«Ser culto es el único modo de ser libre», decía José Martí. La calidad de la educación en Nicaragua demuestra que no somos tan libres.
FUNIDES (Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social) presentó su primer informe del año «La calidad de la educación en Nicaragua, ¿Goza la niñez de las mismas oportunidades?».
Los datos reflejan el desempeño escolar de tercer y sexto grado en las materias de matemática, lectura y ciencia. Para esto se utilizaron pruebas estandarizadas llevadas a cabo a nivel de la región latinoamericana por la UNESCO.
Estas pruebas, llamadas TERCE, fueron aplicadas en 2013, miden el desempeño de nuestros estudiantes en relación con los otros 14 países participantes y nos permite identificar, comparando con las pruebas aplicadas en 2006, si hubo avances o no.
El trabajo infantil y las redes sociales
Cada vez nos vamos volviendo más apáticos e indiferentes al trabajo infantil y es un problema social que pareciera no solo imposible de erradicar, pero que también va en aumento.
Y ahí, la educación solo es el umbral, en donde la niñez nicaragüense puede ampararse, pero estos vacíos estructurales hacen que los semáforos parezcan las aulas de clase de la pobreza y son un obstáculo inminente.
Asimismo, el uso de las tecnologías, redes sociales, etc, no se visualiza como influencia en mejorar los aprendizajes: «Hemos comprobado en una investigación reciente, que los estudiantes más jóvenes en la universidad, emplean buena parte del tiempo en interactuar en las redes sociales, restando el tiempo al estudio independiente. El problema de fondo es que, aún la tecnología y redes sociales, no están siendo debidamente orientadas y aprovechadas por los docentes como un medio para potenciar la enseñanza y el aprendizaje», expresa Rafael Lucio, director de IDEUCA.
Más embarazo, menos escolaridad
Los estereotipos de género presentes en las aulas de clase también inciden en que los cuadernos y lapices no sean parte de la vida de muchas niñas y niños. El despliegue de una cultura de paz, requiere ser integrado para contribuir a resolver conflictos, el acoso escolar, violencia, etc.
Por otro lado, en octubre del año pasado la organización presentó un análisis del impacto económico y social del embarazo adolescente y los datos dibujan un círculo perverso donde la pobreza se perpetua con crueldad. Porque Nicaragua además de ser uno de los países más pobre del continente posee la tasa más altas de embarazo adolescente.
Encontramos que las mujeres que quedaron embarazadas durante la adolescencia ganan casi 30 por ciento menos que las mujeres que fueron madres después de los 20 años.
La mayor parte de esta diferencia de ingresos se explica porque las mujeres que fueron madres adolescentes poseían menor logro académico y son más vulnerables las que tienen poco o nula escolaridad.
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