Felicia culminó sus estudios universitarios con la emoción que conlleva iniciarse en el mundo laboral. Dispuesta a desarrollarse como profesional, se dio cuenta de la falta de oportunidades que existen en el país. Pasó el tiempo y entre currículos mandados, entrevistas realizadas y llamadas no recibidas, decidió armar su propio negocio, pero el factor monetario no está a disposición para cubrir su proyecto. Terminó aceptando trabajar en un área que no tiene nada que ver con su carrera para así obtener una base y cumplir sus sueños.
La situación de Felicia no está lejos de la realidad de muchas/os jóvenes, que afirman que el mundo laboral “se mueve por contactos”.
Mauricio Camacho estudia ingeniería en sistemas. Él ha tenido que enfrentarse a una serie de “estereotipos” relacionados con su carrera y su futuro laboral. “Vas a terminar poniendo un ciber o reparando computadoras”, son unas de las tantas frases provenientes de sus conocidos. Mauricio cree firmemente en la variada oferta que su carrera ofrece. Está convencido en que un ingeniero en sistemas puede dedicarse a muchas ramas e incluso, a emprender su negocio. Él está dispuesto a hacerlo.
Las micro y medianas empresas generan el 66% de los empleos en el país. Afirma el Cuerpo de paz en Nicaragua en un boletín informativo sobre el emprendedurismo.
Crismar Zeledón es otra chavala quien ha tenido que enfrentarse a los desalentadores estereotipos. Ella estudia Comunicación y ha escuchado frases como: “te vas a morir de hambre”, “con una licenciatura no hacés nada”, “te van a salir matando, a los periodistas los terminan matando”, entre muchas otras…
Ella se hace la sorda y afirma haber cumplido con su primera tarea desde que empezó a estudiar: educar a su familia y darles a entender que, como comunicadora, tiene la facultad de elegir entre las tantas ramas de su profesión.
Crismar no se confía, ella también sueña con tener algo propio. Actualmente cursa segundo año y ya trabaja en un esquema para cumplir su meta. Ella narra, con toda la seguridad del mundo, sus planes para que dicho proyecto vea la luz. Crismar tiene algo que identifica a los emprendedores: visualización.
Fabricio Sevilla también tiene trazado un plan para su futuro. Al igual que Crismar y Mauricio, admite que el mayor incentivo para emprender un negocio es «la preocupante situación de escasez de plazas vacantes». Él escucha las experiencias de sus amigos egresados, quienes narran las dificultades para incursionarse en el mundo laboral.
Estos tres chavalos están en los primeros años de su carrera, saben que no pueden perder el tiempo y tienen que «ponerse las pilas» desde ahorita.
¿Qué hace a un emprendedor?
Visión y creatividad.
Para Sara Lila Cordero, directora de La Fábrica (iniciativa para promover el emprendedurismo), la creatividad es uno de los aspectos más importantes para las personas emprendedoras. Ella cuenta que hay una serie de pensamientos capaces de aniquilar la creatividad y que tenés que eliminar de tu vida:
- Los errores son malos.
- No soy creativo.
- La creatividad es para artistas.
- Tenemos que ser serios.
- Existe la respuesta correcta.
- No hay nada nuevo.
- ¿Qué van a pensar de mi idea?
Remarca que esta última es una de las más peligrosas, porque desde un inicio estás tachando a tu idea de mala, tirándola a la basura sin ponerte a pensar sobre los aciertos y fallas que tiene para así mejorarla.
¡Tenés que estar incómodo!
La comodidad es un determinante para todo proceso creativo. Sabemos el bienestar de estar cómodos, es un sentimiento de somnolencia, como un ensueño. Pues dicho sentimiento no es bueno para la creatividad. Poder salir de la zona de confort o pensar fuera de la caja, es básico a la hora de inspirase. Ningún emprendedor se sentía cómodo en su contexto, en su realidad. A todos les impulsaba la idea de poder dar un aporte al mundo. Se caracterizaban por ser personas inconformistas, pero en el buen sentido.
Ya te mencionamos los pensamientos que destruyen tu proceso creativo, ahora te compartiremos cinco formas para ser más creativos, según Sara Lila.
- Cuestionarse / La curiosidad.
- Promover el trabajo en equipo.
- Crear un ambiente que te estimule.
- Salir de la zona de confort, como antes te lo mencionábamos.
- Probar cosas nuevas.
No es nada del otro mundo. Son pequeños cambios que hoy mismo podés hacer.
Sara Lila quiere lograr con su proyecto un espacio físico donde las personas lleguen a proponer ideas y junto con asesoría, lograr materializarlas. Actualmente, da talleres para emprendedores en universidades. Podés seguir su página en Facebook para estar pendiente de sus conversatorios y testimonios de gente emprendedora.
Es una realidad: los jóvenes se están proponiendo metas, pero, ¿son alcanzables todas? ¿Disponen de herramientas? ¿Están siendo motivados en sus universidades para llegar a ser emprendedores? Son preguntas que debemos hacernos todos y todas.
Escrito por Franklin Villavicencio