Siempre podés ver a Karol Solórzano los sábados en el centro cultural Pablo Antonio Cuadra de la librería Hispamer hilvanando los sueños y alegrías de los niños con sus cuentos que entre los clásicos y la realidad en que vivimos logra crear historias que conlleven a una reflexión. En Managua Furiosa tuvimos la oportunidad de conocer más detalles sobre este noble y gratificante labor.
Karol estudió 4 años de psicología general en la UCA, en seguida se enamoró del teatro, dejó la psicología y entró a la Escuela Nacional de Teatro. Ahí estudió y logró un diplomado de teatro infantil, también hizo un curso en el Teatro Justo Rufino Garay y formó parte de la compañía de teatro Las Hijas del Maíz con la cual se ha presentado en varios departamentos del país así como en Costa Rica, El Salvador y en México en el Festival Internacional de Teatro Cabaret.
¿Cómo comenzaste a contar cuentos?
Mi mama desde pequeña me despertó la inquietud de escuchar cuentos, ella tenia la cualidad de crearme un mundo de ilusiones y de fantasías para de esta forma poder responder a mis tareas escolares de una manera más agradable, luego en mi juventud continúe cultivando el interés y el afán de escuchar cuentos y contarlos a través de mis juegos con mis amigas, de manera que cuando decidí ser madre trasladé mi experiencia a mis hijos haciendo que ellos tuvieran la cualidad de escuchar y hacer su propios cuentos.
¿A quiénes van dirigidos tus cuentos?
A los niños, pues son la esperanza de una nueva nación, prepararlos como hombre y mujeres de bien, respetuosas, amantes de la naturaleza, de las personas, conocedores de sus derechos, pero especialmente de la lectura y el desarrollo de su expresión oral para que ellos tengan una mejor comunicación como elemento clave para el desarrollo de una mejor sociedad.
¿Qué experiencia bonita has tenido?
Recuerdo que una de las primeras veces que enseñaba a unas maestras de primaria a fomentar la lectura lúdicamente a niños de preescolar ella me dijo que cuando yo leía la hacía “soñar” y que si a ella le hubieran enseñado a hacerlo así de precioso seguramente sus alumnos le estaría muy agradecidos; otra de las experiencias lindas con los niños fue en Hispamer, había terminado de relatar un cuento y estaba en la búsqueda de mi nombre artístico, y ese día al finalizar el cuento un grupo de niños se me acercaron a abrazarme y a darme las gracias y entre ellos dijeron: “ella no parece una extraña que nos cuenta cuentos los sábados, ella parece una tía”, eso me hizo sacar un par de lágrimas de emoción por ver como los niños que son un público que no miente por su ingenuidad me vieran de esa forma tan familiar.
¿Qué efecto positivo crees que deja acercarse de esa manera a los niños?
Se desarrolla una mayor empatía que facilita la comunicación entre las personas, dando lugar a conquistar una mejor visión del mundo en el que vivimos y de la importancia de fortalecerla y ser mejores, es importante reconocer en este tipo de público la capacidad de crear el cambio en nuestra sociedad y no subestimarlos, creo que hablarles a los niños claramente de cualquier contenido y desmitificar el hecho de que ni las niñas son princesas ni los niños superhéroes o príncipes azules que van a rescatar a princesas rompe con los estereotipos.
¿Cuales son tus planes a futuro?
Sensibilizar a los docentes de cómo alcanzar un mayor desarrollo del aprendizaje de los niños a través del cuento y de las expresiones lúdicas que ayudan a alcanzar tal propósito, me encantaría llevar a la tía Karol a todos los rincones del país y si es posible del mundo, estoy abierta a propuestas. Estamos a la espera de concretar con los colegios que ya se muestran interesados en dicha actividad.
Entrevista por Malva Izquierdo.
Fotografía cortesía de Erick Boniche.