“Las niñas son cada vez más incluidas en las actividades de los niños pero al mismo tiempo se produce un mayor menosprecio de las actitudes consideradas tradicionalmente femeninas (…) el modelo es el masculino, incluso en sus aspectos transgresores” Colomer, Teresa. Estudio: ‘A favor de las niñas: el sexismo en la literatura infantil y juvenil’.
La literatura infantil y juvenil, como cualquier manifestación cultural humana y comunicativa -para “bien” o para “mal”-, promueve o desacredita determinados modelos femeninos y masculinos.
El 8 de marzo es una fecha que nos permite recordar que la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres todavía es un asunto pendiente, a pesar de los avances que se han logrado en las últimas décadas gracias a la incidencia de parte de los grupos feministas que luchan por los derechos de todas las mujeres.
La década de los 70’s es conocida por los cambios sociales y de pensamiento que permitieron un contexto favorecedor para reevaluar la manera en la que mujeres, niñas o personajes femeninos eran representados en la literatura infantil y juvenil.
En el marco de esta fecha comparto algunos aspectos que espero puedan tomar en cuenta a la hora de elegir o valorar un cuento infantil. Es más fácil ver el sexismo en cuentos clásicos pero ¿qué preguntas nos podemos hacer para identificar el sexismo en cuentos de reciente publicación?:
¿Una cuestión de gustos?
“(…) es que este libro es más para niñas y este otro le gustaría más a un niño”
Seguro en más de alguna ocasión habrán escuchado una expresión así e incluso (posiblemente) pueden estar de acuerdo. La cuestión está en evaluar la naturaleza de los valores que se proponen para ambos sexos. Sería oportuno -más bien- preguntarnos ¿qué le dice este libro a una niña (o a un niño) de ella misma (o de él mismo)? o bien cuestionarnos: Si esta acción la realizara un niño (en vez de una niña y viceversa) ¿lo vería de manera diferente? ¿me resultaría más “normal”?
En cuanto a los gustos: podemos creer que hay cosas que se avalan en la “naturaleza” del niño o la niña, sin embargo ningún cuerpo nace desnudo y desde que se sabe el sexo de un bebé se le arropa y asocia con determinadas actitudes según su biología.
Protagonismo de “verdad”
“(…) pero hay muchos personajes femeninos en la literatura infantil y juvenil ¡sí algunas hasta son protagonistas!”
Según datos del Departamento de Procesos Técnicos de la Biblioteca Nacional Rubén Darío, aproximadamente de cada 5 libros de literatura infantil nicaragüense, sólo 1.7 son de autoría de mujeres (escritora o bien ilustradora).
Pero incluso si olvidamos esta disparidad, el asunto no se reduce a cuantas mujeres están detrás de la pluma de manera profesional, también es importante ver como los personajes femeninos siguen siendo representados en la literatura infantil y juvenil.
Algunas preguntas que te pueden ayudar a ver la naturaleza de un personaje femenino (o masculino) son: ¿A qué se dedica? Cuando toma desiciones ¿en que espacio lo hace? ¿en un espacio íntimo o público? ¿Qué cualidades se le asignan? ¿Qué función cumple en la historia?.
Tampoco se trata de renegar de lo femenino en la literatura, eso sería simplemente invertir los roles de género, en vez de cuestionarlos. Si alguna de las preguntas que propone el artículo te hizo resonancia, podés tomarlas en cuenta a la hora de elegir un libro infantil, o bien para analizar cualquier manifestación artística o comunicacional, para descifrar la manera en la que te describen (ya seas hombre o mujer).
Si te gustó este tema podés leer: ‘A favor de las niñas: el sexismo en la literatura infantil y juvenil’ (Teresa Colomer) y ‘Princesitas con Tatuaje: Las nuevas caras del sexismo en la ficción juvenil’ (Teresa Colormer e Isabel Olid).
Algunas niñas en la LIJ:
Pippi Longstocking de Astrid Lindgren, es una niña de 9 años. No es simplemente la niña más fuerte de todas: es una niña con fuerza sobrehumana (que no es lo mismo que lo primero). De andar desprolijo y desenfadado, Pippi des-problematiza la soledad y la independencia para las mujeres y cuestiona el adultismo.
Mafalda de Quino, es una niña que odia la sopa. A parte de la cercanía que genera el “vos”, se retratan desde una mirada genuina e infantil temas “difíciles” como las diferencias sociales, el clasismo y la política. La habilidad con la que esta niña habla de cosas tan peliagudas, retratan la inteligencia tan propia de la infancia pero muchas veces invisibilizada.
Escrito por Lula Mayorga