La militancia política siempre ha sido sujeta de críticas y restricciones, así como hay “policías de género” que supervisan que mujeres y hombres no alteren esas formas “naturales” de ser lo uno o lo otro, hay fiscalizadoras/es dentro del así llamado movimiento LGBTI que funcionan como administradores que emiten credenciales para poder ser un activista por la diversidad sexual ¡Que institucional suena!
Ya sé que escribir en este tono choca un poco, sobre todo porque estamos agotados/as de tener que leer denuncias sociales a cada momento, pero es necesario tener que emitir opiniones, puntos de vista, observaciones o como le quieran llamar frente a la apropiación de espacios de articulación política donde la diversidad de opiniones debe tener su merecido lugar. Esta situación no es característica nata del movimiento LGBTI (¿será que sí?), sino de varios espacios movimientistas que tienen como fin la construcción ciudadana de todas las personas que participan dentro del mismo –pero también con las personas que no-. Si queremos construir movimiento, lo que se llama movimiento y contribuir a construir ciudadanía, deberíamos estar anuentes a escuchar la diversidad de opiniones, sin descalificaciones.
Suscribo firmemente que antes de creernos los autores intelectuales y políticos de cualquier manifestación ciudadana, grupo de defensa de derechos humanos, alianza de personas LGBTI y todo lo que se le parezca, debemos estudiar por obligación la historia de lo que nos ha precedido. Forma parte fundamental de cualquiera que se haga llamar activista, estudiar lo que se ha construido antes. Lo que nos ha precedido y ha aportado a que hoy gocemos de derechos que en otra época no teníamos.
Recuerdo recién empecé este espacio (A propósito de), el cual tiene como propósito compartir reflexiones que más que enseñarte cómo lucir bien, tiene como fin cuestionar la forma en que nos hemos asumido como personas de la diversidad sexual, pero también busca mantener un punto de equilibrio entre todas las expresiones que en el movimiento convergen. Una persona dijo que era un esfuerzo valioso que hablara de temas de diversidad sexual aunque no fuese un activista LGBTI.
Para ser honesto no me molestó ese comentario, al contrario, me pareció gracioso ¿quién nos dice que pertenecemos o no a cierto movimiento social? Los movimientos sociales son abiertos, libres, sin jerarquías, es así como deben funcionar, si hay representaciones que creen poder hablar en nombre de toda la diversidad sexual es una falacia. Movimientos tan potentes como el feminismo se dieron cuenta que no bastaba con tratar las problemáticas de la mujer, sino de las mujeres, es por eso que hablamos hoy en día de feminismos no de feminismo, porque las particularidades y vivencias de las mujeres no son las mismas, varían según los contextos y según las características interseccionales de las mismas, este referente es un valioso modelo para construir un movimiento LGBTI verdaderamente democrático.
Cuestionar el poder es parte sustancial de la construcción del movimiento social, el machismo y el androcentrismo han estado presentes a lo largo de la historia de la evolución del movimiento LGBTI del mundo entero, debe ser un compromiso inamovible que los hombres homosexuales rompamos con ese modelo tradicional de ser hombres en la sociedad.
La próxima vez que alguien les cuestione su activismo y militancia en cualquier espacio político asegúrense de recordarles que no son parte de algún partido en específico y también afírmenles que sin feminismo no hay orgullo.
Escrito por Elvis G. Salvatierra
Sin feminismos no hay orgullo que valga!! Porque Todas las famiias… tenemos todos los derechos!!