Escrito por Samantha Castro
Continuamos el recorrido por la labor de colectivas feministas guatemaltecas en la segunda entrega de este reportaje que presenta 11 agrupaciones de mujeres que han sido un ejemplo de gestión cultural, feminismo y creatividad.
La primera entrega aborda el trabajo que han venido haciendo colectivas como Mujeres, Las Poderosas Teatro y Actoras de Cambio. En esta ocasión nos enfocamos en el arte feminista y colectivo de Me Toca, Asociación Coincidir, Mujeres Ajchowen y Festivales Solidarios.
2009-2014: arte para la sanación, transformación e incidencia sociopolítica
MeToca
Tras recibir formación en el Centro del Teatro del Oprimidx en Río de Janeiro, Brasil, la actriz argentina Lorena Roffé y el clown y activista francés Stéphane Gué, fundaron MeToca (Multiplicación y Exploración del Teatro de las Oprimidas en Centroamérica) como parte de la organización activista Atz’anem K’oj de Guatemala en 2009.
Esta metodología fue creada por el director y pedagogo teatral brasileño Augusto Boal, posteriormente desarrollada por Bárbara Santos y practicantes en todo el mundo, entre ellos MeToca.
El grupo surge a partir de la necesidad de provocar cambios por medio del teatro y la metodología en mención. Por lo que, busca que las protagonistas de las obras sean también quienes atraviesan las problemáticas sociales, o al revés, cuando se quiere discutir una realidad, que sea por medio de quienes vivan dichos contextos. Por este motivo, el proyecto define su ocupación como una labor de activismo por medio del arte.
«El enfoque de lo que llamamos el Teatro de las Oprimidas, es el pensamiento sensible. Es decir, que a través del arte no le hablamos únicamente a la razón, sino que también le hablamos a ese pensamiento sensorial que puede ser provocado por otras cosas que no sean la palabra», explica Roffé.
A partir de 2013, el proyecto ha decidido centrarse en proyectos con enfoque de género, lo que les ha permitido, que, a lo largo de más de una década de trabajo, hayan colaborado con más de 70 grupos de la región.
“También buscamos dialogar mediante otros medios que no son únicamente la palabra y en eso hay una apuesta que es mucho más accesible y democrática, donde apostamos a que todas las personas podemos ser creativas y creadoras (…) Todas tenemos la capacidad de crear metáforas, imágenes, sonidos y poesía en movimientos que puedan transmitir”, precisa Roffé.
En Guatemala, MeToca a trabajado con la agrupación Nueva Sonrisa, integrada por mujeres con VIH, con la obra «Bufanda Roja», la cual fue presentada de 2009 a 2020. Asimismo, desde 2019, ha colaborado con la colectiva Mujeres con Capacidad de Soñar a Colores, grupo de mujeres con discapacidad situadas en Sololá, con la obra «Vernos Florecer».
Estos por mencionar algunas puestas en escena realizadas en el país, pues MeToca ha colaborado con distintas colectivas a nivel de Centroamérica.
Asociación Coincidir
En 2010, un grupo de activistas, profesionales y personas voluntarias a favor de los derechos de las infancias decide establecer Asociación Coincidir para incentivar la implementar acciones innovadoras y efectivas para transformar las realidades de la niñez y adolescencia.
Hasta la fecha, han puesto en marcha proyectos sostenibles en distintas comunidades de Jalapa y Chimaltenango.
Su acción se centra en la incidencia política por la educación sexual y reproductiva, la educación y los derechos de las infancias, con especial atención en las niñas.
No obstante, la asociación se apoya de prácticas artísticas como el teatro popular, el muralismo, la música y los zancos, por mencionar algunas. Como evidencia de esto, la organización ha impulsado la incidencia y acción política de las niñas a través de grupos como la Batucada de las Niñas y Cumbias para Luchar.
“Confiamos en que el arte realmente es una alternativa de expresión y de sanación para las niñas. Confiamos en la educación popular y que a través del aprendizaje lúdico las niñas puedan conocer su realidad y al mismo tiempo reflexionar y cambiarla”, comenta Diana Morales, coordinadora de la asociación.
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Las niñas de Coincidir, como mejor se les conoce, han salido a las calles en manifestaciones pacíficas para exigir el cumplimiento de sus derechos, denunciando la falta de mecanismos de atención de parte del Estado hacia la niñez. Asimismo, han llevado a cabo performances, murales, batucadas y demás acciones artísticas en el espacio público.
Mujeres Ajchowen
Mujeres Ajchowen nace como un espacio de sanación a través del arte dirigido a mujeres mayas de El Tablón, Sololá.
En 2011, esta iniciativa fue impulsada por Clara Alicia Sen Sipac, pues decidió reivindicar los saberes del del líder comunitario, fundador e investigador del grupo de música y danza maya Sotz’il, Leonardo Lisandro Guarcax, quien fue secuestrado, torturado y asesinado en 2010.
Actualmente, Ajchowen está compuesto por cuatro mujeres de origen kaqchikel y k’iche’. Ellas han liderado iniciativas como talleres de teatro relacionados con la cosmovisión y la espiritualidad maya.
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Así como la creación de espacios culturales, obras de teatro y monólogos para promover la identidad, derechos, cultura maya, los saberes ancestrales, la sanación y la defensa de la tierra y territorio.
“Nosotras estamos haciendo arte, no desde el feminismo, sino que lo estamos haciendo desde nuestras propias vivencias, desde nuestro propio sentir, desde las investigaciones y los diálogos sostenidos con nuestras abuelas y abuelos, desde la conexión espiritual con las energías, desde las realidades de otras mujeres en nuestros entornos, realidades que vemos acá en nuestras comunidades”, explica Sen.
De la misma manera, la colectiva se posiciona desde el activismo, pues conciben al arte como una herramienta política y de transformación. Algunos de sus montajes se titulan «Ixkik», «Ximonïk, (ataduras)», «Kajulew – Tierra y Territorio», «Kotz’ijan», entre otras. No obstante, también cuentan con monólogos. Estos pueden ser contemplados a través de las plataformas digitales de Mujeres Ajchowen.
Festivales Solidarios
Festivales Solidarios nació a partir de un grupo de artistas, comunicadores/as y periodistas que deciden organizarse mediante el arte y la gestión cultural a partir de la masacre de Alaska en 2012.
Desde ese entonces, han realizado más de 300 festivales autogestionados. De la misma manera, han llevado a cabo empapeladas, campañas de comunicación, murales, entre otras prácticas para fortalecer su lucha por los derechos humanos y de los pueblos originarios.
En la actualidad, trabajan con una espiral de temáticas en las que incluye la defensa del territorio, criminalización, prisión política, memoria histórica, migración, desplazamiento forzado y exilio.
Asimismo, sustentan sus demandas desde lo contrahegemónico, antifascista, anti-extractivista y decolonial. Sus espacios de acción abarcan el espacio público y el digital.
Festivales Solidarios sostiene que el arte tiene esencia política, por lo que buscan posicionarlo como “una herramienta fundamental de protesta, porque las expresiones culturales y artísticas han tenido siempre que ver con la historia del país, por condición de clase y por una cuestión histórica”, señala Lucía Ixchú, integrante y fundadora de la colectiva.
Su labor se realiza bajo el liderazgo de las mujeres indígenas que forman parte de la agrupación, aunque esta no se compone exclusivamente de mujeres. Es importante mencionar que su trabajo es transfronterizo, priorizando las voces y luchas de las comunidades originarias, dado a que parte de la agrupación se encuentra en el exilio.