La sociedad y su entramado de “valores” caducos y encartonados arrastra a las niñas y adolescentes embarazadas, incluso en casos de violación, a parir el fruto de un embarazo no deseado.
Aun sin haber terminado su desarrollo físico, mental, emocional y moral, son obligadas por la presión social-patriarcal, encarnada en la figura de la familia, la religión y los estereotipos.
Sin embargo, muchas personas que están en contra de la interrupción del embarazo no ofrecen propuestas que protejan o apoyen a las mujeres, niñas y adolescentes en casos de violación o riesgos de salud.
Por eso es que después de un embarazo no deseado, creado entre pobreza, abusos y mala salud, nos preguntamos dónde están las personas en contra que con tanto ímpetu niegan el acceso a una interrupción del embarazo legal y segura.
Sueños truncados
Parir antes de los 20 años constituye un riesgo, pues la mujer no está preparada física o mentalmente para asumir las exigencias de un embarazo, por eso corren el doble de riesgo de morir durante la gestación o parto debido a su corta edad.
Según la OMS, los bebés de madres menores de 20 años enfrentan un riesgo de un 50% superior de mortalidad prenatal o de morir en las primeras semanas de vida, comparados con los bebés de mujeres de 20 a 29 años.
Y no solo eso, sino que un embarazo a temprana edad obliga a las niñas y adolescentes a renunciar a sus sueños, sus proyectos y como no tienen independencia económica o madurez sicológica, dependen de las decisiones de sus padres y/o el nuevo cónyuge.
Lo anterior arrastra consigo otras secuelas como ser víctimas de violencia y vivir en depresión, temor, dolor, vergüenza. Están en un callejón sin salida y hay pocos esfuerzos de los actores clave para ofrecer condiciones materiales que les permitan reconstruir sus vidas con dignidad.
La hipocresía como protagonista
No podemos ser indiferentes ante este panorama, la sociedad debe pronunciarse y buscar soluciones para erradicar los escenarios de violencia machista donde se alimenta el círculo de la pobreza encima de una niña, a la cual no se le han brindado condiciones para que crezca de manera integral y con pleno respeto de sus derechos.
Todo lo contrario, son obligadas a tener esos hijos a temprana edad. Es necesario revisar las leyes medievales y arcaicas que condenan a las niñas y adolescentes embarazadas a truncar todos sus sueños por un embarazo forzado, el cual muchas veces es producto de años de abuso sexual.
Asimismo, hay que dejarnos de hipocresía, si no estás de acuerdo con la interrupción del embarazo, si juzgás a las mujeres que decidieron por su vida en vez de continuar con un embarazo no deseado, si estás tan a la defensa de la niñez y de la vida, entonces ¿qué estás haciendo vos en la sociedad para erradicar la pobreza, la mortalidad infantil, las niñas/os en los semáforos y la calidad de la educación pública?
Reflexionemos, pues luego que estas mujeres, niñas y adolescentes salen embarazadas son abandonadas a su suerte y todos los falsos profetas, los moralizantes líderes, les dan la espalda y quedan varadas en ese callejón sin salida, donde las juzga un patriarcado implacable.