“El cine es cuanto más importante cuando más es capaz de conmover el alma, las emociones, los sentimientos que emanan de la pantalla son los que delimitan su capacidad para formar, para enriquecer y potenciar los aprendizajes, son las que nos hacen cambiar y reflexionar sobre la realidad que nos rodea”
Andrei Tarskoski
“Nosotros somos como un árbol que crece y cuando envejece muere y la semilla vuelve a nacer, eso es lo que somos…”
Esta es una de las frases en idioma rama con que comienza este material audiovisual que pareciera ser a sus inicios, un documental sobre la vida de una comunidad que vive de la madre tierra y es amenazada por un proyecto gubernamental de desarrollo industrial económico.
Pero este material es más de lo que superficialmente parece; no solo es una demanda para que se escuchen sus voces, si no, un llamado a reconocer y asumir el nuevo paradigma de desarrollo desde la conciencia moderna. Grabada en video por tres cámaras en diferentes momentos y lugares, por un grupo de jóvenes voluntarios identificado con el tema.
Bangkukuk es un hogar acogedor y paradisíaco para sus habitantes, quienes de generación en generación han heredado la felicidad de una vida autentica. Puede sonar como utopía, pero si prestan atención a los detalles de este material, podrán descubrir matices y paralelismos que pondrán en duda su percepción de felicidad y desarrollo.
Demostrando la riqueza que caracteriza a nuestro país, tanto en belleza natural como cultural, este material nos regala por medio de su fotografía hermosos paisajes, y desde los testimonios de los entrevistados, todos líderes comunitarios, escuchamos desde sus lenguas nativas Rama y Kreole, su posición ante este mega proyecto.
La música que acompaña los testimonios de los personajes o la información que es suministrada de a poco sobre la concesión de este mega proyecto, entra y sale difuminada con las imágenes para hacernos participes del sentir de esta comunidad, que a gritos nos previene a todos el “no confundir su silencio con ignorancia, ni su tranquilidad con aceptación, ni su gentileza con debilidad”. (Frase anónima)
Dejándonos claro el mensaje de que ellos viven como lo hacen porque están enamorados de esa vida tal y como la conocen, y no porque estén encadenados a esa realidad.
En relación a todo lo que este material audiovisual defiende y cuestiona, desde el punto de vista de sus personajes y su realizadora, hay que considerar el mensaje ecológico que nos deja, que transciende el tema del paraíso perdido, pasando a la consideración del problema en la relación entre el hombre con la naturaleza, y de la sociedad con el desarrollo.
Nos invita a reflexionar en por qué la decisión de mantener la vida en Bangkukuk tal y como ha sido por años, es para los personajes de la película como hacer burbujas de jabón y verlas desaparecer inmediatamente. Es una pregunta sin respuesta, que genera impotencia en su gente.
Entonces… ¿Cómo podemos hablar de desarrollo si no estamos cuidando y respetando nuestro patrimonio natural y cultural? ¿Cómo hablar de desarrollo si sólo somos espectadores de la extinción de nuestras culturas, y sólo observamos como desaparece el habitad de nuestra gente?
Esas, considero yo, son las preguntas que Bangkukuk como material audiovisual lanza a sus espectadores, más allá de la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y la seducción del paisaje en su fotografía.
Espero que lo disfruten y se identifiquen con la esencia de este audiovisual desde este punto de vista.
Escrito Arielka Juárez