Empecé a escuchar a Ella Fitzgerald en la universidad, pero no fue hasta bien entrados los 23 que me dejé llevar por su voz.
Yo siempre quise ser cantante, desde muy niño. Por eso aprendí a tocar guitarra a los diez, para acompañarme mientras me aprendía canciones, por eso aprendí piano a los veinte, para que me ayudara a entrenar mi voz y entender mejor la música.
Todo ha girado alrededor del canto, es lo que siempre me ha apasionado. Y me apasiona también encontrar grandes cantantes y estudiarlos para tratar de aprender lo que los hace grandes.
USÁ ESTE CÓDIGO PARA PEDIR 20% DE DESCUENTO EN LOS CURSOS DEL CENTRO DE ESTUDIOS MUSICALES: MF2020CEM
Así fue como Ella Fitzgerald me atrapó. Posee un timbre hermoso, brillante y mucha consistencia. Un manejo del aire magistral, y un desarrollo auditivo que la hacía realmente virtuosa mientras improvisaba sus elaborados solos de scat.
Tenía un rango de tres octavas, y es considerada junto a Billie Holliday y Sara Vaughan una de las cantantes más influyentes en la historia de la música norteamericana.
Ella Fitzgerald fue una cantante negra que nació en medio de pobreza extrema en Virginia, Estados Unidos.
Se trasladó a vivir a Nueva York junto a su madre a quién perdió la vida tiempo después en un accidente de tránsito. Vivió con su tía y luego en un reformatorio del que trató de escapar muchas veces, así como de su casa.
Empezó a cantar a la edad de 17 años con la banda de Chick Webb para luego hacerse solista en 1941. En 1946 conoció a Dizzy Gillespie y adoptó el bebop como parte de su estilo.
Es acá donde empieza a incluir fragmentos de scat en sus interpretaciones. Sus grabaciones de «Lady Be Good», «How High the Moon» y «Flying Home» durante 1945-1947 se hicieron muy populares y le dieron la estatura como una de las primeras voces del jazz.
Te puede interesar: Lo que los músicos clásicos pueden aprender del jazz (y viceversa)
Cantó durante 40 años. En clubs y bares de música, en bodas y bailes, en bares de mala muerte, incluso en un reuniones de universidad y fiestas de oficina.
Y es así que se desarrolla como una gran vocalista, cantando en todos los contextos posibles. Sufrió mucha discriminación por ser negra por lo que no la dejaban cantar en clubs importantes.
Su amiga Marilyn Monroe fue la que utilizó su influencia para cambiar eso asegurándole al dueño del club que no quería contratar a Ella por su color de piel, que si lo hacía estaría siempre en primera fila, cosa que le convenía por publicidad y reputación dada la enorme fama de la actriz.
Te puede interesar: El Melómano: Voces del Jazz
“Después de aquello nunca volví a tocar en pequeños clubes de jazz”, dijo Ella en una entrevista de 1972. “Le debo mucho a Marilyn Monroe, gracias a ella toqué en el Mocambo de Los Ángeles. Marilyn fue una mujer inusual que estaba adelantada a sus tiempos aunque ella no fuese consciente”.
A diferencia de muchos de sus muchos contemporáneos del mundo del jazz, fue abstemia. Cuando no estaba en el escenario o de gira, donde pasó la mayor parte de su vida, prefería los días tranquilos en su casa de Beverly Hills y una vida social plácida con amigos como Carmen McRae y Peggy Lee.
«No es fácil para mí ponerme delante de una multitud de personas», dijo una vez Fitzgerald. «Solía molestarme mucho, pero ahora me doy cuenta de que Dios me dio este talento, así que me quedo ahí y canto».
Te puede interesar: 3 razones para escuchar (y amar) el jazz
Los cantantes luchamos con la ansiedad de exponernos al público día con día, y ella lo aprendió a transferir a su profundo sentido de la interpretación.
Su voz es muy expresiva, parece que te cuenta una historia, enfatiza las notas correctas, y el ritmo de sus cadencias y la precisión de su afinación la hacen una cantante como muy pocas.
Cantó melodías de espectáculos, swing, bebop, novedades, bossa nova y ópera. Grabó con Ellington, Basie y Armstrong, e hizo álbumes con canciones de Porter, Rodgers y Hart, y George e Ira Gershwin.
Para aprenderse melodías es una enciclopedia, tantas variaciones, tantas versiones de tantas grandes canciones, tanta belleza en cada nota.
Por eso y mucho más si no has escuchado a Ella Fitzgerald (o lo has dejado de hacer) es hora de ponerse al día con una de las más grandes cantantes de los últimos cien años.
Para escuchar sobre su música te recomiendo esta playlist de Spotify: https://open.spotify.com/playlist/37i9dQZF1DXciLbPVkluM0?si=qoeIvfz7Tl2PHKY-FuzCPQ
Donaldo Sevilla, conocido por su columna como El Melómano, es fundador del Centro de Estudios Musicales, para más información de los cursos que ofrecen seguilos en sus redes sociales.