En esta entrevista para FURIACA, Dariana Torres, artista gari-lenca-guaimaqueña, nos habla sobre su labor como arte educadora al rescate de la memoria ancestral y el patrimonio cultural a través del arte comunitario.
FURIACA: ¿Cuáles son esas temáticas que más te gusta plasmar en tu práctica artística y qué mensajes deseas transmitir con ellas?
Dariana Torres: Quién cuida a las cuidadoras, a las defensoras. Rescate y conservación del patrimonio herencia cultural ancestral. Resignificar cada práctica artística basada en lo comunitario desde el respeto. Territorios-cuerpos y derechos humanos.
FURIACA: Recientemente participaste en la exposición Somos las surgidas de la tierra, el agua y el maíz, las custodias de los ríos. ¿Cómo fue la experiencia? ¿De qué manera el rescate de técnicas ancestrales y tradicionales de construcción se relaciona con el arte?
Dariana Torres: La obra discursa sobre la importancia de la preservación de conocimientos ancestrales, y actúa como una forma de resistencia frente a las fuerzas extractivistas que han intentado silenciar la importancia de prácticas de conservación de viviendas tradicionales en nuestras comunidades.
Emerge como una iniciativa autogestora de bioconstrucción comunitaria, liderada por mujeres, funcionando como un acto de oposición directa contra los mega-proyectos que devasta nuestros recursos naturales, sin ningún tipo de respeto, y ponen en riesgo la vida de las comunidades.
Esta obra no solo celebra la resiliencia y la capacidad de estas mujeres para preservar su legado, sino que también articula una crítica contundente al modelo de desarrollo que ignora y destruye las bases mismas de la vida comunitaria. Y grita ¡Un pedacito de tierra no más!
Llevar una propuesta artística basada en las comunidades es un pretexto para regresar su aporte desde un proyecto comunitario. Yo lo veo súper claro y conectado.
También me regresa a mi niñez cuando mi abuelita me llevaba con ella a las aldeas y mientras caminábamos por las montañas veía las casas de sus amigas, las mujeres cuando revocaban con tierra blanca las paredes, hacían zócalos con tierras de colores y en esa línea que les dividía pintaban lo que veían en la naturaleza que les rodeaba, flores, pajaritos, hojas, marcas y texturas de sus dedos.
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Lo hacían en familia con sus hijos, esposos y era un proceso en el que todas participaban, también veía cómo amasaban el pino con la tierra para revocar el bahareque o ‘embutidos’ le decían en las aldeas, o hacer adobes con sus moldes de madera.
Para mí era tan maravilloso, poder ver todo eso me parecía encantador, súper curioso y yo lo disfrutaba tanto. Esos recuerdos se quedaron en mi imaginario siempre recurrentes, luego vi que esta era una buena oportunidad para presentar en una propuesta ese sentimiento que me rondaba desde la niñez.
Luego conocí a las compañeras con las que nos reuníamos desde el 2023 para aprender hacer cerámica y objetos con tierra, les propuse hacer desde la colectividad y que me acompañaran a crear.
Luego al presentarla no muchas personas comprendían, me dijeron «o es una propuesta artística o es un proyecto comunitario», no es muy común que en un proyecto artístico la creadora anotase co-autorías con el nombre y apellido de las participantes que apoyaron en el proceso.
Pero justamente es mi intención en esta obra, romper el silencio de las no nombradas, de las silenciadas, desde que he visto que muchas organizaciones artistas presentan propuestas dentro y fuera del país en galerías, museos y han pedido a las comunidades intervenciones, conocimientos y sus habitantes les dan sin reservas información.
Muchas han llegado a amasar riquezas y hacerse un currículum a costa de procesos, prácticas y extractivismo del conocimiento ancestral, lo cual lo convierte en crueldad cuando no retorna con igualdad y alegría.
