El famoso «mata-mama» aun existe y con mucho más auge gracias a las redes sociales, donde los memes junto al ciberacoso son el pan de cada día.
En nuestra sociedad es un concepto mucho más complejo y arraigado de lo que pensamos. A veces hablamos de «mata mama», otras de «vende patria», etc. Puede tener muchos nombres pero lo que sigue vigente es el apego a ideales ajenos, la admiración y la búsqueda a veces innecesaria de comportamientos, vocabulario, objetos e incluso personas.
Parece mentira pero sí, está en todos lados, lo vemos en las redes sociales con el famoso «brayan, britany» o el «cara de escultura prehistórica», ¿acaso no son maneras de denigrar nuestras raíces, rasgos faciales e identidad?
Si bien el contexto de este tipo de memes muchas veces refleja una crítica similar de este fenómeno, la intención se desvirtúa y el remedio termina siendo igual o peor que la enfermedad. Por ejemplo cuando se intenta «ubicar» a la gente que usan frases en otro idioma y se creen gran cosa, siguen a equipos de fútbol europeos o usan maquillaje y filtros para parecer más blancos/as, etc.
Igual pasa con la publicidad, en muchos casos solo vemos gente rubia en general, incluso en campañas de mercadeo nacionales, de ahí mismo se desprende el aspecto económico: cuando ignoramos o rebajamos el producto local pidiendo el famoso «hipegüe», pero pagamos carísimo por consumo extranjero sin rechistar.
¿Por qué que alguien te diga que tenés un pelo indio o una piel india se vuelve un insulto a gran escala? Al parecer a veces ser mata-mama es también algo involuntario. Cuando nos llaman «indio», «india» se nos eriza la piel y crispamos la cara, pues esa palabra lejos de ser un halago, de dar orgullo, ánimo; nos duele y casi que está al mismo nivel de un insulto donde mencionen a nuestra madre.
Y entonces cuando crees que termina ahí, conocés a gente que está involucrada en hacer un cambio social y con un nacionalismo arraigado, orgullosa de sus raíces y etnias, sí, gente plagada de ideales…pero solo en la teoría, en esa concepción falsa y contradictoria: los famosos hipócritas. ¿Les ha pasado? ¿O acaso no han escuchado el típico «levantate un chele para mejorar la raza», «no es baboso el muchacho, se consiguió una chela» y más?
No cabe duda que la Conquista después de cientos de años inevitablemente no solo nos marcó con un idioma ajeno que ha enterrado en el olvido al que solíamos usar, también se perpetúa en la búsqueda de un estilo de vida extranjero, de un cánon de belleza europeizado, de un falso sentido de pertenencia. Elementos que han encontrado su punto más prolífero en una era tecnológica, con el constante bombardeo de ideales más «bonitos».
Colaboración anónima