Me moría por experimentar con él, pero cuando al fin pude ver aquel miembro del que tanto me habló, todo cambió…
Hace un año estaba muy enamorada de un muchacho y aunque nunca tuvimos nada serio sí había algo entre nosotros pues, salíamos juntos de vez en cuando. Después de un tiempo empezaron las propuestas, las cuales siempre trate de evadir.
Él me contaba cuánto media su pene o cuánto duraba en la cama, supongo que para tentarme. Yo prefería esperar, pero las cosas que me decía quedaban en mi cabeza y poco a poco empecé a pensar en la idea de aceptar.
Una noche decidimos ir a un concierto de mi banda nica favorita y la pasamos muy bien. En la madrugada, al regresar veníamos en su carro y me aventé a decirle que no quería ir a mi casa, él se puso nervioso-se le notaba demasiado- y empezó a preguntarme dónde quería ir, yo nunca había dicho algo tan aventado, al menos para mí, y por un momento me sentí como una ofrecida porque él y yo sabíamos en lo que aquella noche podía terminar.
Después de casi una hora de dar vueltas por toda Managua, él detuvo el carro en alguna calle oscura y empezó aquello que me moría por experimentar con él. No era mi primera experiencia sexual pero sabía o creía que podía ser especial porque era con él, el muchacho que tanto me gustaba.
El problema fue cuando al fin pude ver aquel miembro del que tanto me habló. Mil preguntas y pensamientos pasaron por mi cabeza, “¿en realidad el tamaño importa?, vos dale, probá, ¿por qué un hombre tendría que mentir sobre el tamaño de su pene? Obviamente para proyectarse como un macho ante las mujeres y así sorprenderlas, pero ¿para qué? Si quiere tener relaciones con alguien y le dice que su pene mide 17 cm, de qué serviría el dato si igual vas a comprobar que es falso”; esa era mi gran reflexión al respecto.
Por un momento sentí que iba a perder mi tiempo, me enojé y luego sentí pena por él. Pero pensé que ya estaba en lo que estaba y si calenté la comida me la tenía que comer así que, traté de dejar de pensar en que su pene era pequeño y que no coincidía con la descripción que él mismo me había dado.
El problema fue cuando se dio la penetración, en el momento estaba perdida y no dejaba de pensar en que estaba arrepentida de estar haciendo eso, me preocupaba mucho la cuestión del tamaño, me sentía muy rara porque a pesar de que sentía tantas cosas por él en ese momento no me provocaba nada, era como si estuviera ahí por compromiso, porque no me quedaba de otra y pues, mala onda. Luego vino lo esperado y en menos de 5 minutos el carro estaba en marcha de nuevo y como era de esperarse me sentía más arrepentida.
Ha sido sin duda el peor polvo de mi vida y no creo que el tamaño haya sido el problema. Después de meses reflexionando y dando vueltas en mi cabeza, llegué a la conclusión de que el tamaño es más bien una cuestión de imagen porque un pene tamaño promedio se ve mejor que uno pequeño, pero ambos pueden tener el mismo desempeño.
Aunque todavía no comprendo porqué mentir acerca del tamaño de tu pene y el tiempo que durás, es importante hablar con tu pareja sobre estos temas. A mí me costó porque no sabía cómo empezar a decirle esto, pero después lo hablamos. Me fui sacando esa idea de que él no servía en la cama y me comprometí a ayudarlo porque lo quería; en realidad es un problema que muchos hombres atraviesan… Ahora la pasamos muy bien…
Tlazolteot
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No entiendo la expresión «…y si calenté la comida me la tenía que comer» Creo que si has sido honesta y le dices la verdad tal vez mas adelante habrías creado alguna otra conexión con la que llegaras a las conclusión (o no ) de que el tamaño no importa… No comprendo porque te forzaste a tan incómodo momento y ahora mal recuerdo.