar donde artistas de todas las disciplinas pueden compartir su obra a través de exposiciones, puestas en escena, conciertos, talleres, reuniones, conversatorios y otras actividades.
Francisco Murillo, músico y productor audiovisual de 43 años, destaca que el Centro Cultural Key Largo responde “a la necesidad desde el sector privado de poder solucionar algunos problemas del arte de Costa Rica, principalmente generar trabajo, generar ingresos y puestas en escena sostenidas que en el tiempo que puedan generar una sostenibilidad de los artistas”.
Y es también, urgente. Francisco explica que el centro de San José echa en falta una oferta cultural para todos: costarricenses y también turistas. “Alrededor del centro hay siete u ocho hoteles que no tienen una oferta cultural y la idea es que Key Largo, venga a suplir esa necesidad; que quienes visitan nuestro país puedan tener un lugar donde se les ofrece una cartera de espectáculos y experiencias artísticas en el corazón de San José”.
Arte para rato
Pero no todo está pensado en el visitante extranjero. Desde su inicio de operaciones el año pasado, el Centro Cultural Key Largo ha recibido a más de 20 mil personas.
“Nos dimos cuenta de que primero de todo la necesidad y urgencia que hay del pueblo costarricense de recibir cultura y tener lugares donde hacer cultura. “(Desde Key Largo) hay una clara intención de que estos espacios le pertenezcan a la gente, que no sea solo para un sector de la población, sino que niños, niñas, adolescentes, familias enteras pueden disfrutar de estas actividades”, cuenta Francisco.
El otro objetivo del centro es poder ofrecer espacios para los artistas que faciliten su bienestar y estén pensados en aportar a la producción artística.
Recuperar espacios
Desde que iniciaron operaciones y abrieron al público, el Centro Cultural Key Largo cambió su entorno.
“El lugar donde esta ubicado el centro cultural, al estar en el centro de San José, se ha vuelto un lugar bastante inseguro como sucede en las capitales del mundo. Pero con proyectos como este se cambia el transito a este espacio y la gente empieza a retomar el espacio, a confiar en estos lugares y se reconvierten en espacios de socialización, espacios seguros”, explica Francisco.
Oferta cultural y salas
El edificio de dos plantas cuenta con espacios que van modificándose de acuerdo a sus necesidades. En el primer piso está un restaurante, espacio y salones que pueden habilitarse para galerías, talleres y conversatorios. En el centro cuentan con un escenario que tiene un aforo para 70 personas y que puede desplegarse y adaptarse a la cantidad de artistas que se presentan.
En el segundo piso, cuenta con un teatro y una cafetería donde también se realizan conciertos en vivo, pero para públicos más pequeños.
Además, en los próximos dos años, se construirá un anfiteatro con capacidad para 250 personas.
A futuro
“El proyecto apenas está comenzando, estos años han sido para observar y medir las necesidades de los artistas y del público. De hecho, a partir del 2025 se tiene estipulada la inauguración oficial pese que ya estamos operando”, aclara Francisco.
Gracias a su experiencia como músico y productor y tras más de 20 años de trabajo, Francisco asumió con ilusión la tarea de ser el gestor cultural de Key Largo, pues cree en la necesidad de estos espacios.
“Estamos en un momento histórico donde necesitamos buscar soluciones urgentes para el sector artístico y este es uno para que artistas de la región puedan en unos años venir (a Key Largo) a tener residencias artísticas, crear en conjunto y que se establezca un cambio social importante a partir del impulso que puede generar el arte constante en el centro de la capital”, puntualiza.
La casa
La casa donde está ubicado el centro cultural fue declarado Patrimonio cultural en 1998 con unas características arquitectónicas únicas y ornamentos del estilo Victoriano, según la tendencia de la época.
Inicialmente fue la casa del empresario agrícola Víctor Manuel Herrán Bonilla, cuyas iniciales aún permanecen en el portón principal. Más tarde fue vendida al empresario cafetalero Óscar Rohrmoser. Su tercer dueño fue el comerciante Arnoldo Andre Wessel, quien en 1907 la vendió a Cecil Vernon Lindo Morales, comerciante bananero y alto funcionario de la United Fruit Company.
En 1941, fue vendida a Max Gurdián Rojas e Hijos S.A., empresa que la alquiló al Conservatorio de Música de la Universidad de Costa Rica, durante la década de 1950, hasta mediados de la de 1970. Luego la arrendó Roger Douglas Montgomery, quien instaló allí el bar Key Largo, nombre que permanece hasta ahora.