“La vida para mí es la música, no basta con subsistir”, expresa Katherine Argüello, quien a sus 15 años no soñaba con la típica fiesta rosada. Su interés principal se centraba en la melodía de un instrumento que en muchos casos ha sido dominado por varones: la guitarra.
“Empecé a practicar con la guitarra de una amiga, ya cuando mi mamá me vio interesada me metió a una escuelita de música. Luego entré a la UNI a estudiar Ingeniería en Sistemas y conocí la Orquesta de Guitarras Armando Morales Barilla. Me sorprendió ver que todos eran varones y pensé que era una orquesta de hombres y que no podría entrar. Pero cuando me aceptaron me di cuenta que no habían otras mujeres porque simplemente no se acercaban para participar”, comenta.
Aunque Katherine sabía más de música popular, la música clásica la atrapó dulcemente, tanto así que se metió en el Conservatorio de Música de la Upoli para aprender solfeo y recibir clases de guitarra clásica.
Ahora planea continuar en la orquesta que la ha visto desarrollarse como guitarrista desde octubre del 2010 y apoyar en la organización de eventos, pues es ahí donde siente que les hace falta fortalecerse. “Como todos trabajamos y somos casi 20 integrantes, nos cuesta organizarnos, siempre intentamos presentarnos al menos una vez al año, pero quisiéramos hacer más eventos juntos”.
A sus 25 años Katherine cree que es necesario que las mujeres participen más en la música, pues aunque ha mejorado con los años, la presencia femenina todavía necesita más amplitud. “Como hemos tocado en otros países, desde Guatemala, El Salvador y Estados Unidos, he visto que hay orquestas solo de mujeres, pero todavía no tantas como quisiera y menos en mi país. Me encantaría formar parte de algo así. Mis amigas me dicen enseñame a tocar guitarra, pero generalmente las mujeres somos demasiado vanidosas, con la guitarra pasa que hay que tener las uñas cortas y duelen los dedos cuando se está aprendiendo. Además, el machismo es fuerte y a muchas les dicen que ese instrumentos es de varones”.
Las presentaciones más memorables para ella fueron en el Salón de los Cristales en el Teatro Nacional Rubén Darío en la XII Temporada de Música Clásica y en el Festival Internacional de Guitarra. Sin embargo, en lo personal Katherine recuerda con mucha alegría el día que tocó junto a Thomas Alterman, un saxofonista inglés, para los niños de Casa Alianza en septiembre del 2013.
“Conocí a Tom Alterman en el cumpleaños de una prima que trabajaba en Casa Alianza junto con él como voluntario. Se enteró que yo tocaba guitarra y me pidió que le enseñara canciones nicaragüenses para tocarlas con el saxofón. Nos reunimos varias veces y se nos ocurrió preparar unas piezas para presentarle a los niños de Casa Alianza. Fue una experiencia muy enriquecedora compartir con esos niños que tienen una vida tan difícil, muchos de ellos hasta se interesaron por aprender a tocar un instrumento. Transmitir lo que hacemos con la música fue muy bonito, además que hice un nuevo amigo al otro lado del mundo y aprendí mucho”.