Hay algo mucho más profundo que impulsa la motivación y la disciplina detrás de hacer ejercicio, es un «algo» que no es tan obvio.
Por eso es que muchas personas lo pasamos por alto. Acá te lo cuento desde mi perspectiva.
La famosa meta de siempre
Inició el 2021 y seguramente entre los objetivos de muchas personas, por no decir de la mayoría, se encuentra el bajar de peso o llevar una vida fitness.
Cualquiera de las dos cosas están bien, siempre y cuando se haga por las razones y las motivaciones correctas.
¿Por qué a varias personas nos pasa que comenzamos a hacer ejercicio con mucha motivación, y al pasar las semanas lo dejamos?
¿Por qué algunas personas ni siquiera se atreven a intentarlo?
Créditos: Máscaras Fuera
No todo es motivación
Firmemente creo que no es por falta de motivación, constancia o disciplina, estos son tres pilares que no aparecen por arte de magia.
Ni se alimentan por un simple “querer es poder”. Hay algo mucho más profundo que las impulsa.
Y de eso es lo que quiero hablarles, de un enfoque menos evidente que muchas personas no estamos viendo.
¿Alguna vez se han puesto a pensar que quizá la causa de por qué nos cuesta cuidar a nuestras cuerpas, es porque nuestra autoestima ha sido golpeada y no hemos priorizado el ejercicio de la sanación emocional?
Nuestras cuerpas, una esponja
Cada vivencia, sea violenta o no, pasa a través de nuestra cuerpa, y cuando salimos al mundo y llegamos a una etapa en que la opinión de todas/os nos importa.
Las palabras y opiniones negativas que nos dicen sobre nuestro ser, hieren.
Pero hieren más aquellas que se nos dijeron desde casa y la cosa se pone más difícil cuando esas palabras se convierten en creencias.
Infinitas son las historias de madres o padres exigiendo a sus hijas/os a verse de cierta forma, hasta caen en la violencia de decirles “gorda”, “feo”, “con ese peso nadie te va a querer”.
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Es así como desde nuestra infancia no solo escuchamos esas palabras que nos fracturan el amor propio (uno que de por sí no nos enseñan a fortalecer), sino que también llegamos a un punto de creernoslo.
Por ende ¿cómo alguien que cree que no es suficientemente buena/o porque no encaja en los “cánones de belleza” va a decidir cuidar el templo que representa su cuerpo?
Y esto solo por dar un ejemplo de todas las formas en que nos bombardean de una manera tan equivocada sobre cómo deben ser nuestras cuerpas.
#AMiTambién
Cuando en nuestras vidas nos atraviesa la violencia, es una herida que si se queda en silencio solo se profundiza (lo aprendí en carne propia).
Primero tuve que reconocer el abuso sexual que viví y que cambió por completo mi vida.
Solo después de este proceso es que pude comprometerme a hacer ejercicio, meditar, comer más saludable, beber más agua y dormir 8 horas.
Inicié un proceso de sanación emocional, espiritual, física y mental (el cuál aún continúo) que me permite reconectar con mi razón de existir.
Reconstrucción
Tuve que reconocer que la culpa no era mía, y reconfigurar las creencias que quedaron en mi desde entonces.
Después de ese suceso recuerdo que entré en periodos en los que comía en exceso, porque había algo que quería “llenar”.
No tenía la mínima voluntad de cuidar el cuerpo que había sido escogido por mi agresor para ser ultrajado.
¿Y cómo iba a quererlo si sentía que le habían arrebatado su dignidad de ser?
Muchas veces si no podemos comprometernos con el cuido de nuestras cuerpas es porque hay algo ahí de trasfondo que nos bloquea.
Hay una creencia inconsciente de que no nos merecemos ese cuido, hay una autoestima pidiendo ser vista a gritos.
Solo cuando por fin comenzamos a conocernos a profundidad, es que entendemos porqué hay muchas cosas en nuestro presente que progresan.
Juzgarnos menos y amarnos más
Para cuidar nuestra cuerpa hay que creer que somos dignas/os de amarle, que nos cuidamos no porque en nuestro ser haya algo roto o imperfecto.
Somos personas dignas de amor porque existimos y no necesitamos la aprobación social ni un número en la pesa para ser valiosas/os.
Mi invitación es a que no nos quedemos con las simples frases motivacionales de las/os infinitos coach de vida y fitness que existen.
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No seamos conformistas, preguntémonos qué está bloqueando nuestras ganas de expresarle cariño a esta cuerpa en este momento.
Que no nos dé miedo las respuestas que podamos encontrar, muchas de ellas no serán gratas y estarán basadas en momentos y recuerdos amargos.
Sin embargo, no hay crecimiento sin dolor, y el dolor también puede ser transformador y bueno si es bien gestionado.
Créditos: Gussun Almbark en Máscaras Fuera
Mirar hacia adentro
Tomar actitudes autodestructivas se encuentra directamente relacionado con la percepción que tenemos de nuestro propio ser.
Especialmente sobre quiénes somos o cuánto valemos y esto a su vez está ligado a las vivencias que marcan nuestro pasado o presente.
Sí, ejerciten su cuerpo, pero también ejerciten su alma, que ahí está la base para todo lo demás.
Una vez que comiencen a sanar, la motivación, la disciplina etc. viene por añadidura. Eso es lo que he aprendido en mi propio proceso de sanación.
La felicidad está en cuánto yo me amo
No soy la más fitness y eso también está bien. Ahora tengo una mayor conexión conmigo misma y con la vida.
Mi cuerpo es precioso por el simple hecho de estar y de darme las capacidades para ser yo mientras me muevo por el mundo.
Si hago ejercicio no es buscando la talla más baja, sino esa en la que me sienta saludable y cómoda conmigo misma.
En parte ahí es donde he encontrado la felicidad.
Una anécdota, una historia, una conclusión de mis aprendizajes, pensamientos guardados en mi memoria emocional.