Quien dijo que ser madre era hermoso y que lo más bello es traer hijes a la tierra, no nos dijo la verdad completa.
La maternidad es hermosa… pero dura, tormentosa y caótica. Pensarás que tengo una docena de hijes para decir esto, pero no, sólo tengo una hija ( Que adoro con toda mi alma) que me basta y sobra para decir que sí: ¡Ser madre es difícil!
No hablemos del parto, que eso ya de por sí es una mortal hazaña, sobre todo en un país con las deficiencias en el sistema de salud como el nuestro. Hablemos de criarlos.
Si tenés la fortuna de tener a tu pareja ahí «apoyándote», «haciendo lo que puede» no te felicito, te compadezco. Pues la verdad es que los hombres en estas cosas en vez de facilitar, la complican más.
Ya escucho algunas que estarán pensando, que eso no es del todo cierto y les doy crédito, pero creánme al final del día a quién le toca más duro es a nosotras.
Sí, a vos será a la que te morderán los pezones hasta que tu «bendición» saqué leche, sin importar el dolor que eso te produzca. A vos se te partirá el corazón cuando lo vacunen, que no te dejará dormir porque quiere estar pegada a vos toda la noche.
Te puede interesar: Hablemos de la maternidad voluntaria
Que vas a querer dejar todo con tal de estar con tu bebé, que ahora tendrá que ser criada por una extraña porque se te terminó el subsidio de maternidad.
No dejo de pensar que si la maternidad de por si es difícil con pareja, puede ser todavía más sin elles. Y lo digo porque al final del día por lo menos tendrás otros brazos en quien depositar «tu bedición» para poder respirar 5 minutos en un espacio en el que «podás sentirte vos misma otra vez».
Si, tener una pareja comprometida es importante (¡Pero qué difícil es encontarla!)
La perfección que nos ataca
Apartando esta calamidad en la que casi el 80% de las mujeres caemos, está la otra trampa: La trampa de ser la madre perfecta. Este ideal es dañino y deberíamos de una vez por todas sacarlo de nuestras cabezas.
¡No existe la madre perfecta! Existen mujeres tratando de ser madres y ya de por si eso es bastante. ¡Sí lo es! Cuantos sacrificios no hemos hecho por nuestros hijes: ¡infinidades!
Ahora que soy madre me doy cuenta de todo esto y no dejo de agradecer a mi propia madre, por toda su valentía y amor, pero al mismo tiempo todo el trabajo que le hemos significado.
Te puede interesar: Los desafíos de la maternidad
Este ideal de una madre pura, buena y santa, quitémoslo, reescribámoslo. ¡No lo somos! y cuando nos damos cuenta de esto, pensamos que nos tocó la peor de las madres ¡no es cierto!
Nuestras madres hicieron lo mejor que pudieron, con los recursos o no (a veces hasta con las uñas) que tuvieron y también con los reproches y problemas de una persona que ahora tendrán que cuidar por el resto de sus vidas.
¿A qué quiero llegar con todo esto? Sencillamente no juzguemos a nuestras madres, nos seamos tan fuertes con nosotras mismas tampoco.
La maternidad no tiene que ser perfecta, tampoco bella o hermosa. La maternidad puede ser caótica, desesperante, extenuante… ¡y está bien! Pero sobre todo la maternidad tiene que ser, desde mi punto de vista, esa promesa eterna de amar incondicionalmente. Estaremos ahí para ellos y ellas, así como han estado para nosotras nuestras madres, y sus madres y las madres de ellas, porque es así como funciona este circulo de la vida.
La doble exigencia para las madres modernas
Yo amo a mi hija, ella llegó en el momento más oscuro de mi vida. Muchas veces me siento abrumada por sus exigencias de estar con ella todo el tiempo.
Así que he aprendido a disfrutar este tiempo que tenemos juntas, porque en parte, siempre me he sentido culpable de trabajar fuera de la casa y no estar con ella mucho tiempo.
Ahora que estamos las 24/7 juntas me doy cuenta que extraño el tiempo para mí misma, dónde no gravito alrededor de ella. Con la pandemia, muchas mujeres fueron mandadas a trabajar a sus casas, ( sí, aparte de lo que ya veníamos haciendo ¡desde el inicio de la humanidad!).
La crisis de la maternidad y el trabajo no se ha flexibilizado, más bien nos ha traído más exigencias.
Te puede interesar: Maternidad se impone antes de los 15 años en Nicaragua
Esta es la triste realidad que vivimos muchas mujeres, que debería ser distinta, pero todavía hay mucho que trabajar.
¿Qué se puede hacer? yo creo que hay que partir de un nuevo modelo se puede reestructurar el concepto de maternidad. Permitirnos decir y aceptar estos sentimientos de cansancio, de no poder más. Permitirnos ser nosotras mismas.
Que lo que le funcionó a tu abuela y a tu madre está bien, pero que no tiene que ser tu historia. Y al mismo tiempo hacerles saber a nuestros hijes como yo lo hago con mi beba todos los días:
«No tendremos nunca todas las respuestas, cometeremos muchos errores, pero siempre les amaremos con locura hasta nuestro último suspiro en esta tierra».
Y esto no es una promesa, es una realidad.
Si querés leer más en el blog de Wendy, click AQUÍ.