Seguramente piensan que de por si es complicado descifrar sobre lo que significa la sigla LGBTI como para tener que vincular el análisis de estas prácticas y transgresiones de género con lo que conocemos como binarismo de género, les prometo que no será algo traumático, tranquilas/os.
Reflexionar acerca de cómo el binarismo de género refuerza los abusos contra la diversidad sexual es tarea fundamental de cada una/o de nosotras/os. Cuando hablamos de binarismo de género, nos referimos a que debemos ser hombres y mujeres en estados ciento por ciento puros, es decir nada de rosa mezclado con azul ni viceversa; o azul muy azul o rosa muy rosa, pero nunca una mezcla de ambos colores.
Esto a su vez esta estrechamente asociado a la construcción sociocultural de lo que representa ser lo uno o lo otro según el género asumido; “pobres” de aquellas personas que logramos fusionar ambos estados en un solo cuerpo, no es cosa fácil, lo afirmo con conocimiento de causa, sin embargo me satisface pensar que somos germen que socava las bases que sostienen las fobias en contra de la diversidad. Qué frustrante debe ser para muchas otras personas no poder frenar estas libertades que hemos vindicado a través de nuestras prácticas sexuales y faltas significativas al género.
Lo que quiero compartirles en realidad es que estas prácticas binarias de entenderse como hombres o como mujeres limitan las posibilidades para que las personas LGBTI experimentemos formas más amables de poder hacer pareja, esto se conjuga por ejemplo, en asumir roles de pasivos y/o activos en la experiencia erótica, que igual funciona en algunas parejas lésbicas.
Particularmente en las personas trans (femeninas) esto se evidencia en la privación total de la erección en sí, algunas de ellas rechazan el placer que les puede brindar el cuerpo en el que nacieron porque asumir una identidad de género femenina no está en lo absoluto asociada a tener un pene entre las piernas, como si la ruptura del género -que ellas encarnan- se da a partir de la genitalización de sus cuerpos.
Sin embargo, en la experiencia erótica también podemos demostrar que se puede desmontar lo binario, ya que las lesbianas no requieren de un hombre para llegar al orgasmo; los homosexuales no requieren de una vagina para llegar al orgasmo; y las mujeres trans pueden llegar al orgasmo con hombres que deseen tener encuentros sexuales con los cuerpos que disienten de la imagen. Es aquí donde podemos demostrar que desmontar lo binario si es posible y a la vez podemos comprender a partir de estas experiencias que si es posible romper con la perversa asociación sexo-género.
Asumir en nuestras vidas el binarismo de género representa también cerrar las puertas para alcanzar la igualdad y la equidad en nuestra sociedad, si las personas asumidas como hombres y mujeres se entienden como entes opuestos jamás podremos lograr lo que apuestas emancipadoras como el feminismo trabajan en pro de la verdadera democracia y libertas de todas las personas.
Negar como humanas/os que convivimos en un complemento de feminidad y masculinidad es rechazar la idea de que todas las personas somos iguales y merecemos los mismos derechos, debemos de una vez por todas abolir esa jerarquía genérica que bloquea el respeto a la diversidad no solo sexual sino general.
Judith Butler afirma en su libro “Deshacer el género” lo siguiente: “Asumir que el género implica única y exclusivamente la matriz de lo “masculino” y lo “femenino” es precisamente no comprender que la producción de la coherencia binaria es contingente, que tiene un coste, y que aquellas permutaciones del género que no cuadran con el binario forman parte del género tanto como su ejemplo más normativo.”(P, 70)
No vamos a estar nunca exentas/os del género, sin embargo convivir con sus diferentes expresiones es la utopía por que la que ya hemos empezado a trabajar. Reconocernos él o ella o ella y él al mismo tiempo puede significar un cortocircuito mental y social, pero solo a través de esta manera es que lograremos combatir el machismo institucionalizado ¿quién dijo miedo?
Escrito por Elvis G. Salvatierra