Hablamos con Iveth Rodríguez, la creadora y diseñadora detrás de Ivero, una marca nicaragüense que elabora productos decorativos y accesorios partiendo exclusivamente de materiales encontrados en ambientes naturales y urbanos.
Respetar las piezas que se encuentran en la naturaleza es uno de los principios de la marca. «Me encanta dejar las piezas tal y como las encuentro: en su estado más natural, en su forma, textura y colores», comenta Iveth.
La recolección de materiales es lo primero. Incluso en el área urbana se pueden encontrar objetos que tienen potencial como materia prima para Ivero, el punto está, según Iveth, en la sensibilidad para ver de qué forma cada objeto puede aportar al diseño de un collar.
Iveth ha hecho del proceso de recolección algo muy personal y místico. Es como si sus ojos se clavaran de repente en un trozo de madera en la calle y encontraran, en ese objeto sin forma, la belleza que otros ojos no pueden ver, pero no es ella quien encuentra las piezas, nos cuenta, sino al revés.
Su creatividad entra en el juego al momento de montar las piezas, cuando combina colores y materiales para convertir los objetos cotidianos en piezas que puedan ser exhibidas o usadas. Hasta hace un año, cuenta, eran los colores ocres, madera o tierra los que caracterizaban Ivero, sin embargo, de un tiempo acá ha explorado los rojos, naranjas y blancos y negros y ahora se siente cada vez más ligada a combinar estos colores en sus piezas.
Esta paleta de colores y materiales convierte a Ivero en una marca dirigida a personas que sienten una vinculación fuerte hacia la naturaleza y sus formas. Los productos de Ivero, además, son ecológicamente responsables, porque parten de la apreciación y el respeto a la naturaleza y su belleza.
Amo hacerlo. Eso va delante mío, es como si eso fuera yo. Yo misma soy todo esto que doy, cada pieza, cada diseño. Y no solo yo, sino yo vinculada un montón a la naturaleza y a lo que ésta puede ofrecer.
De las hamacas a la marca
Hace más de diez años Iveth estudiaba fisioterapia en la UNAN. Fue a través de esa carrera que aprendió a elaborar hamacas, con el fin de traspasar el conocimiento a personas con discapacidad.
Enseñando y aprendiendo me quedé encantada con las hamacas. Empecé a hacer hamacas para mis amigos y familiares y de repente me vi en Xalapa en una feria del maíz vendiendo hamacas.
Tejer se hizo un hábito y posteriormente decidió experimentar con otros materiales y productos. La venta de hamacas le había hecho conocer mejor el mercado, las demandas, el contexto y los clientes, fue por eso que se decidió a formar Ivero, la marca que ahora conocemos y a la que Iveth dedica todo su tiempo: «han sido años fantásticos, ha sido como una aventura», dice.
Emprender con una marca de productos nacionales y naturales conlleva muchos retos, desde cómo ofertar los productos en las redes sociales hasta gestionar los espacios físicos para venderlos. Ivero ha sido constante en ello y ha logrado crear una pequeña comunidad de clientes, que leen su blog y siguen la marca en Instagram. Como resultado de este esfuerzo también ha llegado a exponer sus obras en importantes eventos como el Festival Internacional de Poesía de Granada. «Amo hacerlo», remarca.