Todos los 15 de octubre se celebra el Día Internacional de la Mujer Rural. En Nicaragua, esta fecha adquiere más importancia, pues desde el año 2010 un grupo de mujeres rurales y productoras exigen el cumplimiento de la ley 717, ley creadora del Fondo para la compra de tierras con equidad de género. Su cumplimiento beneficiaría a unas 10 mil mujeres.
Vilma Mercedes Larios Paniagua sale todas las mañanas de su casa cuando todavía está oscuro. Camina por las calles de la comarca El Comején con un canasto grande encima de su cabeza. En él lleva chiltoma, tomate, ajo, yuca y demás productos de su siembra. Por el camino se topa con gente conocida: vecinos y amigos, algunos que la conocen la paran y le compran. El fin de su ruta es el mercado de Masaya, donde deja su canasta y ofrece sus productos en ese centro. Esta es la historia de uno de los trayectos que día a día realizan miles de mujeres para que los nicaragüenses puedan disfrutar en su mesa la paleta de colores de sus principales platillos.
La eterna espera
Ella no es solo una productora, es una activista. Va muy seguido a Managua para formar parte de las actividades que, junto con la Coordinación de Mujeres Rurales y miles de productoras, realizan de manera muy seguida para exigir la aprobación del “Fondo para Compra de Tierras con Equidad de Género para Mujeres Rurales» que está estipulado en la ley 717 y que desde su aprobación en 2010 no se ha cumplido.
Seis años han pasado ya, seis años que para ellas han sido lentos. El logro más grande que hemos tenido es permanecer juntas, afirma Larios Paniagua. En cada marcha, plantón y evento dejan en manifiesto que esas tierras no son un regalo, es un préstamo y ellas se comprometen a pagar.
Diez mil mujeres rurales son las que conforman esta lucha. Se espera que el 15 de octubre lleguen a Managua la mayoría de ellas. En la calle Marginal del CIPRES será este importante evento que empezará desde las 9 de la mañana en adelante. Las productoras presentarán algunos de sus productos, cuyo proceso desde la siembra es complemente orgánico. Como todos los años, llevarán una carta, la cual está dirigida a las autoridades competentes para que de una vez por todas se apruebe este Fondo.
Discriminación y machismo
Estas mujeres productoras no tienen una tierra que sea de su propiedad. Alquilan mensualmente a un precio desorbitante su parcela. El clima cambiante de Nicaragua no ayuda mucho, hay meses en los cuales se pierden las siembras y ellas quedan a la deriva con una gran deuda a sus hombros y una familia por mantener. Pero no es el único problema. Larios se tienen que enfrentar al machismo. Algunos hombres dueños de tierras les dicen: por qué no viene tu marido, no negocio con viejas. La humillación es tal vez el peor de los desaires. Con la aprobación del Fondo, estas mujeres pueden ser dueñas de su tierra, mientras pagan el precio de estas en valor mucho más bajo que el actual alquiler que les cobran.
“A veces las personas de cuidad menosprecian a las mujeres del campo. Pero gracias a esa persona humilde que está allí, que trabaja la tierra es que ellos tienen lo que tienen en su casa”, comenta Larios Paniagua sobre la importancia de su papel en la economía del país y que muchas veces es ignorado.
Este Día Internacional de la Mujer Rural hay una lucha por visibilizar y un derecho por exigir. “Nunca hemos perdido la fe, estamos muy unidas”, sentencia Vilma Mercedes Larios Paniaguacon una profunda convicción en su voz.
Escrito por Franklin Villavicencio