A finales del año pasado estuve en un campamento que reunía a cantautores de distintos países de Latinoamérica con el fin de explorar el arte de componer canciones. Primera vez que tengo la oportunidad de participar en una actividad como esta y la verdad no me quise generar expectativas de nada, más que todo porque no sabía a ciencia cierta a lo que me iba a enfrentar.
Debo decir que la experiencia aparte de sobrepasar mis expectativas, enriqueció mucho más mi visión sobre la composición de canciones y me hizo destrabar ciertos mitos que tenía acerca de cómo se compone en las altas esferas de la industria de la música; aparte de apreciar y adaptarme a diferentes procesos creativos.
USÁ ESTE CÓDIGO PARA PEDIR 20% DE DESCUENTO EN LOS CURSOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS MUSICALES: MF2020CEM
Todo esto me hizo meditar mucho más sobre mi propio método de composición, al que he desarrollado de diferentes formas desde que compuse mi primera canción a los 10 años.
Llevo más de 20 años componiendo, algunas veces más otras veces menos, otras veces nada.
He desarrollado mis propias mañas, trampas mentales para no auto sabotearme, no abandonar una canción, desarrollar una idea y terminar una letra. Y es que el proceso de componer una canción puede ser psicológicamente cansado, demandante, estresante, lleno de un sinnúmero de emociones y pretensiones como también puede ser liberador, fluido, terapéutico y una extensión de uno mismo como artista y como ser humano.
Todos los compositores tenemos una filosofía distinta de cómo observamos nuestros propios procesos, tenemos nuestros propios criterios que responden más a nuestros contextos y experiencias con la música, y con la vida.
Leé la primera parte: Cinco consejos para componer canciones
Hay muchos tipos de compositores, no es lo mismo componer para cine o para videojuegos, que hacer canciones en una banda de rock o un proyecto solista. Tampoco lo es componer para un ensamble de jazz o de pop; componer solo o con otras personas. Todos tienen sus propios artificios, pero absolutamente todos parten de una idea, de una opinión musical de algo que se quiere expresar y empezar a desarrollar dependiendo de mis búsquedas y mi experiencia con la música.
Es por eso que desde una opinión personal me permito enumerar otras cinco cosas que yo mismo hago, y que considero puede ayudarte a que esa idea de rola que está rondando tu cabeza, encuentre la luz al final del túnel.
1. Componé más a menudo
La composición es como el ejercicio físico, si pretendés estar en forma pero te ejercitás cada tres meses, difícilmente alcanzarás tus metas.
Si componés una canción cada dos años el avance de entender y afianzar tus procesos será extremadamente lento a diferencia de si lo hacés cada mes o cada semana. Tener el hábitlo de componer un poco cada vez que te sentés a practicar tu instrumento ayudará a que tu proceso creativo encuentre más rango de acción. Entenderás mejor cómo expresarte, cómo buscar y resolver y desarrollar las ideas musicales más fácilmente. Recordá que lo más importante del arte, cualquiera que sea la disciplina, es decir algo, no importa el qué.
2. Aprendé a improvizar
Una excelente forma de avanzar y desarrollar las ideas musicales es improvisando. Así uno tiene más la costumbre de probar lo que le gusta y funciona, y descartar lo que no. Para este proceso es importante no casarse con ninguna idea, porque las canciones casi nunca terminan a como comienzan.
La improvisación te dará mucho lenguaje y mucha fluidez en tu proceso, aparte que componer se volverá más habitual y natural.
Algo que hago mucho es improvisar melodías sobre progresiones de acordes, para mí esto es un proceso natural y fluido. Tratá de no pensar en nada más, ni si alguien la escuchará, o si esto puede convertirse en una canción, sino solamente fluí con la música. Ya luego uno analiza más racionalmente y si te gusta grabálo con tu cel o en la compu para no olvidar la idea.
3. Leé mucho y tomá nota
En una entrevista la magnífica cantautora Joni Mitchell decía que ella no tenía ningún problema con componer una canción, era algo natural, pero las letras eran muy difíciles. Y es cierto, las letras son complicadas. Si realmente querés decir algo con significado, e inteligente, sin caer en lugares comunes y demasiados clichés, tenés que tener gusto por la lectura y escritura.
Un compositor de canciones es también un poeta, un literato que sintetiza su visión de mundo en un espacio muy reducido. Tener un cuaderno de apuntes donde anotes tus ideas, versos y cosas que pensás pueden funcionar en una canción, a mí me ha ayudado mucho.
4. Aprendé a grabarte
Esta es una herramienta muy útil sobre todo para hacer tus propios demos, armar el esqueleto de la canción e incluso tomar ideas como bases rítmicas, secuencias y diferentes herramientas digitales que van a ayudarte a hacer un mapa más claro de tu obra. Así cuando ya te toque la hora de ir a un estudio o grabar la canción de una forma más formal tendrás una referencia más fiel a lo que estás buscando.
5. Establecé una jerarquía en los elementos de la música
Saber en qué lugar de importancia me gustaría tener la melodía, el ritmo, la armonía, el timbre y la letra, me van a dar una ruta más clara hacia el resultado que estoy buscando con una rola. Hay canciones donde sobresale más la melodía, otras más el ritmo.
En otras lo que es más importante es la letra, dejando de un lado la melodía y armonía, etcétera. Hay muchas combinaciones que nos ayudarían mucho más a clarificar nuestra idea de composición y a desarrollar nuestro propio estilo.
Habrá muchas más cosas y otros procesos que diferentes compositores utilizan, sentite libre de compartirlos y si querés saber más no dudés en inscribirte en las clases de armonía y composición del CEM impartidas por uno de los mejores músicos de Nicaragua, el maestro Ramai Dass.
Donaldo Sevilla, conocido por su columna como El Melómano, es fundador del Centro de Estudios Musicales, para más información de los cursos que ofrecen seguilos en sus redes sociales.