Debo confesar que cuando empezaba a “maquinar” qué quería ser de grande, jamás pasó por mi mente vincularme activamente en la defensa de los derechos humanos de la comunidad LGBTI y de las mujeres. Sin embargo actualmente me encanta la posibilidad de hacer carrera y activismo a la misma vez, no dudo fue la mejor decisión de mi vida.
La posibilidad de haber elegido una carrera (Comunicación Social) que se declara abierta con temas relacionados a las vivencias de las personas, que rescata historias cotidianas para ser contadas de manera propositiva, me abrió paso para conocer que existen miles de situaciones de personas con historias parecidas a la mía, que no necesariamente son color rosa o violeta, sino más bien historias que deben ser contadas y cuerpos que deben ser reconocidos socialmente.
Hoy escribo sobre la falta de oportunidades que tienen las personas LGBTI en el mundo laboral, y no hablo de esas personas que no rompen con el estereotipo de lo que implica comportarse como un hombre o una mujer; hablo de las obvias, esas a las que se les nota la pluma, las escandalosas, las pintorescas, las muy tractoras, esas a las que es mejor no saludar en la calle porque ¿qué diría la gente si me junto con alguien así? ¡Qué pena!
Cuando estaba en la universidad, en una de mis clases de televisión recuerdo que estábamos practicando cómo transmitir un programa en vivo, yo era una de las personas que debía ser entrevistada, el profesor de ese momento sugirió a la periodista que me preguntara si pensaba que había trabajo para personas como yo allá afuera, yo le contesté: “Es la pregunta más estúpida que me han hecho en mi vida”, por supuesto, nadie contestó nada después de lo que dije, ojalá el docente haya entendido que la palabra estúpido era para él.
Es cierto que esto de conseguir, preservar y desempeñar un empleo tiene ciertas reglas que debemos cumplir, pero debe quedar claro que una de esas reglas no debe ser reprimir expresiones sexuales y de género diferentes a la heteronorma.
Es verdad que para poder ser “alguien” en la vida debemos estudiar, pero es verdad también que muchas personas como yo no tienen oportunidad de formarse académicamente y por tanto son personas con un poder limitado, todos sabemos que la información es poder y una persona con poder debe defender sus derechos y ocupar un lugar de reconocimiento a su dignidad en la sociedad.
Romper con los moldes tradicionales del profesional representaría una oportunidad para que muchas personas incluyendo las que no forman parte de la diversidad sexual, tengan oportunidades significativas en sus vidas y tener acceso a cosas básicas como un empleo digno.
Nosotras/os debemos ser tomados en cuenta por las personas empleadoras en tanto nuestras competencias, nuestros principios éticos y humanos que promuevan desde nuestro ejercicio profesional alcanzar una sociedad verdaderamente justa, no podemos hablar de desarrollo social si no hay reconocimiento de la diversidad y esto, es uno de los pilares fundamentales de la construcción ciudadana.
Por mi parte no pienso cambiar absolutamente nada de mi forma de ser, de reconocerme una persona homosexual, al contrario, seguiré tratando de formarme y reformarme para llevar ideas diferentes a lugares claves donde debe empezar a transformarse el pensamiento y la manera de entender la diversidad más que sexual humana.
Escrito por Elvis G. Salvatierra