«Soy muy obsesiva con la gente a la que le tomo fotos, a veces y hasta les sofoco”, comentó hace un par de años con ojos risueños y una risa tímida muy característica de ella, mientras continua disparando el obturador de su cámara frente a su modelo.
Mayerling García se especializa en la composición creativa, pero ha sido reportera gráfica el tiempo suficiente como para saber lidiar con lo instantáneo. En sus imágenes logra mostrarte ambientes oníricos, detalles geniales y rostros tan diversos e impactantes entre miles de miradas y gestos.
Su imagen predilecta en aquel tiempo era la de una joven acostada en un mar de repollos morados, para muchos todo tiene sentido y cobra vida mágica a través de sus ojos.
Su primera cámara fue una Konika Minolta, con ella comenzó en su casa natal en Estelí donde le tomaba fotos a su abuela, al pueblo y a los niños en la Estanzuela. Cuando entró a la universidad comenzó a concursar con sus fotos en el Festival de Comunicación Ricardo Morales Avilés y siempre quedaba en el primer lugar, por lo que eso le dio alas y consiguió trabajo en un periódico capitalino.
Es difícil para ella saber qué es lo que le llama la atención, «puedo estar en un lugar y algo o alguien me llama la atención pero es algo bastante personal tiene que ver con un recuerdo o una imagen que me resulta hermosa visualmente». Ahorita está trabajando en proyectar imágenes de la gente en un sauna, fotografiar a las personas que asisten en momentos espontáneos sin emitir juicio sobre ellos y con retratos cerrados del lugar. El lente de Mayerling últimamente se ha nutrido en historias más cercanas, personas del día a día y la cotidianeidad, «me he dado cuenta que las historias más cercanas, son para mí las más interesantes». Por otro lado, sus trabajos personales como El Crucero y Karawala están un poco alejados de cuestiones sociales, «es decir, no intento mostrar una realidad o contextualizarlas. Ambos trabajos están más relacionados a atmósferas oníricas y literarias de espacios y tiempos de lugares y gentes».
Cuando la contratan, generalmente trabaja en temas de género, entonces ahí suele fotografiar niños y mujeres, pero en su trabajo personal no tiene preferencias entre hombres o mujeres porque es algo meramente intuitivo. De hecho, lo que captura en su tiempo libre es lo que más le llena. «He centrado mi trabajo con Ongs en cuestiones sociales contemporáneas con un enfoque muy íntimo, pero realmente prefiero siempre que se hable de mi trabajo personal que es lo que realmente me gusta y por lo cual me convertí en fotógrafa. Es decir, no comencé como fotógrafa comercial. El trabajo personal es el que más me ha costado, el que menos remuneración económica me ha dado, pero de los que más satisfacción como fotógrafa he logrado. Mi trabajo ha sido exhibido nacional e internacionalmente en Nicaragua, España, Brasil, Argentina, Estados Unidos, Alemania, India, República Checa».
Podés encontrar a esta impresionante fotógrafa en Tumblr y en Facebook. También contactarla a su correo: [email protected]
Escrito por Malva Izquierdo