Nineth Larios es maestra de música en el Centro Cultural de Batahola Norte, en donde se formó artísticamente en otras vertientes del arte como la danza, el teatro y la pintura. Sin embargo, a lo que se dedica con entrega impetuosa es a pintar murales y a presentarse en eventos culturales con su hija, Brisa, quien toca cuatro instrumentos a su corta edad de 11 años. «Nosotras hacemos un dúo: ella toca la marimba y yo la guitarra, cantamos canciones típicas nicaragüenses en diversos lugares para promover nuestra cultura. También hago joyería y accesorios rústicos».
Desde muy niña Brisa recibió clases de su madre, «a los tres años ya le había dado una flauta, le tapaba dos hoyitos y ya hacía sonidos. A los cinco años la agarraron para clases de piano. Más adelante se metió a clases de marimba y se conectó con la música nicaragüense, luego empezó con el corno y a los nueve años eligió la guitarra. Ahora está sacando la carrera de guitarra clásica, ya se ha presentado en el Palacio de la Cultura y en otros lugares», expresa orgullosa.
Su hijo mayor Ludwig de 17 años también se siente atraído por el mundo de las melodías. Aprendió a hablar con la música, a tocar la flauta dulce y ahora está en clases de guitarra y flauta traversa, «me siento afortunado, como si tuviera una gran oportunidad porque tengo una profesora en mi casa (risas), en un futuro me gustaría aprender a tocar la viola», expresa Ludwig.
Nineth cuenta que aunque impulsa a sus hijos a terminar las clases, quiere que sean libres de escoger lo que les gusta hacer. «Yo detestaba la escuela, estudié porque había que hacerlo, pero lo mío era la música. Desde los 7 años empecé en clases en Batahola y en cuanto salí de la secundaria hice mi carrera en pintura en la Escuela de Bellas Artes del Palacio. Vengo de una familia numerosa, de madre soltera y me puse a trabajar con la música y pintando desde muy joven. Disfruto mucho tocar y enseñar más, por eso he guiado a mis hijos de manera abierta, les digo que se relajen que estudien pero que también disfruten lo que les gusta».
Asimismo Brisa quiere terminar sus estudios para darle más rienda suelta a su pasión, aunque confiesa que en un futuro quisiera ser profesora de música como su mamá. «Cuando yo estoy estresada siempre me relaja tocar mis instrumentos, siempre he escogido lo que quiero aprender a tocar y el que más me gusta es el piano y la marimba. Estoy en la orquesta Margarita de Navarro del Centro Cultural Batahola Norte y también participo en la orquesta infantil. A los cuatro años me metieron a cursos en el Centro Cultural, pero no me querían agarrar porque era muy pequeña. Al final me aceptaron y ahí se dieron cuenta que sí sabia tocar y que me gustaba, lo disfrutaba mucho. Entonces me convertí en la más chiquita del grupo».
Por su parte, Nineth siente que esta conexión con sus hijos es más que importante. «Yo amo lo que hago y lo comparto con mis hijos, eso lo disfruto muchísimo, sobre todo cuando mis hijos tocan, porque manejan varios instrumentos y son tan jóvenes. Para mi es grande, porque trabajamos en lo que nos hace felices y aunque la parte financiera no sea buena o segura, sí es muy gratificante compartir lo que nos apasiona», puntualiza.
Escrito por Malva Izquierdo
Fotografía: Malva Izquierdo