El magnetismo del cine atrajo a Nicolás Abaunza desde muy niño, ahora lo demuestra con su creatividad y pasión por las historias visuales.
Nicolás, o «Nico» a como lo conocen sus amistades más cercanas, comenzó su camino hacia la dirección cinematográfica viendo demasiadas películas con sus padres.
Luego tuvo sus primeros intentos audiovisuales cuando filmaba cortos con sus amigos y los editaba en Movie Maker. Solo fue cuestión de tiempo para que se diera cuenta que eso es lo que quería hacer toda su vida.
«Mis padres querían que estudiara política y yo tuve que convencerlos que lo mío era el cine. Con el tiempo me apoyaron y fui a Francia a estudiar Dirección de Fotografía, hice varias pasantías en largometrajes como asistente de cámara en París y ahí me fui desarrollando».
Aunque Nico es director de profesión, lo suyo es la fotografía audiovisual y considera que como director no piensa tanto en la dramaturgia sino en lo que puede transmitir fotográficamente.
«Me gustan las cosas lentas, sugerentes, metafísicas, pero acá es bien es bien difícil desarrollarse en cortometrajes, por eso más que todo lo que he hecho es documentales y comerciales».
De hecho cuando Nico volvió de Francia, vino a trabajar meramente como asistente de cámara, trabajó en la Pantalla Desnuda haciendo enfoque para Frank Pineda.
Tiempo después se fue metiendo ahí al mundo de los comerciales también, pero siempre como asistente de cámara, cuidando los detalles de cada encuadre.
El viaje con Cierto Güis
Nico es parte del equipo de Cierto Güis, donde cada quien tiene su área de expertise. Ahí él se encarga de todo lo visual fotográficamente hablando. Con ellos hizo el documental Si Buscabas y el video del Enano Cabezón de Nemi Pipali.
Ahora están trabajando en el proyecto de debate llamado Zona de Transición y están haciendo El Ascenso, un cortometraje de ciencia ficción donde él es el director de fotografía.
La idea para este corto nació con Alvaro Cantillano, cuando en uno de los tantos paseos que hacen para explorar nuevas locaciones de filmación, se tomaron con el edificio en ruina del antiguo Colegio Centroamérica en Granada y decidieron que tenían que filmar algo ahí antes que lo derrumben.
«Es algo bien metafórico se trata de un 2096 post-apocalíptico, los humanos se fueron a vivir en ciudadelas bajo la tierra y esperaron 70 años después para volver a salir. Es bien abstracto, se juega mucho con el espacio tiempo, no es una narración lineal».
Hacer mucho con poco
De madre francesa y padre nicaragüense, Nico siempre ha considerado que es importante salir para conocer la industria para volver y replicar lo aprendido.
«Como aquí no hay industria es importante conocerla afuera, salir para aprender y venir a compartir tus conocimientos. Hay que aprender de afuera, sudar afuera, nutrirse, pues uno tiene que saber que el cine es un medio bien difícil y competitivo».
Asimismo, Nico opina que la motivación personal es algo que no se aprende y lo que más debería de tener un entusiasta del cine.
«Filmá con tus amigos, entrená tu manera de contar historias, cometé errores, editá, descubrite, conocé qué funciona y que no. No importa con qué, de repente con poco es que uno se vuelve más creativo. Al final lo que funciona muchas veces es lo más simple».