Ocupar el espacio público, tomarse las calles, apropiarse de esa dimensión política marcadamente masculina ha sido y es una de las estrategias de lucha y resistencia política de todos los grupos que han ubicado la relación de desigualdad en la que se encuentran ante un sistema hegemónico y represor.
El movimiento feminista no ha sido la excepción y las luchas de las mujeres han estado focalizadas en reivindicar y recuperar todos esos espacios ocupados por el patriarcado en todas sus manifestaciones y ramificaciones: machista-sexista-racista-capitalista-clasista-heteronormativo-colonial; todo ese sistema que jode la vida de millones de personas a lo largo y ancho del mundo. Por eso decimos que los feminismos deben poner el foco de cuestionamiento en todo ese entramado complejo de opresiones, que atraviesa las diversas condiciones y ejes de raza-clase-edad-cuerpo-etnia-entre otros.
Una de las fechas conmemorativas además del 8 de marzo, es el 25 de noviembre, día de la Lucha contra la violencia hacia las mujeres. Una fecha que nos recuerda que toda muerte de las mujeres ocurre en contextos y sociedades atravesadas por la represión política, la injusticia e impunidad. Como es el caso de las hermanas Mirabal, un 25 de noviembre de 1960 “Las tres mujeres fueron obligadas, a punta de pistola, a subirse al asiento trasero del vehículo de sus verdugos, mientras tres de éstos se montaban con el chofer en el jeep, dirigiéndose hacia La Cumbre…las apalearon hasta morir para luego introducir los cuerpos en el coche y simular un accidente de tráfico”. El asesinato de las hermanas Mirabal ocurrió en el contexto de represión política de la dictadura de Trujillo.
La muerte de estas tres hermanas, de estas guerreras, es la piedra que sostiene esta lucha que se conmemora los 25 de noviembre y que marca la apuesta política de esta jornada de noviembre por la No violencia hacia las mujeres.
Todo bien hasta aquí, asumo entonces la lucha y la rabia. Mujeres se organizan para salir a las calles en esta fecha en todo el mundo. ¿Cómo se planifican estas marchas? En otro lugares seguramente será algo espontáneo o más formal, en otros se ha institucionalizado, en varios se trata de una fecha agendada en la agenda de las organizaciones de mujeres, sea como sea; una marcha, una movilización pública apunta desde sus orígenes a tomarse las calles.
En la actualidad este espíritu reivindicativo ha ido pintándose con las dinámicas de las ONG´s, lemas estampados en mantas (no digo que las mantas sean el problema), listas que se llenan, rendición de cuentas posteriores al evento, bueno toda esa burocracia que si bien es cierto permite que muchos procesos se lleven a cabo, inyecta una burocracia que ralentiza y marca la acción social de la manifestación.
¿Qué pasa cuando una marcha se coordina en alianza con una empresa privada? Tomando en cuenta todos los proyectos políticos que comentaba al inicio. Ahí todo se empieza a tornar ambiguo, confuso. Este tipo de decisiones pensadas o no, generan una serie de dinámicas problemáticas, y limita por ejemplo quienes pueden estar en la tarima. Qué por qué lo digo?
Me llego en la colita de la marcha y me encuentro con la tarima puesta por la UCA, tres personajes cantando. Tres chavalos que a ritmo de reggueton cantan letras romanticonas y haciendo movimientos sugerentes sexualmente con su pelvis, testículos y cadera. Grupos de chavalas entre 14 y 20 años ubicadas frente a la tarima observan el “espectáculo”.
Mis primeras preguntas: ¿Qué es esto? ¿Qué hacen estos tres tipos aquí? Ah es que están los logos de Claro. ¿Qué hacen los logos de claro en esta tarima, de esta marcha? Respiro y proceso las imágenes de los susodichos meneando su pelvis, agachándose y cantando para las chavalas, tipo Romeo Santos y todo este paquete de majecitos balurdes.
Bueno, me acerco, los veo, todos de gafas, con aire de estrellas. Les tomo las fotos, para registrar ese evento absurdo. ¿Por qué no están ahí las chavalas raperas cantando, la Mafe y la Majo? ¿Por qué no está la Gaby Baca? O ¿la Rebeca Lane? En fin, hay varias mujeres que de lejos están con una cara que no logro descifrar, a las chavalas cerca de la tarima al parecer les gusta esa música. A todo esto no sé cómo se llama la bandita.
Entonces me alejo, lo comento con algunas compañeras. Veo a varias feministas que siempre están en las marchas, a algunas las saludo, pero no veo una incomodidad con el espectáculo como la que yo siento. Y no es la primera vez. En algún 8 de marzo también subió a la tarima un tipo que según información de varias compañeras había ejercido violencia a una ex pareja. ¿Qué mierda estamos haciendo entonces?
Nunca he formado parte de la planificación de las marchas, ni creo estar nunca en esa comisión. Tomarse las calles no es asunto de una marcha programada. Sin embargo la fecha tiene un sentido, una historia, un origen, una motivación. Y para nada se trata de ver a tres chavalos moviendo su pelvis e insinuando con su cuerpo que me quieren recorrer la piel.
Al fondo de la tarima se podía leer el mensaje “No a la impunidad”, el sexismo es una de las estrategias más perversas del sistema, no es como el golpe o el femicidio. Una canción que diga “quiero que seas mía” genera procesos subjetivos que sostienen la violencia hacia las mujeres. El clímax fue escucharlos decir, “es un honor para nosotros estar aquí con todas estas princesas, ¡Levanten la mano quienes están contra la violencia hacia las mujeres!, me fui frente a la tarima y les dije que dejaran de decir princesas, que no necesitábamos ningún príncipe que nos viniera a salvar, que de eso se trata la lucha. Se incomodaron, las chavalas que estaban cerca de la tarima se quedaron como “¿Qué le pasa a esta?” y luego terminaron de cantar la canción que era la última y bajaron de la tarima. Si decían de nuevo princesas iban a estar en serios problemas.
Hay varias reflexiones importantes a tomar en cuenta. Mi lucha no se reduce a una marcha. El clavo es que este tipo de marchas tienen un tinte bien mediático y la cagada con estos “errores” “malas decisiones” es que se cagan en el discurso. No conozco ni quiero conocer a esa banda. Me jode que sean ellos y no otras las que estén este espacio, el sexismo se coló en la marcha y se plantó, ocupó un lugar. Llamó princesas a todas las mujeres que son Luchadoras, Guerreras y Comprometidas y lo hizo con la manta de No a la Impunidad de fondo.
Lo bueno es no callar, seguir en la lucha y descolonizar los espacios, ocupando las calles con nuestras luchas, resistencias y rabias; más allá de los 8 de marzo y de los 25 de noviembre.
Guerreras siempre atentas, porque la lucha sigue, y el camino es largo.
Texto escrito por Gabriela Montiel, para conocer más de sus escritos click aquí