Seguramente habrán escuchado más de una vez que somos el resultado de las ideas que nos enseñan desde temprana edad, es totalmente cierto.
Para bien o para mal nos han hecho creer, casi saliendo de la panza que existen dos formas de relacionarnos sexualmente y que la heterosexualidad es verdad absoluta en nuestras relaciones de pareja.
Quería compartir esta vez un tierno incidente que tuvimos mi familia y yo con mi sobrina de tres años, quien a su corta edad es capaz de reconocer que dos hombres pueden formar una pareja sentimental, es decir comprende que dos personas cualesquiera que sean pueden estar juntas.
Ante las bromas de una tía que afirmaba que mi pareja era de ella, y que mi pareja la amaba a ella, mi sobrina respondió: “Mentira, Epi es de Ale”, todos en la sala moríamos de risa; fue sorpresivo escuchar de esa criatura esa convencida afirmación; sin embargo, más allá de la viveza infantil, este es un dato interesante que no hay que perder de vista.
Considero que es necesario apostar por una educación diferente para la niñez, con esto, antes de que se alteren, no quiero decir que debemos enseñarles a las criaturas a ser lesbianas y homosexuales (seguramente a este nivel de la lectura piensan que esa es mi propuesta, conozco la resistencia al cambio que tienen algunas personas), lo que quiero decir es que si desde temprana edad enseñamos a nuestros niños y niñas a estar abiertos a la diversidad seguramente tendríamos sociedades más sanas y más respetuosas, es decir sociedades por las y en las que vale la pena convivir.
Recuerdo que dije en una entrevista que el hogar era el espacio por excelencia donde debía practicarse la democracia, y es verdad, es desde esos espacios donde construimos nuestras personalidades y nuestras percepciones sobre el mundo. Es en realidad importante que desde nuestros círculos cercanos podamos visibilizar temas tan importantes que tienen una relación directa con la vida misma de todas las personas.
Apunto desde mi propia experiencia que debemos ser conscientes y debemos apostar por una educación mucho más humana, mucho más democrática, abierta al respeto, a la tolerancia. Quizá no exista voluntad política ni ciudadana para formar a nuestra niñez abierta a la diversidad del mundo.
El machismo y el patriarcado se han encargado de imponer modelos educativos que refuerzan mecanismos de opresión perversos como la homofobia, sin embargo en este sentido existe una lucha importante desde el activismo personal para combatir estas cancerígenas ideas que impiden que las personas convivamos en democracia y diversidad.
No sé que piensen de la manera en que apuesto por la educación de mi valiente sobrina y de otras tantas niñas cercanas a las que quiero y por las que lucho, pero considero fundamental para sus vidas y su desarrollo mismo, enseñarles que existimos personas diversas, que ellas pueden manejar camiones, ponerse botas, trepar árboles, reparar autos, exigir respeto, defenderse frente a cualquier cosa que les incomode, es decir enseñarles lo opuesto a la tradicional forma de criar a las niñas.
Mientras esté involucrado en la crianza de mi sobrina le enseñaré absolutamente todo lo que sé aportará a su futuro, cosas que verdaderamente aporten a su vivencia en esta sociedad misógina, sexista y patriarcal.
Escrito por Elvis G. Salvatierra