El ejercicio de la lectura puede ser bastante solitario, por lo menos hasta donde nos lo han enseñado. En cambio con los álbumes ilustrados se propone un ejercicio más dialogante.
La lectura de álbumes ilustrados puede ser una experiencia grata tanto para padres e hijos, pero también implica un involucramiento (de parte de los adultos) mucho más profundo. Con otro tipo de libros (quizás más fáciles) el adulto puede desligarse más fácilmente. En cambio los álbumes ilustrados piden creatividad para ser contados.
En general las ilustraciones en los álbumes ilustrados, tienen una responsabilidad narrativa sumamente importante, incluso llegando a prescindir del texto en algunas ocasiones. A través de esta publicación les comparto un libro que ejemplifica lo maravilloso de esto: ‘Teléfono descompuesto’ de Ilan Brenman y Renato Moriconi.
Este libro consta de 28 ilustraciones (pinturas de Renato Moriconi). No hay texto, por lo menos no de manera explícita: quien lee tiene que crearlo.
Quienes se animen a leer este tipo de libros con sus hijos, tendrán la oportunidad de fomentar el hábito de la lectura a través de un método realmente efectivo: el del gozo y el cariño. Con los libros sin textos, tienen la posibilidad de relatar la historia de manera diferente, cada vez que se cuenta. Así, su re-lectura es entretenida y permite descubrir nuevos significados.
Podés encontrar este libro (y muchos más del Fondo de Cultura Económica) en ¡Libros para Niños!
Escrito por Lula Mayorga