A sus 25 años Ernesto Valle tiene más que claro que escribir es lo que le permite expresarse mejor y el lanzamiento de Antípodas, su libro de poesía, es prueba de ello.
Con un padre escritor y una mamá psicóloga, era de esperarse que en la casa de Ernesto siempre hubo libros. «Entonces mis opciones eran leer u odiar por completo la literatura y tuve las dos reacciones», recuerda.
Y aunque lee mucha prosa, de Cortázar a Sábato y de Márquez a Llosa, escribe generalmente solo poesía, pues encuentra factible plasmar lo que piensa a través de ella.
«Aun no sé si es una pasión o una necesidad al no encontrar otra forma para comunicarte, yo encuentro eso en escribir para mí es una forma sistemática de organizar mi pensamiento, expresar lo que tenía guardado o lo que me marcó», explica.
Un sueño hecho realidad
Actualmente la literatura está en todos los aspectos de su vida profesional, de hecho tiene un grado académico en estudios culturales, pues le atrae mucho la parte investigativa en sí.
«Además del libro estoy planeando un documental y un cortometraje. Quiero combinar el tema de la literatura, el cine y la crítica literaria ademas de la comunicación como profesión», expresa.
Asimismo, tiene entre manos una novela histórica en la que ha trabajado por 5 años y ahora planea retomar con la idea de publicarlo pronto.
Uno de los momentos memorables que ha tenido como escritor es cuando participó en el Concurso de Poesía «Leonel Rugama» y ganó con su primer poemario en el 2013.
«Para mí ya de por si fue un reconocimiento lejos de la figura de mi papá, ya no era el hijo del escritor, sino Ernesto, el que escribe poemas y acaba de ganar ese premio», asevera.
Luego le publicaron en Casa de las Américas, una revista que considera histórica e importante en el gremio de escritores, por lo que para él fue «un sueño hecho realidad a los 22 años».
El nacimiento de Antípodas
Ernesto nos cuenta que sus primeros poemas fueron muy universitarios, para luego adentrarse en otro tipo de escritura.
«Yo salí de la UCA, leí otros escritores y justamente comienzo a escribir otro poemario llamado El Oficio de la Muerte, con el que fui finalista en Ipso Facto, un certamen de poesía joven centroamericano en El Salvador», cuenta.
Es así como estos dos poemarios están presentes en el libro, los primeros poemas son más imaginarios y luego viene la otra etapa donde Ernesto experimenta más.
«Me dicen que se nota que hay una evolución entre el Ernesto más ingenuo, más imaginativo que va narrando lo que le pasa y le llama la atención, versus el Ernesto con más interrogantes hacia la literatura y eso es lo interesante, podés ver el cambio y es curioso», explica.
De ahí que el nombre del libro viniera a él en una clase de cine con Gabriel Serra. «Ahí se me sugirió el tema de las antípodas, un concepto geográfico sobre lugares opuestos, como Chile y China, países diametralmente opuestos, pero conectados por alguna razón», cuenta.
Según Ernesto eso se representa en su libro, «tenés al maje como más ingenuo y el maje más crítico y consciente, alguien viendo al exterior y el otro más reflectivo».
«Hay que pensar en alternativas de edición y publicación»
Después de varios reconocimientos Ernesto sintió que ya era tiempo para publicar un libro, «creo que vale la pena para que si alguien quiere adentrarse en tu obra, vea esas dos etapas que ahora son visibles y que no sabemos en qué van a deparar en 10 años», agrega.
El libro en sí también es llamativo por la manera en que está hecho, la diagramación e impresión es más orgánico, creado a mano y con un estilo personalizado.
Hay escritores jóvenes, pero lo que deberíamos hacer es pensar en alternativas de edición y publicación. Si no tenés un mecanismo para publicar ni para distribuir tu obra, vas a estar ahí pululando en el espacio sin que nadie sepa lo que querés decir», puntualiza.
Ya sea si querés regalar los poemas uno por uno u ordenarlos a tu manera, el encanto está en alejarse de lo tradicional y dejar que el lector haga lo que le plazca con el libro.
«Cuando lo comprás es tuyo, podés hacer lo que querás con él, al final de eso se trata ¿no?Los libros son del lector no del autor», finaliza.