FURIACA: ¿Cómo se interceptan en tus obras las distintas disciplinas del arte que practicas? ¿qué aprendizajes has obtenido al permitirte explorar diferentes expresiones artísticas?
Dariana Torres: Pienso que una cosa me ha llevado a la otra sin querer, ha sido pura inercia, creo firmemente que la vida, el universo o quizá el destino me ha dado la maravillosas oportunidad de tener mentoras y mentores y una educación pública y creo firmemente que de calidad.
También he tenido la suerte de poder compartir con artistas, gestoras, liderezas comunitarias, que me han formado con alegría sin reservas, de las cuales he aprendido muchísimo y siempre trato de encontrar un aprendizaje hasta de aquellos proceso que me han causado mucho dolor.
Soy bastante inquieta y mi primer acercamiento más formal fue la conservación y restauración de bienes culturales, después la cerámica, alfarería con comunidades Lencas en Honduras.
Luego procesos comunitarios con prácticas creativas artísticas en varias regiones, la transversalidad de las disciplinas es imperativo ya que me puedo apoyar de unos elementos para combinarlos con otros y siento que disfruto más el proceso. Lo comparo con una danza, un baile o la música que cuando se es plana y monótona se torna aburrida, con la experimentación así me siento más cómoda.
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Recuerdo en el laboratorio de restauración de la escuela de arte se tenían que combinar en el mortero diferentes materiales líquidos, sólidos para encontrar las mezclas más adecuadas para buscar una solución efectiva para la conservación o restauración. Igualmente en el taller de cerámica era toda una alquimia. Yo disfrutaba muchísimo enterrarme horas y horas haciendo pruebas con distintos materiales.
Y eso que eran talleres bastante modestos pero no era impedimento para jugar e investigar, así como mis ancestras vieron un mundo holístico y circular, creo que puedo mezclar las prácticas artísticas de esa manera.
Otro ejemplo claro para mi es que veo la tierras ahí, los suelos, luego todo lo que se cultiva y crece entre la tierra, los barros, humedales que nos sirven de alimento a nosotras y luego nosotras mismas regresamos a la tierra.
Somos tan reciclables y circulares que ¿cómo no usar diferentes elementos para la propuesta creativa? Veo imperativo, necesario mezclar y transversalizar. Desde hace tiempo sé que lo único que quiero es explorar cada expresión artística que pueda, disfrutar al máximo cada proceso.
FURIACA: ¿Cuáles han sido los retos y las oportunidades que has encontrado al crear arte con una perspectiva anticolonial, antiracista y anticlasista?
Dariana Torres: He abordado estas áreas porque sentí la necesidad en cada práctica o intercambio comunitario, al escuchar las injusticias de boca de compañeras en los territorios, cometidas por muchos sectores u organizaciones que pretenden llegar con la idea del desarrollo.
Sin embargo, sus prácticas han sido irrespetuosas, con una visión de desarrollo que roza con el neocolonialismo. Imponiendo criterios que supuestamente mejorarían su calidad de vida, pero que también se centran en un extractivismo de la cultura y los conocimientos ancestrales.
He tenido la necesidad que emana desde mi interior, desde la rabia y por la fuerza de alzar mi voz y la voz de las cuidadoras, las defensoras de las que están y las que ya no están que dedicaron su vida entera al cuidado, a la lucha por la defensa de sus cuerpos, de los territorios, pero que nos acompañan con su voz latente.
Una noche sentía que no podía pasar un día más, otro año y llamé a las directoras creativas, directores de centros culturales solicitando su acompañamiento, tuvimos una conversación sobre todo eso que tenía años de querer hacer. Una propuesta artística en la que no sentía que antes tenía cabida en las galerías o centros culturales. Pensar en comunitario para llegar lo artístico era complejo.
