Esta vez me manifiesto con contra del odio hacia nosotros los gays, las lesbianas, las personas trans, las bisexuales y las intersex. Reinvindico nuestras prácticas sexuales que han sido despreciadas por cientos de personas a lo largo de la historia y por un sistema asquerosamente machista y patriarcal y antidemocrático.
Vindicamos salir a las calles con tanta pluma, bandera multicolor y escarcha queramos, manifestamos orgullo al hacerlo, orgullo porque necesitamos armarnos de valentía frente al abuso que constantemente enfrentamos por haber roto con el mandato de la heteronorma como única forma de experimentar la sexualidad.
Marchamos porque condenamos las miradas nocivas y abusivas que clavan nuestras dignidades en los espacios que son considerados públicos.
Marchamos porque aborrecemos que miles de mujeres lesbianas tengan que ser abusadas sexualmente por cerdos patriarcales que pretenden “corregir” su opción sexual a través de esta práctica.
Marchamos porque despreciamos que nuestras compañeras y compañeros trans no tengan acceso a educación, salud y a una identidad legal propia de su género y no de su sexo natural.
Marchamos porque vindicamos que la bisexualidad es otra opción sexual más y no una confusión.
Marchamos porque miles de niños y niñas puedan vivenciar sin miedo su sexualidad y sus rupturas de género sin temor a ser castigados/as.
Marchamos porque las calles son nuestras, y porque constituyen un verdadero escenario para las demandas movimientistas y personales de la diversidad entera.
Marchamos porque no podemos reconocernos ciudadanos/as si nuestras diferentes opciones sexuales e identidades de género no son tomadas en cuenta en la creación de políticas públicas.
Marchamos porque reconocemos que la homofobia interna daña y nos vuelve seres infelices e incapaces de reconocernos a nosotros/as mismos/as, y a los/as demás.
Marchamos porque reconocemos la intersexualidad como algo normal que debemos naturalizar y aborrecemos el imaginario social que dicta que son cuerpos anormales.
Marchamos porque podemos contar con dignidad que hemos sobrevivido a la violencia machista por el simple hecho de romper con la heterosexualidad como norma ética universal.
Marchamos porque no debemos cambiar nuestras maneras de comportarnos, porque no debemos disimular nada, porque estamos cansados/as de fingir lo que pretendemos no ser.
Marchamos porque reclamamos cuotas de empleos dignos para las personas sexualmente diversas.
Marchamos porque despreciamos a las iglesias que condenan nuestras maneras de ser y estar en el mundo ya que sabemos que Dios es amor y no odia a nadie.
Marchamos porque el Código de la familia está en clave heterosexual e invisibiliza la existencia de familias conformadas por trans, lesbianas y homosexuales.
Marchamos porque cuestionamos el poder venga de donde venga y porque sabemos que el machismo es una especie de cáncer para la construcción de un movimiento verdaderamente democrático.
Marchamos porque suscribimos plenamente que el feminismo es una propuesta política verdaderamente emancipatoria para todos y todas.
Marchamos porque nos reconocemos locas, camioneras, cochones, escandalosas, amanerados, tortilleras, porque no nos ofenden más cuando nos llaman cochón por la calle porque retomamos estas ofensas y las volvemos nuestras identidades políticas de lucha.
Marchamos porque exigimos respeto no tolerancia, alzamos nuestras voces y banderas multicolor y proponemos celebrar el 28 de junio todos los días.
Escrito por Elvis G. Salvatierra