Las historias que contaremos a continuación fueron recopiladas en conversaciones de chavalas y chavalos deportistas que se vieron maltratados en sus colegios y por sus hogares. Fueron momentos difíciles de nadar contra la corriente, sin embargo, hoy siguen siendo deportistas y han alcanzado sus metas con bastante paciencia y lucha diaria.
Paola cumplió 15 años y recibió una medalla de mejor jugadora de la selección de football de secundaria. Desde pequeña dedica sus recreos a practicar este deporte en las canchas donde únicamente jugaban hombres.
Acaba de sonar el timbre para regresar a los salones de clases y Paola es detenida por la supervisora de secundaria, quien le dice: «Por favor, usted ya sabe que no puede andar corriendo en los pasillos para regresar al salón de clases, deje de jugar volleyball en los recreos que llega muy sudada al salón y esa no es la postura que una niña de 12 años debe de tener».
Paola volvió a casa y le confesó todo a su mamá. Se sentía frustrada y culpable de no querer estar sentada como algunas de sus compañeras durante los recreos. Ella deseaba jugar volleyball y entrenar la mayor cantidad de tiempo posible.
La mamá, al igual que la supervisora, le pidió que dejara de andar jugando en los recesos, pues ya es casi una mujercita y qué pensarán de ella. La impotencia la hizo no darse por vencida, continúo jugando volleyball durante los recreos y muy pronto empezó a llamar el interés de otras chavalas, que ahora, traían shorts y camisetas extras para no llegar «sudadas» al salón de clase. Ya no las podían detener.
Martín tiene 13 años y juega en el equipo de basketball de su escuela. Están en el campeonato final y faltan 10 minutos para que termine el segundo tiempo. El marcador lleva una diferencia bastante estrecha a favor del equipo de Martín.
Él es delantero y acaba de perder la pelota lo cual le da ventaja al equipo contrario. Durante el tiempo de descanso, es llamado a banca por su entrenador, quien le agarra el brazo y lo empieza a regañar haciéndolo sentir el peor jugador de la historia.
Todos sus compañeros se burlaban discretamente en el momento de las palabras soeces que recibía de su entrenador, sin embargo, nadie dijo nada y todos hicieron los desentendidos. Es muy común que en la escuela o en el colegio un entrenador maltrate a los estudiantes del equipo deportivo. Muchas y muchos prefieren guardar el silencio como «pacto al equipo»
Martín guardó silencio por varios meses y dejó de asistir a los entrenamientos. Sufrió de depresión después del campeonato, sus amigos durante los recreos le hacían bullying y lo dejaban en banca mientras entrenaban. Toda esta situación al entrenador le hacía gracia. Mientras que Martín poco a poco se desligó de su pasión hasta dejar de hacer deportes durante el colegio.
Hoy en día, Martín es el jugador más importante del equipo de basketball de su universidad. «Me parece mentira que desde esa vez que me regañaron me separara de mi pasión por jugar basket», nos confiesa Martín al terminar la liga entre universidades, donde ganó la medalla a mejor jugador de la liga.