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Y agradezco, sobre todo a las compañeras artistas, defensoras, feministas, artesanas que me han abierto su corazón, sus tiempo y han confiado en estas propuestas para formar parte de ellas, para crear en colectividad, también estaba cansada de ver sus nombres, apellidos sus rostros totalmente invisibilizados tampoco
Lo comunitario, lo de barrio no encajaba no tenía cabida en los salones de las galerías, tuve el gran reto de hacer lo que fluía de mi corazón, de nuestros corazones, la rabia por las injusticias y violencias estructurales que atraviesan cada rincón de estos territorios.
Necesitaba expresarse para presentar una propuesta artística respetuosa, con sustento y fuerza interior y no un ejemplo de mirar desde lejos la problemática que están viviendo las esencias culturales comunitarias para abordarlas desde el escritorio o la computadora.
Solo con el acompañamiento de personas que sí han estado atentas a escuchar, acompañar y guiar con respeto este proceso creativo ha sido posible. Les agradezco tanto.
FURIACA: ¿Por qué consideras importante preservar y recuperar las prácticas ancestrales de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente y la naturaleza?
Dariana Torres: Pensar en el raigambre fuerte, poderoso como una apuesta para poder entender el camino. Primero reconozco que los pueblos originarios de abya yala y esta región de Honduras siempre han tenido como premisa una cosmovisión holística y circular en cada práctica, ya que todo está conectado.
Yo sé y siento que cada acción en nuestra cotidianidad se conecta y que transversaliza todo, que algunos sectores de los países hiper-industrializados ya han reconocido que ese no era el camino que debían tomar y que siguieron la ruta equivocada. Y deben reconocer que nuestras ancestras sabían que cuidando todo lo que nos rodea era, es y será la visión y única acción que puede salvar el universo en el que vivimos.
FURIACA: ¿En qué proyectos trabajas actualmente que te gustaría destacar en este contenido?
Dariana Torres: Conservación y significación de las técnicas de construcción ancestral con tierras: cerámica, alfarería, albareques, adobes, técnicas de acabados con tierras o pigmentos naturales sobre arquitectura de los pueblos basado en prácticas de las comunidades originarias de abya yala. Tanto en frío como con quemas tradicionales.
También hemos estado trabajando con un grupo de compañeras cuya preocupación inicial fue recibir talleres de cerámica para fortalecer las economías, ya que no pueden cotizar a ninguna seguridad social debido a su ocupaciones de economía informal haciendo trabajos en casa, vendiendo y siendo agricultoras de las zonas urbanas específicamente en Tegucigalpa.
Nuestro interés común es tener una oportunidad y nuestro imaginario fue desde siempre, si las oportunidades de trabajo no vienen a nosotras, pues nosotras tenemos y vamos hacer que esto cambie.
Y pues así surge la necesidad de tener un espacio seguro de encuentro para fortalecer primero las economías a través de espacios de formación y talleres donde también tenían la inquietud de aprender hacer ladrillos, adobe y BTC.
Rescatamos unas prácticas que cada vez están cayendo en desuso por la mala publicidad que la industria capitalista se ha encargado de hacerle. Con este sueño creo que tenemos una oportunidad para intentar hacer la construcción desde al aprendizaje y trabajo colectivo comunitario. Esas son las intenciones para este año 2025, sabemos que no es fácil, pero no perdemos nada con intentarlo.
Así que te invitamos desde ya a pensar en las necesidades comunitarias, a aprender, participar, colaborar para lograr real este sueño. Si este se llega a lograr y demostramos que es posible, sé firmemente que este colectivo del que formo parte puede llegar a tener su propio centro.
FURIACA: Si pudieras darle un consejo creativo a otras mujeres que desean abrirse camino en el mundo de las artes, ¿qué les dirías?
Dariana Torres: Que la creatividad te encuentre trabajando. Se hace camino al andar. (He abrazado estas frases compartidas de mis compañeras Mujeres en las Artes) Intentar con todas tus fuerzas tener una coherencia entre tu propuesta artística tu vivencias diarias y sobre todo lo que te rodea. Que no tengan miedo a nada y a nadie, mucha fuerza compañeras.