Después de más de dos años fuera de su país, Clara Grün aun siente cómo su piano de pared la reconoce desde el momento en que pasa sus dedos sobre las teclas desgastadas y tibias por el sol de Managua. Así nos enteramos que está ansiosa por un nuevo disco y un regreso.
En una nueva etapa de su vida personal surgió un viaje a los Estados Unidos. Su primera parada fue en Naples, donde el cambio de ambiente fue abismal. “Mi pareja tenía la necesidad de regresar a su país y yo lo acompañé porque también quería encontrarme en otro sitio, ver qué me pasaba, qué me sucedía, no tenía un proyecto en mente. Cuando llegamos a Naples me puse a tomar clases de teatro musical en el Sugden Community Theatre. Ahí aprendí a cantar sin esconderme detrás del piano y un montón de cosas que vocalmente siempre había querido hacer”, cuenta.
Naples con su silencio senil fue el lugar ideal para permitirle enfocarse en esos aspectos. Muy pronto consiguió trabajo de directora musical para niños en Bonita Springs Performing Art Center. Para ella fue una experiencia maravillosa, montó obras musicales como Aladino, Mago de Oz e Into the Woods. También impartió clases de canto a capella a un grupo de jóvenes y han logrado mantener el proyecto a flote. “Conocí un lado de ser músico o ser artista que no era necesariamente salir en un poster o estar en un escenario”, expresa.
Así, sembrando la semilla de la música en otros, se juntó con una profesora cantante de teatro musical. “Hicimos una banda y tocamos en un par como de golf clubs, ahí me enamore del teatro musical, la combinación con el pop era interesante. Todo iba viento en popa pero nos mudamos a Portland, Oregon”.
En una nueva ciudad, famosa por ser alternativa, Clara encontró trabajo de inmediato, así fue profesora de música en una escuela en Milwaukee, donde daba clases de piano a niños. Pronto encontró otros trabajos gracias a sus estudios en relaciones internacionales y filosofía y enseñanza del español como lengua extranjera.
En cuanto a la música también tuvo oportunidad de intentar otras ideas. “Conocí una muchacha periodista que hacía reportajes de festivales y conciertos, me presentó una amiga que toca guitarra y armamos una banda. Queríamos que fuera lo más experimental posible, pues era una especie de broma a mi falta de conocimiento tecnológico en lo que respecta a la música y la producción musical. Ya con el embarazo se me complicó asi que le puse pausa”, comenta.
Por lo pronto su próxima meta es grabar en julio un disco aquí en Nicaragua y dar conciertos, pues tiene muchas canciones y siente que hace rato no hay nada de Clara Grün. “Siento que cuando estás encajonado siempre hace bien salir, incomodarte y encontrarse de nuevo. Ya ha pasado suficiente tiempo para que mis canciones no suenen igual, el antes y el después es inevitable. El ser inmigrante en un país te da una perspectiva distinta, te hacen sentir diferente. Ser mujer también te da otra perspectiva, sentirte como mujer discriminada en muchos niveles aquí es una cosa, pero cuando vas a otro país te lo corroboran con otros colores”, afirma.
Hay mucho material, de hecho le canta todo el tiempo a su hijo Markus, también le pasó que cuando estaba embarazada escribía canciones particularmente tristes. “Me pasaba que tenía mucho contenido melódico y musical, pero poca letra, la razón por la que sospecho que esto sucedía es porque no interactuaba con gente como lo hacía antes en términos de cotidianeidad, el encierro voluntario es introspectivo a tal punto que te quedas muda, ya no tenés nada q decirte”.
Y así notó uno de tantos patrones de cambio: cuando todas las canciones comenzaron a hablar de lo mismo, fue la señal de que había llegado la hora para grabar un disco. “Necesitaba liberarme de las cadenas de las canciones del desamor q me tenían casi como adicta, era un recurso recurrente y quemado para mí, no entendía de donde salían”.
La introspección ha logrado calar en sus melodías y a su vez puede notar cómo hasta en la manera de escribir la letra en sus canciones ha cambiado. “Ahora me salen oraciones completas: últimamente son palabras que no quieren salir al mundo las que me arrastran, pesadas, hasta el fondo del mar. Ese es el primer verso, un vómito real una versión compuesta completa. Otro cambio en mi manera de componer, leo menos poesía y textos filosóficos y más novelas, mis letras son más diáfanas, específicas, no es nada del otro mundo”.
El Arma Perfecta en el 2009, Sala Bipolar en el 2012 y Beautiful Reactions en el 2013 fue lo último que disfrutamos de Clara. Ahora está lista para grabar y segura de lo que quiere. “Pase un buen rato como que no quería saber nada de la Clara Grün, qué quería y quién era, no estaba segura. Claro, pedí introspección y recibí introspección por parte del universo, duramente (risas). Ahora desde que vine a Managua he escrito 3 canciones, es impresionante”.
Este momento fructífero no solo por la rica interacción que ha tenido con su país sino porque también su piano que la acompaña desde muy niña está listo para ella. Le trae recuerdos, la reconforta y es como un perro leal que viene y la recibe en la casa corriendo y feliz. Ya le conoce la textura de las teclas y aunque para ella suena feo, desafinado y viejo, hay algo en él que la condiciona a regresar al lugar donde todo comienza que la invita a gestar un nuevo proyecto en la caliente Managua.
Escrito por Malva Izquierdo
Fotos por Malva Izquierdo