Las distancias con las generaciones adultas se modifican: ahora los jóvenes saben cosas que los adultos no saben, generando discursos paralelos que afectan inclusive la vida familiar y el sistema educativo. Esto hace que la participación juvenil no solo sea un derecho, sino que también es una parte insustituible del conocimiento de las situaciones y alternativas (La contrucción de políticas de juventud en América Latina, autora Dina Krauskopf, 2000).
El estudio del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP) “Generaciones para la paz. Juventudes, diálogo y propuestas para Centroamérica.” Revela que una opinión muy generalizada en las sociedades de Centroamérica, es que las juventudes son apáticas, que se involucran poco en la política y se distancian de lo institucional. Sin embargo, la gran mayoría de la población adulta supera en años acumulados de no participación política o social a los jóvenes de las generaciones actuales.
El debate es muy interesante cuando hablamos sobre el relevo generacional. Están quienes alegan que la única manera de lograr el cambio es por medio del diálogo intergeneracional. Sin embargo, muchos procesos políticos son sucedidos por personas adultas, dejando a un lado al conglomerado de ciudadanos que conforman la mayoría, la juventud.
Según el estudio del IEEPP para las juventudes de la región el diálogo intergeneracional debe tener tres pilares fundamentales: superar el adultismo que impide el respeto y escucha a la juventud, tomar en cuenta las capacidades de los jóvenes para generar cambios sorprendentes y encontrar un lenguaje neutro, pues el de los adultos es más complejo y el de la juventud más global: tratar temas de común acuerdo con base a nuevas ideas: buscamos espacios que integren y mejoren las experiencias de adultos y jóvenes.
Una de las personas consultadas en Nicaragua señaló “… no se puede decir que las juventudes son apáticas a las políticas, pues están haciendo política desde distintos espacios y de diferentes maneras, como en la protección del medio ambiente, en el emprendimiento, en sus relaciones familiares o en el ciberactivismo, por mencionar algunos.”
En la investigación se hace énfasis en la comprensión del fenómeno de la violencia, la inseguridad y la democracia en la región centroamericana, poniendo en el centro de la acción a los actores jóvenes, para fortalecer sus capacidades de participación desde un enfoque intergeneracional. El reto está en convertir estos procesos de diálogo atractivos para las diferentes generaciones.
La investigación señala que quienes participan en las organizaciones juveniles y movimientos sociales, gremiales, culturales, deportivos o eclesiales, cuentan con mayor autoconfianza y capacidad de agencia., entendida como la habilidad que tiene una persona de tomar las riendas de su propio destino y empoderarse, entendido éste como el proceso de adquirir poder, personal y colectivo, según el Informe Nacional de Desarrollo Humano 2011: Las juventudes construyendo Nicaragua.
La importancia del revelo generacional también responde al bono demográfico. Con el pasar de los años, las instituciones, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil necesitan nuevas voces que por medio de lenguajes atractivos respondan a las inquietudes de las nuevas generaciones. Si existe el interés de actuar, es momento de hacerlo en conjunto. Los consejos y saberes de los adultos son en su mayoría acogidos por los jóvenes que buscamos vivir en una Nicaragua de paz, con menos violencia e inseguridad en nuestras comunidades.
Con información del más reciente estudio del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP) “Generaciones para la paz. Juventudes, diálogo y propuestas para Centroamérica.”