Mucho han escuchado hablar sobre el aborto, ¿verdad? Pero… ¿habían escuchado hablar sobre el «aborto masculino»? Sí, hombres que abortan, existen muchos más de los que imaginamos. Analicemos la siguiente historia.
Andrea es una muchacha de veinte años, estudia una carrera universitaria en la que le va muy bien. Es feliz, nos cuenta en una cafetería universitaria, le gusta ser como es, pero reconoce que se ha preguntado muchas veces cómo habría sido su vida si hubiese tenido un padre. Sabemos que tuvo uno en los primeros momentos de su gestación, pero éste, como ella misma dice, se «echó para atrás» cuando su mamá le dijo que estaba embarazada.
Este hecho, «echarse para atrás», es lo que algunas feministas empiezan a llamar «aborto masculino», como dice la teóloga María López Vigil, «es como yo llamo a la paternidad irresponsable». El término «aborto» parece explicarse por si solo al adjudicársele por completo la responsabilidad a las mujeres, al ser las únicas que pueden interrumpir biológicamente un embarazo. Se habla de aborto o de abandono por parte de las mujeres, según López Vigil, «es una idea que la realidad diaria desmiente: en nuestro país las mujeres son quienes sacan adelante a sus hijas e hijos con una enorme generosidad, esfuerzos y responsabilidad, mientras los padres de esas hijas y de esos hijos los ‘abortaron’ en la práctica: no reconociéndolos, abandonándolos y despreocupándose totalmente de su suerte».
El estudio de la Red Latinoamericana de Acogimiento familiar hace hincapié en cómo la sociedad califica de «inhumanas» a las madres que no cumplen con la labor maternal, adjetivo que no se relaciona con el abandono de las responsabilidades paternas. «La inequidad de género tiene mucho peso en esta región, persistiendo sobre las mujeres una sobre-exigencia a partir del ‘mito del instinto maternal’ y la legitimación del abandono y la violencia ejercida por los varones en un contexto de fuerte machismo», cita el estudio.
Los invitamos a escuchar el siguiente diálogo radiofónico, a partir del libro Otro Dios es posible, de María y José Ignacio López Vigil.
En América Latina, uno de cada tres hogares tiene al frente a una mujer sola, la mayoría abandonada por hombres irresponsables. En América Latina faltan padres. Lo demuestra el número creciente de madres solteras. En la mayoría de países, una de cada tres madres es “soltera”. En América Latina, se practican cinco millones de abortos cada año. La inmensa mayoría son abortos masculinos, abortos provocados por la irresponsabilidad de los hombres, por su violencia, por su sexualidad basada en el abuso de poder. Las iglesias y los gobiernos que tanto persiguen el aborto de las mujeres, que las penalizan y condenan, harían bien en luchar por prevenir y erradicar el aborto masculino, el principal causante de casi todos los abortos.
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