Mafia Funk suena a dulce cálculo, a compás azaroso de caderas alegres y una deliciosa maña de hacer puentes y bemoles con una habilidad deliciosa. Burbuja sonora.
Mafia Funk es un colectivo musical, un grupo nicaragüense conformado por María José Ocarina a cargo de la batería, Aris Rodrigo con el bajo, Kervin Rodríguez en el saxofón, la flauta y voces, Osman Delgado con el violín, Bayardo Martínez en la guitarra eléctrica y voces, Marvin Valdivia en la guitarra rítmica y voces y Prabhupada Plazaola en variada percusión menor.
Mi cuerpo, el gran espíritu y yo tuvimos el placer de disfrutar del primer concierto que Mafia Funk hizo en Masaya, (Ático Bar. Abril, 2015). Me fue imposible durante el concierto no asombrarme, no disfrutar con la piel de cada momento, no bailar.
Los apuntes que siguen son notas sueltas que redacté al día siguiente del concierto y que he retocado para su publicación exclusiva en Managua Furiosa. Lamento no haber escrito una crónica de la inolvidable noche, pero ahí van estas descripciones caprichosas de mis impresiones.
A partir del primer concierto de Mafia Funk en Masaya
*Escucho el vaivén de tanta sonoridad familiar renovada: la música de El Güegüence traicionado por la perfección, Mafia Funk tiene vocación visual, diluye un ritmo de la tradición para elevarlo a categoría de cumbia que tiende a cierto clímax de jazz frenético. El proceso de enlaces rítmicos que nos regala Mafia Funk es tan creativo como tan celebrador de lo tradicional.
*Mafia Funk no “toca” funk, lo toma táctilmente como si fuera la siembra gaseosa de corcheas en el aire comprimido e íntimo del interior del bar, proponen una forma de vivir o vivenciar el funk como ventana hacia todo lo que el silencio haga convertible en belleza.
*La noche se abre al bailongo. La intimidad reina en el ambiente, ya lo dije. Mi cuerpo se habla con otros cuerpos. Mafia Funk fabrica la magia de un inesperado (pero oportuno al oído) merengue-reggae. Un diálogo entre percusiones, abiertamente afro, bailante y bailable, aflora entre varios cuerpos que danzan, siguen la ritmicidad marcada, al fondo, por el bajo que con su propio peso específico evita el virtuosismo exhibicionista. Buen bajo diluido en salserías fugaces. Pauta de base inconfundible. El aire se llena de vientos amarillos.
*Este grupo me hace pensar en Cuba… ¡Llegó Super-man bailando rumba!
*De pronto, una cumbia de talalate convive con el ¡plum-pu-cá! de las congas golpeadas con un virtuoso percutido de unas manos que no se cansan, en un difícil equilibrio entre lo inocente y lo exuberante. Golpes continuos, alineados y expandidos con sabor, desparramados en derrumbe de soluciones y caídas creativas.
*El bailongo sigue. No paramos de conocernos desde el cuerpo. Mafia Funk llueve música por los poros. Los poros, las pieles. Unas cabalgatas acubanadas del violín despiertan una batería que ante todo se divierte con la perfección combinatoria.
*Hasta cierto vaivén de descarga romántica que se filtra por una clave que reinventa otra vez el merengue, pero ahora con mayor complicidad de equipo, el silencio como algo sobre entendido y misterioso que hace brotar las corcheas.
*Sonoridad vivaz. Sonoridad voraz, imparable. Lo vientos aún más amarillos. Música de fiesta en todo el cuerpo.
*Sones latinos y licencias del jazz, plasticidad de cambios. Mafia Funk es eso. Remolino que crece. Emoción que estalla en forma de espiral.
*Todo es cíclico, pero se renueva. Mafia Funk cierra un tiempo abriendo con naturalidad otro tiempo más colorido. Un siete por ocho vuelve a pasar con color caribeño pero esta vez más terráqueo, marcado, seco como a propósito.
*Salta de pronto el cuerpo en sones naturales de samba o cierto montuno ya francamente dominador del ambiente. ¡Oe Compay!
*Mafia Funk quiere dejar claro que caminar es hacer funk, que es funkeable todo lo que sea bailable, lo sabroso al cuerpo: la fusión desde el pretexto de un género como punto de partida.
*Gracias Mafia Funk por hacerme recordar que la música acompaña el sentido que cada cual le da a su vida.
Por Ezequiel D´León Masís (escritor nicaragüense)