En el 2011 el Barrio Acahualinca se volvió el objetivo de algunos jóvenes norteamericanos que estudiaban en el país y que colaboraron con los líderes comunitarios de la zona para promover y apoyar la educación de la juventud del barrio y desarrollar su liderazgo con el fin de convertirlos en actores de cambio.
Alison McCullough, coordinadora general del proyecto, cuenta que hay actividades y clases gratuitas básicas, como lectura para niños pequeños, computación, mecanografía, noche de películas, deportes, teatro, artesanía, danza, clases de inglés y ayuda en las tareas de los colegios públicos.
Antes de que Podcasts for Peace naciera ya se tenían las ganas de hacer algo parecido en el mismo barrio, pero específicamente en la Chureca, donde había un programa de radio, llamado «3 minutos con la Chureca». Para el 2010 el proyecto ya había cerrado, así que los líderes que estaban involucrados en ese proyecto comenzaron a soñar con una nueva manera de darle libre expresión a los jóvenes.
Sin embargo, Podcasts for Peace fue más allá, pues se expande por las comunidades y en organizaciones que trabajan con sectores necesitados de la sociedad, contribuyendo a la reflexión y a la paz mediante el arte digital con reflexiones de menos de 3 minutos, en una especie de fotocuento. La metodología que ocupan es muy parecida al Center for Digital Storytelling en Berkeley, California, que busca la simplicidad y a su vez la claridad del mensaje, por ende evitan a toda costa arruinar la intención con tecnología avanzada o compleja o no gratuita, porque la idea es crear procesos creativos sencillos para todo tipo de nivel educativo.
«Los que participan deciden qué quieren hacer, sobre qué quieren hablar, también eligen las tomas de cámara y las imágenes, pues no usamos internet del todo. A veces te dicen: ‘grabame haciendo esto o aquello’, nadie los influencia en lo que quieren expresar. Luego, cuando terminan pasan por un proceso de revisión en la ortografía y la coherencia», cuenta Josué Reyes, profesor de base en las artes digitales y oriundo del Barrio Acahualinca.
Hace poco estuvieron en Granada en el Centro Integral de Desarrollo Corazón Contento, donde trabajaron con niños y jóvenes con capacidades diferentes, también estuvieron en Rosita con la Acción Médica Cristiana y otras organizaciones. En Granada fue una experiencia gratificante y un reto porque había que cambiar la metodología en ciertos aspectos para facilitar la enseñanza, y la comunicación como el uso de plafones o dibujos.
«El arte digital implica mucho porque es todo lo que se puede realizar en el mundo digital, imágenes, videos, narraciones, música, cuentos, etc. Hacemos énfasis en reflexiones digitales y fotocuentos, son historias originales historias de vida de las personas contada en un corto tiempo. En la parte de la edición les enseñamos a hacer guiones y les mostramos técnicas básicas de edición. El resultado final tiene muchas funcionalidades, puede ser para presentarlo radialmente, pero también en internet o en televisión», expresa Josué, quien entró al proyecto por curiosidad, ya que su hija estaba recibiendo clases en el centro.
El 2 de agosto volverán a Granada para dar charlas sobre relaciones humanas, 15 muchachos de Podcasts for Peace y 15 de Corazón Contento compartirán un momento armónico, un curso de fotografía y un tour por Granada todos juntos para promover el aprendizaje y solidaridad entre jóvenes. En septiembre planean hacer una gran presentación, como un festival con todos los trabajos multimedia realizados durante los últimos 6 meses.
Hay alrededor de 400 jóvenes en Acahualinca integrados en Podcasts, pero hay 120 fijos que llegan más de 3 veces a la semana. «Este proyecto ha tenido una perspectiva alegre y positiva por parte de los niños y niñas del sector. Hay acceso libre porque es comunitario, luego muchos se han vuelto voluntarios dentro del proyecto», expresa Alison.
«No vemos a los niños como un folder o una hoja de vida, somos una familia, ningún niño paga para pertenecer al programa, muchos recibieron clases y ahora son profesores que se exigen a sí mismos, enseñamos para que lo reproduzcan, que aprendan a dar, no sólo a recibir», finaliza Josué.