La oportunidad de formar parte de la familia Justo Rufino Garay está a tan solo una audición de distancia, pues la reconocida escuela de teatro ofrece becas para estudiar arte dramático. En Managua Furiosa quisimos saber cómo se siente la experiencia con alumnos egresados, maestros y estudiantes de nuevo ingreso.
Dinah Elana Ipsen de 24 años estudió en el JRG en el 2008 y se graduó como actriz de teatro en el 2010, ella recuerda que le hicieron una audición donde tenía que contar una historia junto a otros aplicantes. “Yo estuve muy, muy nerviosa porque quería mucho entrar. Había visto antes la obra Sopa de Muñecas del grupo y me encantó. Y aunque ya hacía teatro en la escuela me parecía que tenían un nivel muy alto y que sería difícil entrar. Fuimos más de 100 aplicantes y al final quedamos 30. Me alegré muchísimo de ser parte de la experiencia y me parece que haberlo intentado fue una de las mejores decisiones que tomé. Y al final, hasta pude actuar en la obra que tanto me impresionó antes de aplicar”.
Por otro lado, Olga Valeria Moncada, entró a estudiar el año pasado. En cuanto todo estuvo a su favor no dudó en presentarse para las audiciones. “Elegí un día de la semana de audiciones y me fui escondida de mis padres, por temor a un rechazo porque sabía que no iban a estar contentos con mis planes en todo caso que fuese aceptada. Al igual que el resto de compañeros y compañeras que estaban en la sala, yo estaba sudando, nerviosa, pero con una postura seria y valiente a cada prueba que se venía», recuerda.
Durante las clases, se sentía que estaba lejos y viajaba a otro mundo porque “el Justo Rufino tiene una energía bastante peculiar y te transforma al entrar al salón. Las técnicas, los profesores, la decoración y el estilo era interesante en todos los sentidos, fácilmente quedabas maravillado. Creo que en todas las clases lograba sentir esa energía y esa magia que era difícil de explicar pero fácil de sentir”.
Tanto o más nerviosa se sintió Adela Espinoza quien también entró el año pasado. A ella la idea de presentarse ante mucha gente la ponía a temblar. Pero su determinación la ayudó a ser seleccionada y ahora el teatro lo transpira por los poros. “En mi formación personal ha logrado un gran cambio, desde tener confianza en mi misma hasta lo importante que es el trabajo en equipo. El teatro me gusta porque es un medio de alcanzar a la población y transmitir mensajes. El proceso de idear un tema, plantear una forma de expresarlo, mejorarlo, practicarlo, idear un escenario, pulirlo, las horas de práctica, el vestuario, trabajar la iluminación, los cambios de última hora, todo eso es fascinante”, expresa entusiasmada.
Por su parte Jhosay Peralta que estudió del 2007 al 2009, no sabía lo que le deparaba el futuro cuando vio el anuncio del periódico tirada en la casa de unos amigos. “Fui el último día de las audiciones. No estaba tan convencido pero al final me decidí, le pedí a un amigo que me acompañara y me aparecí un viernes por la tarde. Estaba tan nervioso que ni recuerdo cómo estuve sólo sé que mi cuerpo saltó de esa silla y comenzó a hacer lo que me pedían, hasta que una voz me dijo: «Ya basta» comprendí que había terminado. Me despedí tan confundido y seguro de que sólo había hecho locuras y que ni locos me iban a aceptar. Pero en las afueras del teatro estaba la lista de los aceptados y para mi sorpresa yo estaba ahí, casi de último pero estaba. Así comenzó esta aventura”, nos cuenta.
Aunque ha tenido pruebas de fuego durante su formación Jhosay ha aprendido el valor de la perseverancia y la pasión por lo que se hace. “Hoy tengo ocho años de estar en el teatro, 7 de ellos trabajando con el grupo. He viajado presentándome con ellos por varios países de América Latina y Europa. Soy docente de la escuela profesional. He dirigido mi primera obra con actores profesionales la cual ha tenido y sigue teniendo éxitos y el viaje continúa”, expresa convencido.
Para René Medina los 15 años de docencia teatral apenas comienzan, el dar clases de expresión corporal, o voz y dicción es una labor gratificante, lo llena totalmente y para él cada generación es única. “Poder compartir tu quehacer artístico con otros te obliga a estar a actualizado con lo que está ocurriendo en cuanto a las teorías de la enseñanza y es algo que no tiene precio por lo maravilloso que es dar y recibir”.
René cree que los momentos más hermosos son las graduaciones de cada uno de los estudiantes porque el proceso llega a su fin y es un ciclo muy emotivo que se cierra, “desde que los estudiantes entraron a la escuela hasta el desarrollo alcanzado en ese momento y es ahí donde te sentís orgulloso de haber contribuido a su formación”.
Entre cada alumno, ya sea nuevo o egresado, las ideas fluyen y coinciden. La escuela de teatro te permite lograr una mayor sensibilidad, aprendés a dejarte acongojar por las dolencias del mundo y proyectarlo en una acción que logre tocar al público, además de que para muchos se les hace más fácil hablar en público, presentar sus ideas, entender a otras personas y hacerse entender. Así que ya sabés, si el teatro te llama, estás entre los 17 y 30 años de edad, te bachilleraste y estás disponible los martes y los jueves pues no dudés en audicionar de 9 am a 12 md, durante toda esta semana en la sala de teatro Justo Rufino Garay.
Escrito por Malva Izquierdo
Fotos cortesía de Teatro Justo Rufino Garay
Esta disponibilidad de Martes y Jueves, ¿es una ves ya obteniendo la beca?, para las personas que trabajamos como son los horario del estudio, claro una vez se ha sido seleccionado, saludes.