La pérdida, ya sea repentina o no, genera en muchos casos una crisis inevitable.
La pérdida de un ser querido, un cambio repentino de entorno, entre otros tipos de duelos, pueden afectar tu forma de percibir la realidad y cambiar tus relaciones interpersonales, y no es para menos, estás pasando por una transición.
Para hacer ligeros estos cambios es necesario hablar de duelo, de salud mental y buscar ayuda profesional para encaminarnos mejor durante el proceso.
«Es primordial reconocer que las pérdidas pueden ser diversas, duelo por seres queridos, separaciones en divorcios, pérdidas intrapersonales (asociadas a nosotros mismos y nuestro cuerpo), pérdidas materiales y evolutivas (asociadas a fases de nuestro ciclo vital)», explica Janet González, especialista en el Hospital Asunción de Juigalpa y Coordinadora Comité Uso Racional de Insumos Médicos.
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Hay personas que han pasado por momentos muy fuertes, cambios bruscos y repentinos, pérdida de seres queridos en momentos de tensión, y hasta han visto sus vidas en peligro, éstas y un sinnúmero de situaciones, que al no tratarse y no llevar un proceso de duelo, pueden hacer que se desarrollen conductas inusuales.
«Los trastornos que más frecuentemente se desarrollan son la depresión crónica, el trastorno de ansiedad y abuso de sustancias que en ocasiones enmascara el cuadro depresivo», nos comenta González.
Es importante hacer énfasis en este punto, las personas que han tenido vivencias en situaciones de violencia, ya sea generada por abuso de poder, violencia familiar, de pareja, entornos violentos y hostiles, cargan con secuelas que muchas veces no son tratadas con un profesional a tiempo o adecuadamente.
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«Usualmente se presenta asociado a síntomas de trastornos de estrés post-traumático como pesadillas recurrentes, alucinaciones audiovisuales, etc.», explica.
Fases del duelo según Bowlby
Fase I: Impacto o fase de aturdimiento: Fase temprana de intensa desesperación que se caracteriza por el aturdimiento y la queja. La negación, la cólera y la no aceptación.
Fase II: Pena y búsqueda de lo perdido: Es un periodo de intensa añoranza y búsqueda de la persona fallecida.
Fase III: Reorganización y superación. Se ha descrito como una fase de des organización y desesperación, la realidad de la pérdida comienza a establecerse. Revive constantemente los recuerdos del fallecido y la aceptación que los recuerdos son solo recuerdos provoca desconsuelo.
Fase IV: Organización: La persona fallecida se recuerda ahora con una sensación combinada de alegría y tristeza y se internaliza la imagen de la persona fallecida.
El sentimiento no simpre es igual
El duelo puede adoptar diversas formas que van desde la ausencia o el retraso en su aparición, hasta el que es excesivamente intenso y duradero, pasando por el duelo asociado a ideas suicidas o con síntomas claramente psicóticos.
Podemos ayudar a que el duelo se exprese de una forma normal a través de actos de apoyo, como ayudar a la persona a hablar del tema y estar conscientes que esa persona puede llegar a experimentar diferentes sentimientos, como la ira y lo mas importante, encaminarlo/a a buscar ayuda psicológica.
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La salud mental es primordial, de ella depende nuestro funcionamiento total, descuidarla no solo conlleva al deterioro paulatino de nuestras percepciones y estado de ánimo, sino también del desarrollo de enfermedades mentales crónicas y también nuestra salud física en general.
Asímismo, es indispensable hablar con la niñez y adolescencia sobre la importancia de la salud mental, que aprendan a expresarse sin temor.
«Hay que trabajar en pro de la inclusión de la psicología en la educación en todos los niveles, principalmente cómo desarrollar una adecuada autoestima y cómo enfrentar los problemas de la vida de forma asertiva», agrega González.
En estos tiempos, en los que todos de alguna forma pasamos por un duelo, o cambios bruscos en nuestras vidas, o tratamos de superar muchas pérdidas es importante saber identificar las etapas, ayudarnos y estar atentas/os.