El acceso a una educación sexual adecuada y pertinente no significa entrar a Internet y que Google haga la magia. No. Esto comprende un proceso mucho más profundo e informativo que va desde romper con esos estereotipos de género en donde las «señoritas de la casa no deben de hablar de esas cosas» hasta frases que reafirman posturas machistas y violentas como «amarren a sus gallinas que mi gallo anda suelto».
Tenemos que hablar de estos temas, sin pena. Los mitos, los tabús y las malas costumbres convierten la injusticia en un círculo inquebrantable donde nuestras niñas y adolescentes repiten la historia de infancia a maternidad.
Cuando una adolescente sale embrazada enfrenta una doble exigencia porque se suman a las trasformaciones físicas, psicológicas y de su edad los cambios del proceso de gestación y maternidad, esta dualidad puede colocarla en situación de vulnerabilidad, pues sobrevivir a un embarazo no planeado puede ser un gran reto lleno de desafíos.
Toda esta situación tan difícil pudiera evitarse si las niñas y adolescentes conocieran sus derechos sexuales y reproductivos para decidir un embarazo o no, usar anticonceptivos para no abortar, o poder acceder a una interrupción del embarazo legal para no morir.
Si nos educamos en estos temas, y deberíamos pues hay información disponible, habrá menos muertes maternas, menos enfermedades de transmisión sexual y más comprensión en torno al tema de la interrupción del embarazo.
Pensemos en esas niñas y adolescentes cuyos embarazos son producto de abuso o violación, y que enfrentan grandes riesgos al vivir el embarazo como una experiencia dolorosa y traumática, si a eso se añade el escaso apoyo familiar, donde a veces solo hay rechazo y abandono, es una suma de factores que ponen un altísimo riesgo tanto para ellas como a su bebé.
Desde la casa hasta la escuela
En nuestra sociedad hay mucho tabú en cuanto a lo que la niñez y la adolescencia debe saber o entender en cuanto a sus derechos sexuales y reproductivos y eso se refleja en nuestra cotidianidad machista, nuestras leyes y nuestra postura ante temas básicos de derechos humanos como la interrupción del embarazo, la penalidad por violación y violencia doméstica, etc.
Las leyes deben cambiar, las niñas y adolescentes embarazadas deben tener más oportunidades, porque hoy la cárcel o la muerte son las únicas rutas disponibles. Asimismo el futuro no se ve prometedor pues enfrentan la difícil hazaña de dar a luz con un cuerpo que aun no ha finalizado su desarrollo y ya debe comenzar a reproducirse.
La educación temprana en estos temas son la llave para abrir nuevas puertas, nuevas oportunidades que faciliten el tránsito de la niñez a la juventud, disfrutando plenamente cada etapa y materializando sus sueños.