Ante el esperado estreno del documental El Canto de Bosawás, en ManaguaFuriosa.com tuvimos la oportunidad de hablar un poco con Camilo de Castro Belli de Calé Producciones, quien junto al director de cine Brad Allgood, de Fall Line Pictures, estuvo inmerso en las entrañas de nuestra Bosawas, la reserva más importante del país, para filmar un documental que pretende conmover y tocar el nervio latente de una hiriente realidad.
Ernesto «Matute» López, miembro de la popular banda nicaragüense La Cuneta Son Machín es el que frente a la gran pantalla emprende la fascinante aventura al lado de Isaac Weizer y Bob Sanders, dos músicos de San Francisco, con el firme propósito de grabar por primera vez la música de los indígenas Mayangnas.
Del fruto de este trabajo se han grabado dos discos de música mayangna, como parte del esfuerzo que ha hecho Misión Bosawas con la Fundación Dúo Guardabarranco y que además se pueden descargar gratuitamente aquí.
«Este proyecto comenzó en diciembre del 2012, teníamos varios meses de estar reuniéndonos para ver qué hacíamos para poner el tema de Bosawás en agenda y nos dimos cuenta que las noticas al respecto estaban relacionadas con conflictos y problemas por lo que la gente, aunque estuviera consciente de la importancia de Bosawas, se distanciara de la problemática porque no se identificaban o conocían la riqueza cultural de los pueblos indígenas que viven en Bosawas y la riqueza de la reserva en sí con su fauna y su flora. Pensamos que teníamos que tocarle el corazón a la gente para que se identificaran con la causa, siempre pensamos que si no hay emoción no hay pasión y si no hay pasión no hay compromiso, pensamos que la cultura era una vía para hacer eso».
Camilo cuenta que fue Matute quien tuvo la idea de ir a Bosawas a grabar la música de los mayangnas junto a Isaac Weizer y Bob Sanders, dos músicos de San Francisco. «Luego yo llamé a Brad Allgood, un cineasta muy bueno con quien trabajo dentro de la productora y le dije que estábamos pensando en ir a Bosawás a hacer por primera vez la grabación profesional de la música mayangna, pues sería una historia genial para hacer un documental y nos entusiasmamos con la idea y organizamos el viaje».
El primer viaje fue el 3 de enero del 2013 donde transcurre la mayor parte de la historia, antes de eso fueron al macizo de Peñas Blancas en junio del 2012 y el último viaje fue en septiembre del 2013 cuando grabaron imágenes de recurso. En el primer viaje fueron a Bonanza, ya habían contactado a los líderes indígenas, tenían un guía y había una gran expectativa alrededor de la grabación, pues los músicos nunca lo habían hecho de forma profesional. Se seleccionaron los músicos mediante una especie de audición. Primero llegaron a Sakalwas, que es la comunidad mayagna fuera de Bonanza, donde tuvieron la primera reunión de noche grabando en una escuela y luego llegaron a Musawas, que es la capital de la nación mayangna.
Llegar fue toda una aventura, nunca habían estado en esa zona, la estadía fue de 5 días y el estar ahí era impresionante para todos. Pensaron que iban a ir en un bote medio cómodos y no, se movilizaron en un pipante que es el medio de transporte que usan en la zona y que es básicamente un tronco labrado, alcanzaban con costo dos personas, llovía con frecuencia y estaban algo tensos a la hora de mover los equipos porque llevaban casi 12 mil dólares en equipos. «Nos decían que era un viaje de 6 horas pero nos tomó 11 horas en llegar. Una noche dormimos en la rivera del río, en la desembocadura del Río Waspuk y fue increíble porque uno solo ha escuchado hablar de estos lugares donde por ahí anduvo Sandino y vernos ahí durmiendo fue emocionante».
«Este no es un documental de denuncia, es un primer acercamiento a la cultura mayangna, a su gente y a Bosawas. Está hecho para los que nunca han visto imágenes de calidad de Bosawas, o que no sabe sobre los mayangna, lo que queremos es que la audiencia participe como un músico más, por eso fue interesante ver la reacción de la gente cuando vieron el documental en la Casa de los Tres Mundos la semana pasada, pues creían que era sobre destrucción, despale, denuncia».
La primera presentación fue hace 3 semanas en Musawas, los que asistieron se sentían entusiasmados, cada vez que veían a alguien conocido se ponían a reír, «estaban interactuando con el documental, estaban contentos, pronto les llevaremos copias del documental. Nos pidieron que hagamos un documental más de denuncia pues están preocupados por la situación que están viviendo, las invasiones cada vez son más seguidas, cada vez hay menos árboles, así que estamos pensando hacer un recorrido con los guardabosques mayangnas para documentar la destrucción e investigar cómo funciona y cómo operan los grupos madereros. Es increíble cuando comienzan a cortar los arboles y a veces son 100 o 150 manzanas de un solo, espero que podamos hacer esto en un futuro cercano».
El documental se presentará en Managua y en los departamentos, pero antes hará su aparición en los cines, del 24 al 30 de julio en Cinemas de Plaza Inter y Galerías. Habrán dos tandas, una a las 10 am que es gratuita, pero para asistir hay que escribir un correo a Misión Bosawas, que es [email protected], y la otra es a las 7 pm que hay promoción dos por uno a 100 córdobas. Cada vez que se presente la película habrá un periodo de preguntas y respuestas, porque para ellos esa es la idea, generar espacios para que se dé el debate.
«Los mayangnas ahora están enfrentando probablemente la amenaza más seria desde que se asentaron en Bosawas, lo que más me conmovió del viaje es ver cómo la colonización en Nicaragua no ha desaparecido, seguimos sometiendo por la fuerza, haciendo desaparecer a un grupo de personas que no están armadas y que son completamente vulnerables. Esperamos que con este trabajo más gente tome conciencia de la importancia de respetar los derechos de las comunidades indígenas y también hay que cuestionarnos el daño que le estamos haciendo al medio ambiente y por ende a nosotros mismos. Además las comunidades que están allí van a perderlo todo porque para ellos el bosque no solo significa vida, sino que tiene que ver con su identidad y sus tradiciones», finaliza Camilo con preocupación.
Fotografías cortesía de Calé Producciones
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