En el marco de la conmemoración del centenario de la muerte de Rubén Darío, poeta y escritor nicaragüense, quiero dedicar esta edición de Los Bigotes del Gato a puntualizar los aspectos de su obra que inciden en la creación literaria dirigida a los niños y niñas de nuestro país. Además compartiré algunas opiniones sobre una de las ediciones nacionales (más actuales) de ‘A Margarita’, ilustrada por Álvaro Borrasé.
En el artículo de investigación ‘Panorama histórico de la literatura infantil y juvenil nicaragüense desde los años 60 hasta la actualidad’, Xelo Santonja Ricart comparte que “una extensa lista de voces poéticas y de narradores de la talla de Rubén Darío (…) han contribuido de manera esencial a la literatura infantil y juvenil.”
Santoja explica que la literatura infantil en Latinoamérica se ha desarrollado a partir de dos vertientes: la que se origina de la tradición oral y el folclore (de carácter más popular) y la que surge de los aportes de escritores, escritoras, poetas y pedagogos. Cabe destacar que (si bien) originalmente estos autores no escribieron específicamente para el público infantil, pensaron parte de su producción para la niñez.
En 1888 Darío publica en La Libertad Electoral de Santiago de Chile, ‘El perro del ciego’, obra que de manera intencional se define como cuento infantil. Es así como Darío se une a autores como José Martí en Cuba, Monteiro Lobato en Brasil o Rafael Pombo en Colombia, quienes en su producción dirigida a niños y jóvenes, procuran la formación inicial a través de la preservación de la identidad cultural.
‘A Margarita’ es uno de los poemas de Darío que más ha calado en la memoria de los niños y niñas que hemos vivido nuestra infancia en Nicaragua. Muchos recordaremos la entrañable edición de la Editorial Ekaré, ilustrada por Monika Dopper. La edición del 2009, del Fondo Editorial Libros para Niños, está ilustrada por Álvaro Borrasé.
En algunos casos la imagen está supeditada al texto sin embargo algunas ilustraciones sugieren interpretaciones valiosas como la presencia de princesas de otras culturas (fig. 3) o invitan a girar la página con el movimiento del personaje (fig. 2). En la portada (fig. 1) se muestra a la princesa y en la contra-portada a la niña que escuchará la historia (sugiriendo que cada niña es una Margarita).
La figura 4 corresponde a un giro que se propone desde el diseño. Esto hace que se rompa el ritmo al cual el lector se había habituado.
En la bisagra de la fig. 5 se muestra al rey y a la princesa (ubicados en el centro) velando el sueño de Margarita. La presencia de Darío es recurrente y simbolizada por el León a lo largo del libro.
Esta versión puede ser encontrada en Libros para Niños y en librerías del país.